Los mapas que revelan c¨®mo la miner¨ªa y la palma le han comido terreno a los bosques en Colombia
La plataforma MapBiomas muestra el deterioro del suelo y la gran p¨¦rdida de cobertura natural, impulsadas por varias actividades econ¨®micas y el calentamiento
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El suelo de Colombia, puesto bajo una lupa. La Fundaci¨®n Gaia y el MapBiomas Network han estudiado minuciosamente c¨®mo se han ido usando los m¨¢s de 1.140.000 km2 del pa¨ªs andino desde 1985 y las conclusiones no son nada halag¨¹e?as. En apenas 38 a?os, la miner¨ªa aument¨® un 245,6% y el cultivo de palma aceitera creci¨® 349.400 hect¨¢reas, una superficie que duplica la de la Ciudad de M¨¦xico y es superior a la del departamento colombiano del Atl¨¢ntico. La otra cara de esta moneda, la de la actividad econ¨®mica desmedida, es la enorme p¨¦rdida de la cobertura natural y el deterioro de la tierra. As¨ª, en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas, se ha extinguido el 7,5% de la vegetaci¨®n natural y 4,4 millones de hect¨¢reas de bosques. Es como si 27 Bogot¨¢s de selva se hubieran esfumado.
La finalidad de la plataforma MapBiomas Colombia, un proyecto liderado por las dos organizaciones mencionadas y la Red Amaz¨®nica de Informaci¨®n Socioambiental Georreferenciada (RAISG) es recopilar, almacenar, visualizar y analizar 38 mapas de cobertura del pa¨ªs para ¡°tomar mejores decisiones sobre planeaci¨®n y transici¨®n energ¨¦tica¡±. As¨ª lo considera Silvia G¨®mez, directora de la Fundaci¨®n Gaia Amazonas, quien defiende que esta herramienta ¡ªque se har¨¢ p¨²blica este jueves en este link¡ª puede enriquecer mucho el debate e incidir en la planificaci¨®n territorial y la protecci¨®n de la biodiversidad del pa¨ªs. ¡°El lanzamiento es una invitaci¨®n a otras organizaciones para que se sumen, desde sus conocimientos y experticia, a tomar partido. A incidir en un cambio¡±, a?adi¨® mediante una videollamada.
El descomunal aumento de la miner¨ªa llam¨® especialmente la atenci¨®n de Adriana Rojas, coordinadora de MapBiomas Colombia: ¡°Si bien universidades y otros estudios colombianos han desarrollado sistemas de monitoreo, la presencia de miner¨ªa es mucho mayor de la que imagin¨¢bamos¡±. Las zonas con mayor extensi¨®n de terreno dedicado a la actividad econ¨®mica son el departamento del Choc¨®, en el Pac¨ªfico colombiano, y el de Guain¨ªa, en la Amazon¨ªa. ¡°Es muy importante conocer estos datos porque son zonas con much¨ªsimos bosques y muy bien cuidados. Y este incremento deber¨ªa de ser una situaci¨®n a evaluar por el Gobierno y la sociedad civil¡±.
Es por ello que ambas organizaciones presentar¨¢n la plataforma este 9 de noviembre en el hotel DoubleTree de Bogot¨¢. El evento ser¨¢ abierto al p¨²blico y tendr¨¢ la presencia de expertos y de miembros de la C¨¢mara de Representantes y de la Secretar¨ªa de Ambiente de Bogot¨¢. Para G¨®mez, la urgencia de frenar el incremento de la actividad minera es irrefutable: ¡°Esta produce una degradaci¨®n profunda de la capa vegetal, se deteriora la salud de los bosques y se contaminan irreversiblemente las cuencas hidrogr¨¢ficas. Una vez estos territorios est¨¢n tan afectados, es muy dif¨ªcil recuperar su riqueza¡±. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, tras haber investigado las presencia de metales pesados en la piel, la leche materna y el pelo, ha determinado que en las zonas m¨¢s cr¨ªticas, los ciudadanos han estado expuestos a cifras que triplican las recomendadas.
Amazon¨ªa y Caribe, en riesgo
Los datos desagregados apuntan principalmente a dos regiones de Colombia: el Caribe y la Amazonia. En ambas zonas, la destrucci¨®n del territorio es escandalosa. Las principales amenazas de la costa son la p¨¦rdida de un 12,1% de la vegetaci¨®n natural y el aumento del 632,2% del cultivo de palma aceitera. En esta zona se concentra el 42,1% de toda la producci¨®n de esta en Colombia. Una de las principales consecuencias de las extensas superficies de monocultivos es la enorme p¨¦rdida de biodiversidad y la incapacidad del suelo de regenerarse. Actividades econ¨®micas como estos cultivos o la miner¨ªa han generado hist¨®ricamente tambi¨¦n conflictos entre las comunidades, as¨ª como desplazamientos forzados.
Por otro lado, la Amazonia sufri¨® la mayor parte de la p¨¦rdida de los bosques naturales (2,6 millones de hect¨¢reas, una superficie similar a la de 16 ciudades como Bogot¨¢), siendo los departamentos de Caquet¨¢ (20,3%), Meta (15,5%) y Guaviare (11,5%) los que sufrieron la mayor p¨¦rdida. Espacios antes frondosos han sido reemplazados principalmente por coberturas asociadas al uso agropecuario. Uno de los objetivos de MapBiomas Network es que m¨¢s adelante se pueda separar la agricultura de la ganader¨ªa en sus estudios. ¡°A¨²n no tenemos las herramientas, pero creemos que es muy importante prestarle atenci¨®n a lo que est¨¢ pasando con la ganader¨ªa¡±, reconoce Rojas.
Colombia es el cuarto pa¨ªs, despu¨¦s de Brasil, Bolivia, y Per¨², que se suma a esta iniciativa de mapear el cambio de coberturas y el uso del suelo de Sudam¨¦rica. Venezuela y Ecuador proyectar¨¢n sus lanzamientos a finales de este a?o. Si bien a¨²n no se ha podido comparar los resultados de todos los estudios, Rojas apunta a que la extinci¨®n de los glaciares en Colombia es de los m¨¢s preocupantes de la regi¨®n. En estos ¨²ltimos 38 a?os, ha perdido m¨¢s del 55% de estas estructuras. ¡°Aunque los glaciares de Venezuela est¨¢n a punto de extinguirse, el deterioro de los colombianos es el m¨¢s r¨¢pido de los cuatro pa¨ªses estudiados¡±. Para G¨®mez, ¡°esta es una prueba fehaciente de que el cambio clim¨¢tico es una realidad¡±. La antrop¨®loga y consultora del Ministerio de Medio Ambiente se?ala, adem¨¢s, que el agua que se derrite no es apta para el consumo humano, ya que concentra una gran cantidad de metales pesados. ¡°Estos datos recopilados tienen que servir para pensar en pol¨ªticas en pro de la sostenibilidad y el balance clim¨¢tico¡±, zanja.