El milagro de Rep¨²blica Dominicana: reverdece una quinta parte en 10 a?os
El proyecto de restauraci¨®n de las cuencas del R¨ªo Yaque redujo un 18% la degradaci¨®n del suelo. La gentrificaci¨®n y el cambio clim¨¢tico son las principales amenazas
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Carlos Rodr¨ªguez lleva ¡°toda la vida¡± cuid¨¢ndole la finca a don Franklin. En un rinconcito del municipio de La Pelada, en el coraz¨®n de Rep¨²blica Dominicana, el campesino de 53 a?os conoce las ¡°mil y pico¡± hect¨¢reas del terreno como la palma de su mano. Hoy, desde una parcela aleda?a, ¨¢rida y sin vegetaci¨®n ¡ªla finca de El Negro¡ª admira con las manos en la espalda y la mirada cargada de orgullo la tierra que ha custodiado durante d¨¦cadas. Desde este terreno arenoso del vecino, se alcanza a ver su colina vestida con miles de cedros, pinos criollos y cipreses que se intercalan sin dejar ver el suelo. Los mira como un pap¨¢ a sus hijos crecidos. Ya no se adivinan siquiera los caminos que trazaron Dulce Mar¨ªa Fabi¨¢n y Yakaira Rodr¨ªguez hace 15 a?os, cuando estas tierras eran un secarral y se propusieron revivirlas.
Las dos monta?as llevan siglos mir¨¢ndose. En alg¨²n momento, tanto la de Franklin como la de El Negro, que no quiso repoblar de ¨¢rboles la suya, fueron pr¨ªstinas. Hasta que en el siglo XV, cientos de dominicanos empezaron a habitarlas sin saber muy bien c¨®mo hacerlo. El ¨¦xodo hacia la ruralidad se dio de manera desesperada, con prisas por vivir de lo que produjera la tierra, en un pa¨ªs m¨¢s acostumbrado al mar que al bosque. Los dominicanos lo conocen como la ¨¦poca del ¡°tumba y quema¡±. As¨ª, empez¨® un proceso de ¡°aprovechamiento¡± que acab¨® exprimiendo el territorio hasta las ¨²ltimas consecuencias. El crecimiento poblacional y el turismo salvaje hicieron que mantener la biodiversidad en el pa¨ªs fuera insostenible. Por eso, en 2015, el pa¨ªs caribe?o contaba con casi la mitad de sus tierras degradadas y cientos de familias obligadas a volver a migrar. Ahora, tambi¨¦n fuera de Rep¨²blica Dominicana.
Seis a?os antes de que salieran a la luz estas dolorosas cifras de la Convenci¨®n de Naciones Unidas de la Lucha Contra la Desertificaci¨®n (CNULD), Humberto Checo ya estaba tratando de taponar esta sangr¨ªa ecol¨®gica. ¡°Era evidente, las monta?as se quedaban peladas porque se vend¨ªan las maderas, pon¨ªan ganado o cultivaban agricultura, ten¨ªamos que hacer algo¡±, cuenta desde el volante de su furgoneta blanca con la que ha recorrido el pa¨ªs mil y una veces. As¨ª, en 2009 decidieron poner en marcha el Plan para el Desarrollo de la Cuenca del R¨ªo Yaque del Norte (Plan Yaque), una ONG que aglutina una treintena de organizaciones del Estado y la sociedad civil para proteger la cuenca del r¨ªo m¨¢s grande de Rep¨²blica Dominicana. Un caudal que recorre 298 kil¨®metros de la isla y abastece como puede de agua al pa¨ªs.
A pesar de que Rep¨²blica Dominicana es una isla, el agua es un bien preciado e impermanente. Seg¨²n las estimaciones de Checo, la variabilidad del caudal es cada vez mayor. Es decir, entre las ¨¦pocas de lluvia y el verano, el r¨ªo pierde o gana el 80% de su agua. ¡°Esto es un indicador del absoluto deterioro de la cuenca¡±, dice. ¡°En una cuenca sana, este porcentaje ser¨ªa del 20%¡±. Las sequ¨ªas cada vez m¨¢s prolongadas y las lluvias m¨¢s intensas han desequilibrado muchos de los ciclos h¨ªdricos; el cambio clim¨¢tico tambi¨¦n ha dejado su huella aqu¨ª. Otro de los problemas es la falta de cobertura forestal. En un ecosistema biodiverso, los ¨¢rboles retienen como una esponja la lluvia que cae y la dosifican de a poquitos. Sin estos, el agua se escurre como al derramar un vaso sobre una mesa.
¡°Somos curas evangelizando¡±
El funcionamiento de Plan Yaque es tan sencillo como eficiente: convencer a los terratenientes de que reforestar sus fincas tambi¨¦n es beneficioso para ellos. Tras varias asambleas comunitarias en diferentes zonas del pa¨ªs, Checo y el resto del equipo empezaron a armar un ej¨¦rcito de l¨ªderes comunitarios que se mov¨ªan por decenas en 19 de las 52 microcuencas del R¨ªo Yaque. Hoy trabajan en el 16% del territorio. Todos conoc¨ªan los beneficios ecosist¨¦micos de la reforestaci¨®n e iban explic¨¢ndolo hacienda a hacienda; due?o a due?o. El inestable acceso al agua, que ha sido el dolor de cabeza de todos los agricultores dominicanos, se convirti¨® tambi¨¦n el argumento infalible para persuadirlos. ¡°Somos como curas evangelizando¡±, dice Checo entre risas.
¡°Al principio, los due?os te preguntan: ?y yo qu¨¦ gano con todo esto de plantar ¨¢rboles en mi terreno?¡±, cuenta Dulce Mar¨ªa Fabi¨¢n Ortiz, de 53 a?os. ¡°Y cuando les explicas que as¨ª se van a asegurar agua en 10 o 15 a?os, lo piensan con m¨¢s calma¡±. As¨ª pas¨® con don Franklin quien, dice Ortiz, est¨¢ ¡°muy contento¡± con los resultados. Desde hace 15 a?os, su finca ha visto a su vecina en un marr¨®n perenne mientras que en ella se sembraban 50.000 ¨¢rboles, su interior se llenaba de agua y llegaban cotorras, colibr¨ªes y serpientes a llenar la casa nueva.
En 2019, tras una d¨¦cada de trabajo intenso del Plan Yaque y otros proyectos ambientales en la isla, el pa¨ªs restaur¨® un 18% de las tierras degradadas. Esta es la segunda mayor recuperaci¨®n de tierras de Am¨¦rica Latina, despu¨¦s de Hait¨ª, si bien el organismo no ha podido hacer un an¨¢lisis exhaustivo de este caso por falta de datos comparables.
Am¨¦rica Latina contaba con el 21,89% de sus tierras degradadas (unos 378 millones de hect¨¢reas) en 2019; una proporci¨®n que equivale, aproximadamente, a tres veces el tama?o de Colombia. Para Andrea Meza, secretaria Ejecutiva Adjunta de CNULD, el logro de Rep¨²blica Dominicana es ¡°impresionante¡±: ¡°Es el ejemplo de que se puede revertir la degradaci¨®n del suelo sin que esto suponga un decrecimiento econ¨®mico, como muchos nos hacen creer¡±. En 2010, el pa¨ªs hab¨ªa generado casi 54.000 millones de d¨®lares; en 2019, su PIB alcanz¨® los 89.000 millones. ¡°Lo m¨¢s costoefectivo es tener un medioambiente sano y hacer de la naturaleza un gran amigo; un aliado¡±.
Una visi¨®n que comparte Ortiz. Como ella, hay hoy cerca de 280 l¨ªderes en todo el pa¨ªs, que cobran unos 135 euros mensuales por este valioso trabajo. Empiezan por elegir bien qu¨¦ propiedades pueden servir, y pactan con sus due?os el aprovechamiento que querr¨ªan darle. ¡°Todos ganamos¡±, dice Yakaira Rodr¨ªguez L¨®pez, de 38 a?os, otra de estas lideresas. Entre Ortiz, Rodr¨ªguez y otras ocho personas eligieron qu¨¦ ¨¢rboles repoblar¨ªan la falda de la monta?a y c¨®mo establecer un plan de plantaci¨®n que se demorara menos de tres a?os. Hoy visitan el terreno despu¨¦s de a?os sin verlo y recuerdan todo el esfuerzo que emplearon. ¡°Pero vali¨® la pena, mira este riachuelo qu¨¦ limpio y qu¨¦ caudaloso¡±, dice Rodr¨ªguez a orillas de un peque?o caudal de agua helada. ¡°El suelo ahora se mantiene mojadito¡±, cuenta arrodillada Ortiz.
¡°Quieren seguir haciendo ¡®Punta Canas¡¯ de todo el pa¨ªs¡±
En el camino hacia la finca que vigila Carlos Rodr¨ªguez, Checo ve al pie de la carretera a cuatro alba?iles trabajando en la construcci¨®n de una casa lujosa con vistas a la inmensidad del verde y al propietario observando desde un lado. Cuenta que es para una segunda residencia y que lleva toda la vida trabajando para poder jubilarse en un lugar ¡°tranquilo como este¡±. ¡°Est¨¢s construyendo tu casa en un lugar donde solo deber¨ªa de haber ¨¢rboles¡±, le espeta Checo, visiblemente inc¨®modo. ¡°T¨² crees que no eres rico, pero lo eres. Y por eso crees que tienes derecho sobre esta otra riqueza¡±, zanja. Hay temas que crispan al ingeniero forestal y la gentrificaci¨®n es uno de ellos. ¡°Los turistas y la clase alta dominicana ya arrasaron con las playas y ahora est¨¢n yendo a por las zonas de monta?a. Quieren seguir haciendo Punta Canas de todo el pa¨ªs¡±.
Rep¨²blica Dominicana recibi¨® m¨¢s de siete millones de turistas entre enero y agosto de 2023, un 25% m¨¢s que en el mismo periodo de 2022, seg¨²n datos del Ministerio de Turismo. Es por ello que los t¨¦cnicos del proyecto de Plan Yaque y de Pagos por Servicios Ambientales (PSA), como Josefina Beltr¨¦, eligen con tanta precisi¨®n las propiedades que quieren reverdecer. ¡°Seleccionamos zonas en pendiente para que si los due?os de las fincas cambian de idea m¨¢s adelante, no tengan capacidad de cambiar el uso del suelo y hacer un hotel o segundas residencias. Una finca como esta tampoco podr¨ªa m¨¢s adelante ser usada para ganader¨ªa o cultivos extensivos. La reforestaci¨®n es una forma de blindar estos territorios¡±. Y zanja: ¡°Una vez se reforesta, no se vuelve a ver desnudo. Porque se puede aprovechar pero nunca dejarlo pelado¡±. Para Meza esta es una de las grandes asignaturas pendientes de la regi¨®n: ¡°Los pa¨ªses tienen que apostar por la planificaci¨®n integrada del uso del suelo, tener buenos marcos legales y herramientas que se implementen. No nos confundamos, la gesti¨®n del suelo no solo es una forma de conservar, es la manera de elegir el desarrollo que queremos¡±. Y zanja: ¡°Basar nuestra econom¨ªa solamente en sistemas extractivistas solo traer¨¢ a la regi¨®n pobreza, violencia y migraci¨®n¡±.