Ocho razones para viajar a Santo Domingo m¨¢s all¨¢ del hotel todo incluido
Playas y alojamientos convierten a la Rep¨²blica Dominicana en un destino perfecto para el descanso, pero sus encantos se despliegan tambi¨¦n por una capital que merece ser explorada
Santo Domingo, la capital de Rep¨²blica Dominicana, no es mera puerta de entrada al pa¨ªs caribe?o. Es su quintaesencia y un motivo de peso para abandonar la tumbona del hotel. Pionera en Am¨¦rica (es la primera ciudad, tiene el primer fort¨ªn, la primera catedral, primera universidad, primer hospital¡), el colorido y la vitalidad de la ciudad son un flechazo que atrapan a quien se aventura en su exploraci¨®n. Estos son ocho motivos por los que merece la pena hacerlo.
1. La plaza de Espa?a
La plaza de Espa?a o de la Hispanidad es, para entendernos, la plaza Mayor. El ombligo hist¨®rico de Santo Domingo pero tambi¨¦n tur¨ªstico. Terrazas y restaurantes tentadores ¡ªservidos con derroche de simpat¨ªa¡ª escoltan al edificio m¨¢s ic¨®nico, el Alc¨¢zar de Col¨®n (Diego Col¨®n, el hijo). Reconstruido con mimo y amueblado con piezas valiosas que transmiten la atm¨®sfera virreinal y narran el pasado a turistas y a raudales de escolares que parecen inagotables.
2. Paseo por Las Damas
La calle de Las Damas fue la primera calle del que se conoci¨® como el Nuevo Mundo. Lleva desde las Casas Reales, junto a plaza de Espa?a, hasta el fuerte del antiguo puerto. Parece que los a?os no pasan por ella: los mismos aires, los mismos nobles edificios, ahora convertidos en hoteles boutique o tiendas exquisitas. Las Casas Reales son un complejo muse¨ªstico, laber¨ªntico, que puede llevarse la ma?ana. Poco m¨¢s all¨¢ est¨¢ el Pante¨®n de la Patria, en la antigua iglesia de los jesuitas, con sus jardines. En la misma acera, la Kahkow Experience ilustra la aventura del cacao e invita a confeccionar creaciones propias.
3. El fuerte Ozama
Al final (o principio) de la calle de las Damas, el fuerte Ozama vigila la confluencia del r¨ªo del mismo nombre con el mar Caribe. Fue el primer fort¨ªn de piedra, construido para defender el antiguo puerto y la ciudad. Esta se cierne desde lo alto de su atalaya como un damero colonial de manual, cuadriculado en torno a la catedral.
4. La catedral Primada
La catedral de Santo Domingo es la m¨¢s antigua, la primera, de Am¨¦rica, con resabios isabelinos (tardo-g¨®ticos). Pura arquitectura casi vac¨ªa, ya ni siquiera est¨¢n aqu¨ª los restos de Crist¨®bal Col¨®n: los huesos se llevaron a La Habana y despu¨¦s, en 1898, a la catedral de Sevilla. A ello se a?ade que el cenotafio que aqu¨ª hab¨ªa se traslad¨® en 1992 al brutalista Faro de Col¨®n, al otro lado del r¨ªo (museo del Descubrimiento). En torno a la catedral, a la sombra de ficus gigantes y nubes de palomas, siempre hay m¨²sica y animaci¨®n. A un paso, en la barroca iglesia de Santo Domingo, estuvo la primera Universidad americana; hoy es escenario codiciado de bodas.
5. Ruinas sagradas
Las ruinas ajardinadas de San Nicol¨¢s son lo que queda del primer hospital de Am¨¦rica. Subiendo desde all¨ª un repecho de casitas de colores, se llega a las de San Francisco. All¨ª quiso crear el Ayuntamiento un centro cultural, gan¨® el proyecto el arquitecto espa?ol Rafael Moneo, pero a la gente soberana le pareci¨® demasiado atrevido y todo qued¨® en nada, otra ruina ajardinada.
6. Calle El Conde
Imprescindible. El Conde se parece m¨¢s a un vergel que a una calle. Peatonal, tomada por terrazas y restaurantes obligados para una pausa, como el Caf¨¦ Segafredo o el Jalao (donde sirven platos t¨ªpicos) y tiendas artesanales cercanas, como La Alpargater¨ªa, fundada por emigrantes aragoneses, donde adem¨¢s de comprar espadrilles se puede comer en el jard¨ªn.
7. El Palacio Nacional
Edificio imponente, muchos reconocer¨¢n el Palacio Nacional, edificio de la sede del Gobierno, porque en ¨¦l se rod¨® La fiesta del chivo (2006), pel¨ªcula basada en la novela hom¨®nima de Mario Vargas Llosa sobre la ca¨ªda del dictador Le¨®nidas Trujillo. Cerca se encuentran otros dos edificios notables, como el Teatro Nacional Eduardo Brito y, sobre todo, el enorme Palacio de Bellas Artes.
8. Merengue, bachata y salsa
En la tierra de Juan Luis Guerra y la bilirrubina, o la lluvia de caf¨¦, tierra que venera tambi¨¦n a Joaqu¨ªn Sabina, hay lugares de sobra donde degustar salsa o merengue sabrosones. Citas recomendables en la Zona Colonial: El Sart¨¦n (¡°la catedral¡± de la m¨²sica caribe?a), Parada 77, Sabina Bar¡ Las playas de Santo Domingo se extienden a lo largo del malec¨®n (avenida George Washington), que es pasarela de runners (de d¨ªa) y cruisers (de noche), flanqueado por hoteles, casinos, bailongos y otros locales de mala vida (que es la buena, como todo el mundo sabe).
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