Seis asesinatos en cuatro a?os: los kakataibo se declaran en emergencia en la Amazonia peruana
Tras el asesinato de Mariano Isacama, las comunidades amaz¨®nicas refuerzan las guardias ind¨ªgenas para defenderse ante el acecho del narcotr¨¢fico y la ausencia del Estado
EL PA?S ofrece en abierto la secci¨®n Am¨¦rica Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscr¨ªbete aqu¨ª.
Herlin Odicio recibi¨® la llamada de tel¨¦fono el domingo. Era el padre de Mariano Isacama Feliciano, su compa?ero del pueblo kakataibo, una etnia de poco menos de 4.000 personas que vive en la Amazonia norte de Per¨². Como ¨¦l, Isacama era miembro activo de la Federaci¨®n Nativa de Comunidades Kakataibo (Fenacoka), donde ambos ocupaban roles de liderazgo. Y, como ¨¦l, hab¨ªa recibido amenazas por WhatsApp desde hac¨ªa varios meses por parte de los narcotraficantes y madereros ilegales que acechaban su ¨¢rea en la regi¨®n de Ucayali, en Per¨².
El padre le dio la noticia por tel¨¦fono: su hijo Mariano, de 35 a?os, no aparec¨ªa desde el viernes por la noche. Herlin pens¨® que tal vez hab¨ªa ido a otro pueblo para participar en procesos locales y regionales de la federaci¨®n. Pero al d¨ªa siguiente, cuando la comunidad celebr¨® la fiesta de San Juan y ¨¦ste segu¨ªa sin aparecer, comenz¨® a preocuparse. Seg¨²n dice, present¨® una denuncia, pero el Estado no tom¨® acci¨®n al respecto. Fue entonces cuando Fenacoka puso en marcha la b¨²squeda del joven de la mano de las guardias ind¨ªgenas. La ma?ana del domingo 14, luego de 22 d¨ªas de su desaparici¨®n, un pescador sinti¨® un olor fuerte en la carretera y encontr¨®, en la cuenca del r¨ªo Yurac, el cuerpo de Mariano Isacama.
Su historia se une a las de m¨¢s de 35 l¨ªderes ind¨ªgenas asesinados en Per¨² en los ¨²ltimos diez a?os. Como Mariano, seis de ellos eran miembros del pueblo kakataibo, quienes han vivido fuertes amenazas desde 2020. La etnia lleva a?os enfrent¨¢ndose al narcotr¨¢fico que se extiende en su territorio, penetrando cada vez m¨¢s dentro de la selva, donde el Estado peruano tiene una presencia d¨¦bil.
¡°Mariano era un l¨ªder comprometido en la defensa de su comunidad¡±, recuerda Enzo Galvez, vocero de la Organizaci¨®n Regional Aidesep, Ucayali. ¡°Siempre estaba dispuesto a ayudar y apoyar en lo que fuera necesario, sin pedir nada a cambio. Narraba eventos deportivos y ceremonias, y se involucraba en cualquier actividad que beneficiara a su comunidad.¡±
Era, adem¨¢s, l¨ªder de diversas iniciativas comunitarias para resistir a la creciente criminalidad que acecha la Amazonia. ¡°Mariano siempre ven¨ªa denunciando que taladores ilegales y narcotraficantes estaban en los territorios¡±, comenta el apu Julio Cusurichi Palacios, vocero del Consejo Directivo de Aidesep, una organizaci¨®n ind¨ªgena peruana que representa a 64 pueblos amaz¨®nicos.
Por eso, las sospechas de qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de su muerte, para los kakataibo, van en una sola v¨ªa. ¡°Creemos que han sido los narcotraficantes¡±, dice Herlin, vicepresidente de Fenakoca. ?l apunta a que fue una venganza por el activismo de Isacama. Si bien su pueblo se ha visto amenazado por el aumento de la miner¨ªa ilegal tras la pandemia, adem¨¢s de la tala ilegal y el tr¨¢fico de manera, para Herlin, los principales retos que enfrenta su comunidad est¨¢n asociados a la presencia del narcotr¨¢fico. ¡°Se convierten en lo que les conviene: madereros, agricultores, ronderos...¡±, enumera.
Isacama no ten¨ªa esposa ni hijos. Deja atr¨¢s a sus padres, ya mayores. ¡°Tratamos de darles apoyo moral y fuerzas¡±, comenta Herlin. ¡°No ser¨¢ mucho, pero debemos hacer algo para seguir d¨¢ndoles esperanza.¡± Adem¨¢s de aumentar las tensiones entre los pueblos ind¨ªgenas y los trabajadores ilegales de la Amazon¨ªa peruana, la muerte de Isacama deja un lastre en el liderazgo de la comunidad. ¡°Siempre estaba presente. El tiempo dir¨¢ cu¨¢nto nos hace falta¡±, apunta.
Morir por defender la tierra
Marcelo Odicio, presidente de Fenacoka, ha viajado en los ¨²ltimos d¨ªas a Lima para reunirse con las autoridades centrales de Per¨² con una misi¨®n era clara: dialogar, hacer ruido y elevar la petici¨®n de su comunidad para que el asesinato de Mariano Isacama no quede impune. ¡°Nos reunimos con el viceministro de Interior [Julio D¨ªaz Zulueta] y nos mencion¨® que ellos mirar¨¢n el caso de manera directa, para acelerarlo¡±, comenta. Entre sus planes est¨¢ reunirse con la fiscal que est¨¢ investigando el asesinato para conocer los avances. Pero la justicia regional en la Amazonia peruana ¨C asegura ¨C est¨¢ muy permeada por el narcotr¨¢fico y la corrupci¨®n. Por eso, en la comunidad temen que no se investigue este crimen como deber¨ªa.
Fue en 2020 cuando asesinaron al primer l¨ªder kakataibo: Arbildo Mel¨¦ndez. Como jefe de la comunidad nativa Unipacuyacu, Mel¨¦ndez sol¨ªa denunciar c¨®mo, a pesar de que fue reconocida en 1995, segu¨ªan sin demarcar su territorio. Alert¨® que estaba recibiendo amenazas y en abril de 2020 ¨C en plena pandemia ¨C le dispararon. Aunque las autoridades atraparon al asesino, lo liberaron cinco d¨ªas despu¨¦s porque ¡°aparentemente no hab¨ªa peligro de fuga¡±. Cuatro a?os y siete meses de esa muerte, el responsable fue condenado a cuatro a?os de prisi¨®n.
Los asesinatos de los otros kakataibos han tenido patrones similares: eran l¨ªderes que denunciaban el narcotr¨¢fico, el tr¨¢fico de tierras y de madera. ¡°Desde entonces, lo que vivimos parece una pesadilla, porque en cualquier momento puede ser alguno de nosotros¡±, lamenta Marcelo Odicio. Ese temor les ha llevado a cambiar sus rutinas, sus horarios, sus rutas de tr¨¢nsito, a vivir en alerta.
En toda la Amazonia peruana, advierte Cusurichi, ¡°se ha vuelto una amenaza defender el territorio¡±. La regi¨®n se ha convertido en una especie de caleta de la que todos quieren sacar provecho. Los colonos, los narcotraficantes y las empresas que se han instalado en zonas cercanas a los territorios ind¨ªgenas, o incluso sobre estas mismas, para adue?arse de la tierra. Ante esto, las comunidades quedan desprotegidas, sobre todo porque, como pas¨® con Unipacuyacu, la titulaci¨®n de tierras colectivas se dilata, prolonga, ignora o nunca sucede a nivel regional.
¡°Hemos visto c¨®mo a ganaderos les titulan tierras individuales, antes de hacerlo con tierras ind¨ªgenas colectivas que lo llevan exigiendo por muchos m¨¢s a?os¡±, explica Odicio. ¡°Las direcciones regionales no quieren titularlas¡±. Por esto, durante su viaje a Lima, adem¨¢s de velar porque el caso de Isacama no quede impune, tambi¨¦n se reuni¨® con el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Eduardo Arana, a quien le pidi¨® que los Gobiernos regionales cumplan con sus funciones, que acaben con ¡°el entrampamiento de los procesos de titulaci¨®n de tierras nativas¡±.
Ante el silencio, impulsar la guardia ind¨ªgena
Al declarar el estado de emergencia permanente en la Amazonia peruana, Aidesep conden¨® ¡°la falta de acci¨®n gubernamental contra las organizaciones criminales y las econom¨ªas ilegales¡±, y afirm¨® que ¡°esta terrible situaci¨®n obliga a las organizaciones ind¨ªgenas amaz¨®nicas a defenderse mediante mecanismos de autodefensa y justicia ind¨ªgena¡±. En otras palabras, ante el silencio, las comunidades ind¨ªgenas han entendido que lo que est¨¢ en sus manos es fortalecer su guardia ind¨ªgena.
¡°Ya hemos socializado esta idea con las bases para que cada comunidad tenga su guardia ind¨ªgena y puedan autoprotegerse¡±, cuenta Marcelo. El siguiente paso, una vez las conformen, es solicitar ante el Gobierno que las reconozca legalmente, que les d¨¦ personer¨ªa jur¨ªdica. ¡°Estamos en el proceso de ingresar los registros ante la Superintendencia Nacional de Registros P¨²blicos para que se oficialicen¡±.
Adem¨¢s, cuenta Cusurichi, han solicitado al Gobierno que ayude a las guardias ind¨ªgenas financieramente. ¡°Necesitamos un presupuesto para la log¨ªstica, internet, y el control y vigilancia, como m¨¢s embarcaciones¡±, comenta. ¡°La estrategia del poder econ¨®mico quisiera ver una Amazonia vac¨ªa. Pero no, nosotros hemos vivido aqu¨ª por miles de a?os y no solo ha sido para nosotros, sino para proteger al mundo del cambio clim¨¢tico¡±.
Herlin Odicio, por su parte, hace ¨¦nfasis que, para el caso de Mariano Isacama, se ¡°realizar¨¢ la justicia ind¨ªgena¡±. Seg¨²n cuenta, sus asesinos ya han sido identificados y las guardias ind¨ªgenas ¡°no dar¨¢n marcha atr¨¢s¡±. En el tono de los tres no se percibe necesariamente nostalgia o derrota. Son comunidades que resisten. Es lo que siempre han sabido hacer. ¡°Nosotros salimos adelante¡±, dice Marcelo Odicio ya en su trayecto desde Lima, de vuelta a su comunidad. ¡°Siempre hemos seguido adelante, pero, esta vez, nos toca salir al frente para asegurar nuestra existencia¡±.