Las protestas contra la explotaci¨®n de una mina de cobre exhiben el choque entre dos ambientalismos en Panam¨¢

Miles de paname?os han salido a las calles para protestar contra la extensi¨®n de un contrato que le permitir¨ªa a una empresa canadiense seguir extrayendo cobre de una mina ubicada en un corredor biol¨®gico protegido. La capital y otras partes del pa¨ªs centroamericano operan desde hace dos semanas en una semi-par¨¢lisis y solo el sector tur¨ªstico acumula cerca de 200 millones de d¨®lares en p¨¦rdidas. La presi¨®n sube y el objeti...

Miles de paname?os han salido a las calles para protestar contra la extensi¨®n de un contrato que le permitir¨ªa a una empresa canadiense seguir extrayendo cobre de una mina ubicada en un corredor biol¨®gico protegido. La capital y otras partes del pa¨ªs centroamericano operan desde hace dos semanas en una semi-par¨¢lisis y solo el sector tur¨ªstico acumula cerca de 200 millones de d¨®lares en p¨¦rdidas. La presi¨®n sube y el objetivo de los manifestantes es claro: la pol¨ªtica extractivista debe terminar para proteger el medio ambiente, por lo que exigen la cancelaci¨®n del contrato.

Del otro lado de la protesta se encuentra el mercado, que tambi¨¦n est¨¢ respondiendo al movimiento en contra del cambio clim¨¢tico. Para reducir las emisiones de carbono, pol¨ªticos y gobernantes en muchos pa¨ªses proponen migrar a coches y maquinarias que operen con electricidad, en lugar de gasolina, ya que ¨¦sta se puede alimentar de fuentes renovables o m¨¢s limpias. Por su alta conductividad, el cobre se ha vuelto un componente clave en esta transici¨®n energ¨¦tica, por lo que se estima que la demanda suba 20% para 2035.

Las protestas en Panam¨¢, aseguran expertos, deben leerse como m¨¢s que una reacci¨®n aislada a un conflicto cl¨¢sico entre empresas extractivistas y comunidades locales. Esta es una historia destinada a repetirse en pa¨ªses en donde no existe una arraigada cultura de la miner¨ªa, lo que empuja a un debate complejo sobre los beneficios globales de la electrificaci¨®n y el destino de los r¨¦ditos que se generar¨¢n a su paso.

Empresas de la automoci¨®n como Tesla, as¨ª como de energ¨ªas renovables y de electricidad, ya cuentan con el cobre paname?o. La canadiense que ha estado operando la mina desde 1997, First Quantum Minerals (FQM), inform¨® a clientes el a?o pasado de que estimaba una producci¨®n de entre 370.000 a 400.000 toneladas de cobre de su mina en el pa¨ªs centroamericano para 2024. ¡°Panam¨¢ es un importante contribuyente a la producci¨®n mundial de minas de cobre y en 2022 era el decimocuarto pa¨ªs productor mundial de minas de cobre¡±, asegur¨® por correo electr¨®nico Ana Rebelo, directora de an¨¢lisis y estad¨ªstica del Grupo Internacional de Estudio sobre el Cobre (ICSG, por su sigla en ingl¨¦s), una organizaci¨®n intergubernamental con sede en Portugal.

¡°A¨²n no ha habido ning¨²n anuncio sobre una pausa en la producci¨®n de Cobre de Panam¨¢ ya que, seg¨²n tengo entendido, las discusiones a¨²n contin¨²an en el Congreso¡±, afirm¨® Rebelo. ¡°En caso de que la mina Cobre de Panam¨¢ tuviera que detenerse temporalmente, por supuesto, afectar¨ªa nuestro pron¨®stico de producci¨®n minera global para 2024¡å.

Las protestas estallaron el 20 de octubre, cuando el Congreso aprob¨® por v¨ªa r¨¢pida la ley que otorgaba una extensi¨®n de hasta 40 a?os del contrato con la filial local de FQM, misma que el presidente promulg¨® inmediatamente. Uno de los argumentos es que no se hizo una consulta p¨²blica, por lo que la Corte Suprema la debe declarar inconstitucional. Cuatro abogados han tramitado los recursos correspondientes, por lo que ahora se espera el fallo de la Corte.

¡°Este es un ejemplo de lo que va a ocurrir con mayor frecuencia en el futuro, dado que la demanda de cobre va a aumentar y por lo tanto vamos a necesitar abrir m¨¢s minas¡±, dice Adri¨¢n Duhalt, acad¨¦mico investigador del Centro en Pol¨ªtica Energ¨¦tica Global de la Universidad de Columbia en Nueva York. ¡°Lo que est¨¢s viendo en en Panam¨¢, anticipo que vamos a ver m¨¢s ejemplos de esos en pa¨ªses con contextos similares, como en el resto de Centroam¨¦rica, en ?frica, en algunos pa¨ªses de Sudam¨¦rica¡±.

En pa¨ªses como Chile, apunta el acad¨¦mico, en donde la miner¨ªa es una actividad econ¨®mica de larga data, la extracci¨®n est¨¢ ¡°socialmente aceptada¡± hasta cierto punto. ¡°Pero en contextos en donde un un proyecto minero enorme tiene implicaciones ambientales m¨¢s visibles, debemos esperar una reacci¨®n natural de la sociedad y de los grupos ambientalistas¡±, opina Duhalt.

Se trata de un choque de ambientalismos. Ciudadanos que habitan pa¨ªses ricos en recursos naturales no quieren ver un deterioro en sus ecosistemas o en la contaminaci¨®n derivado de actividades extractivas, aun si esta actividad pudiera llevar a una transici¨®n energ¨¦tica a nivel global que pudiera beneficiar el medio ambiente.

¡°Aqu¨ª adquiere una importancia estrat¨¦gica la licencia social para operar y el di¨¢logo con las comunidades, porque la transici¨®n tiene que ser justa¡±, se?ala Duhalt, un pensamiento que va muy en l¨ªnea con las pr¨¢cticas mineras que han estado promoviendo organizaciones multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional desde hace, por lo menos, dos d¨¦cadas. Las empresas deben, se?ala Duhalt, acercarse con las comunidades para entender cu¨¢les son sus necesidades, sus capacidades y sus valores. ¡°No puedes llegar a establecer tu voluntad simple y sencillamente porque te ganaste una concesi¨®n¡±, dice.

¡°No deber¨ªamos de tolerar el hecho de que va a haber regiones de sacrificio y regiones que disfruten de los beneficios de la transici¨®n energ¨¦tica¡±, opina Duhalt. ¡°Todo indica que la demanda por cobre va a seguir en aumento y la pregunta es ?de d¨®nde lo vamos a sacar y en qu¨¦ condiciones? ?Hasta qu¨¦ punto van a afectar a las comunidades? Esa es una conversaci¨®n bien compleja que va a ganar tracci¨®n en los pr¨®ximos a?os¡±.

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