Seis r¨¦cords de calor y sensaci¨®n t¨¦rmica de 62,3 grados: arden las playas de R¨ªo de Janeiro
La ciudad brasile?a registr¨® este s¨¢bado a las 9.55 la mayor temperatura de la d¨¦cada, azuzada por la humedad y la geograf¨ªa
Cuando aprieta el calor, las playas de R¨ªo de Janeiro son el refugio al que se abocan decenas de miles de cariocas y turistas. El pasado s¨¢bado, la ciudad bati¨® todos los r¨¦cords hist¨®ricos y registr¨® 62,3 grados de sensaci¨®n t¨¦rmica, seg¨²n el sistema municipal Alerta R¨ªo. En d¨ªas festivos as¨ª, las im¨¢genes de la arena abarrotada de sombrillas son un cl¨¢sico del verano, pero detr¨¢s de esas escenas de alivio hay un ej¨¦rcito de incansables y sufridos trabajadores: los vendedores ambulantes, todo un s¨ªmbolo de las playas de R¨ªo y el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil cuando golpean las olas de calor.
Son personas como Andr¨¦ Luis Soares, que desde el a?o 1994 camina entre la multitud con una nevera de helados. ¡°Los dos ¨²ltimos a?os han sido demasiado duros. Este fin de semana pasado hubo gente que hasta se desmay¨® en la arena. Yo mismo me mare¨¦ un poco, pero como ya tengo experiencia me moj¨¦ la cabeza, beb¨ª un agua de coco y me recuper¨¦ enseguida¡±, comenta en una pausa desde la playa de Ipanema. Cada ma?ana recorre en tren y autob¨²s los 30 kil¨®metros que separan el barrio del suburbio donde vive del aclamado paseo mar¨ªtimo y los cocoteros. Una vez en la arena, camina hasta 15 kil¨®metros cada d¨ªa bajo el sol. Ida y vuelta varias veces hasta vender el m¨¢ximo de mercanc¨ªa. Como ¨¦l, son m¨¢s de 2.200 trabajadores informales, seg¨²n c¨¢lculos del Ayuntamiento, personas que no cotizan en la Seguridad Social, se ganan la vida con lo que venden cada d¨ªa y , por supuesto, no pueden pedirse una baja si les da una lipotimia.
![Andr¨¦ Luis Soares, vendedor de helados, en la playa de Ipanema.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/UQZBE7SIMZCCFHBGESWYLMTW74.jpg?auth=9b7fdb9aff73834225a63daf278298b7fcb3e1aab3a8ed9c7015ff643fb68719&width=414)
Y el riesgo es cada vez mayor. Seg¨²n el sistema de alertas del Ayuntamiento de R¨ªo, este verano ha sido el m¨¢s caluroso de la ¨²ltima d¨¦cada. Se han batido seis r¨¦cords de temperatura con pocas semanas de diferencia: cada ola de calor era peor que la anterior. La de la ¨²ltima semana se llev¨® la palma, algo m¨¢s de 40 grados en los term¨®metros, pero hasta 62,3 de sensaci¨®n t¨¦rmica. La elevada humedad en el ambiente, que en R¨ªo f¨¢cilmente llega al 80%, hace que el calor que siente el cuerpo se multiplique.
Aun as¨ª, hay que puntualizar: el calor no se siente por igual en toda la ciudad. La cifra r¨¦cord se registr¨® en Barra de Guaratiba, un barrio de las afueras donde a primera hora de la ma?ana suelen soplar unos vientos del cuadrante norte que calientan a¨²n m¨¢s el ambiente. La geograf¨ªa de R¨ªo tiene mucho que ver con los registros r¨¦cord, como explicaba el meteor¨®logo de Climatempo Guilherme Borges al diario O Globo: ¡°Las monta?as del Estado, junto con las del Estado de Minas Gerais, dificultan la circulaci¨®n de los vientos. La humedad elevada, que viene de la proximidad con el oc¨¦ano, tambi¨¦n colabora manteniendo temperaturas m¨¢s altas¡±. El cambio clim¨¢tico hace que las olas de calor sean cada vez m¨¢s frecuentes y m¨¢s intensas, y este a?o, adem¨¢s, todo se agrav¨® por El Ni?o, el fen¨®meno que caldea el ambiente en el cono sur de forma natural.
En la playa, los trabajadores m¨¢s veteranos, como Andr¨¦ Luis, exhiben una piel cuarteada y no tienen muchos miramientos con el sol; una camisa ligera, una gorra y listo. Entre los m¨¢s j¨®venes, hay otro tipo de conciencia. Maria Aparecida Souza trabaja vendiendo bikinis, todos colgados en una pesada sombrilla que carga a hombros durante horas. Aunque sus ba?adores cubren lo m¨ªnimo imprescindible, ella va tapada de la cabeza a los pies: gorra, sombrero, camiseta de protecci¨®n solar de manga larga, guantes y zapatillas. ¡°Es por lo del c¨¢ncer de piel¡±, se justifica sonriendo. Todos los ambulantes coinciden en que lo m¨¢s importante es beber mucha agua y en que los pies, casi siempre los grandes olvidados, son la parte m¨¢s sensible. La arena arde.
![Vendedores de bikinis tradicionales se preparan para comenzar su jornada laboral, este mi¨¦rcoles.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/TB6BCTZDYVDBVHWNR34XID7ZTQ.jpg?auth=03b059079240f7e155be97b73a25b11bb70e2d7be2ef84581134c5396132d348&width=414)
Tatiana Von Korsh, que trabaja en una barraca alquilando sombrillas y sillas a los ba?istas, lo confirma. Hace poco tuvo que quedarse dos d¨ªas en casa a base de pomada porque ten¨ªa los pies en carne viva. ¡°Mira toda esta extensi¨®n de arena, todo el d¨ªa subiendo y bajando. Es muy cansado, sobre todo con un sol de 40 grados en la cabeza¡±, resume. En la barraca de al lado, Jos¨¦ Rosas, que se define optimista por naturaleza, conf¨ªa en que las olas de calor sirvan al menos para que los gobiernos se ocupen del cambio clim¨¢tico. ¡°La tendencia es a empeorar, la gente tiene que concienciarse de lo grave que es el exceso de calor. Al carioca le gusta el calor, su vida es el calor, pero ya hay mucha gente huyendo, porque es demasiado¡±, asegura. A pesar de haber sido un verano de temperaturas r¨¦cord, la mayor¨ªa de los vendedores se quejan de una temporada muy mala de ventas.
![Tatiana Von Korsh, propietaria de una de las caba?as de playa en Ipanema.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/XSKZAB3XQJESDCWQD43AYDOL5Y.jpg?auth=cd787ef13540379ade0d926aaa9f59c87314f327bfef2544bddffc7b6cd77620&width=414)
En los a?os noventa, cuando Andr¨¦ Luis empez¨® a cruzar la arena de Ipanema con sus helados, uno de los grandes hits de Brasil era la canci¨®n Rio 40 graus, en que la cantante Fernanda Abreu glosaba la ¡°belleza y el caos¡± de la ¡°ciudad de sangre caliente¡±. Lo de los 40 grados permaneci¨® en el imaginario popular y a¨²n hoy estampa desde camisetas hasta nombres de bares o agencias de publicidad, pero a este paso pronto quedar¨¢ obsoleto. El verano austral se despidi¨® por todo lo alto, con una ola de calor hist¨®rica, pero el primer gran aviso lleg¨® en primavera.
En noviembre, las temperaturas llegaron a los 58 grados de sensaci¨®n t¨¦rmica. Justo en esos d¨ªas, Taylor Swift toc¨® en la ciudad. En uno de sus conciertos se contaron cientos de desmayos por deshidrataci¨®n y una joven de 23 a?os falleci¨® por una parada cardiaca provocada por el calor extremo. Desde entonces, el Gobierno brasile?o obliga a los productores de eventos a distribuir agua gratis en d¨ªas de m¨¢ximo calor y el Ayuntamiento de R¨ªo empez¨® a considerar la temperatura como un factor para subir los niveles del estado de alerta de la ciudad.
![Jos¨¦ Rosa trabaja con sillas y sombrillas, adem¨¢s de vender productos en una de las caba?as de playa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SQ4PNHTM7ZGSROPPLNACGHPWRE.jpg?auth=927dfea6164471a2fe26b57787ac89d3c5fa9910f3e2e93c9d0646f7ee109efc&width=414)
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