Am¨¦rico Zambrano, periodista peruano: ¡°Tarde o temprano, la Justicia llegar¨¢ hasta la presidenta Boluarte¡±
En ¡®Nuestros muertos¡¯ (Aguilar), su ¨®pera prima, el periodista de investigaci¨®n reconstruye los asesinatos de quienes se movilizaron en contra de la mandataria en el inicio de su mandato
Un centenar de entrevistas cotejadas con m¨¢s de 23.000 documentos ¡ªnecropsias, carpetas fiscales, registros oficiales de armamento, fotos y videos¡ª y viajes a las regiones de la sierra sur. El periodista Am¨¦rico Zambrano (El Callao, 48 a?os) ha lanzado Nuestros muertos (Aguilar), una cr¨®nica sobre los 50 civiles que murieron entre diciembre de 2022 y los primeros meses de 2023 en ...
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Un centenar de entrevistas cotejadas con m¨¢s de 23.000 documentos ¡ªnecropsias, carpetas fiscales, registros oficiales de armamento, fotos y videos¡ª y viajes a las regiones de la sierra sur. El periodista Am¨¦rico Zambrano (El Callao, 48 a?os) ha lanzado Nuestros muertos (Aguilar), una cr¨®nica sobre los 50 civiles que murieron entre diciembre de 2022 y los primeros meses de 2023 en las movilizaciones contra el gobierno de Dina Boluarte. ¡°Muchas veces los periodistas cometemos el error de contar las muertes como si fuesen estad¨ªsticas. Con este libro intento rescatar el drama de muchas familias que exigen justicia¡±, dice Zambrano, Premio Nacional de Periodismo 2023, precisamente por una serie de reportajes publicados en el semanario Hildebrandt en sus Trece que echan luz sobre la responsabilidad de los altos mandos de la Polic¨ªa en estas muertes. Su ¨®pera prima es un esfuerzo mayor por esclarecer los hechos.
Pregunta. ?Qu¨¦ balance hace luego de escribir tantas veces sobre la muerte?
Respuesta. Me quedo con la indignaci¨®n de contar una tragedia c¨ªclica que el Per¨² padece cada cierto tiempo y donde lo usual es la impunidad. Uno podr¨ªa pensar que con tantas evidencias visuales ya hubiese habido sanciones. Uno pensar¨ªa que se tendr¨ªa un poco de consideraci¨®n por los familiares de las v¨ªctimas, a quienes se les sigue etiquetando de terroristas. Ha pasado m¨¢s de un a?o y las cosas siguen igual.
P. ?Cu¨¢l es la conclusi¨®n de su investigaci¨®n?
R. El Gobierno nos vendi¨® la idea de que las protestas eran promovidas por el terrorismo y el narcotr¨¢fico. Criminalizaron el derecho a la protesta. En efecto, hubo actos vand¨¢licos, pero ninguno de los fallecidos ten¨ªa antecedentes por terrorismo. Tampoco estuvieron armados. Y no murieron durante un enfrentamiento con las fuerzas del orden, como se ha repetido en los medios de comunicaci¨®n y en los discursos de Palacio. Varios pasaban por all¨ª.
P. La paradoja es que la propia Dina Boluarte vivi¨® en carne propia las acusaciones de terrorismo cuando integraba el Gobierno de Pedro Castillo.
R. As¨ª es. La Presidenta debe haber entendido que necesitaba el apoyo de las Fuerzas Armadas para afrontar la convulsi¨®n social que apuntaba a sacarla del cargo. Pero luego no hubo marcha atr¨¢s. Pidi¨® perd¨®n una que otra vez, pero luego declar¨® cosas como que los manifestantes se mataron entre ellos. Y, claro, las movilizaciones fueron azuzadas con el ¡®cuco¡¯ de toda la vida: el terrorismo.
P. ?Es cre¨ªble que la jefa de las Fuerzas Armadas no tenga una influencia decisiva en su comando, como ha asegurado Boluarte?
R. No tiene sentido, los militares no toman decisiones por su cuenta. Puede que la Presidenta no haya conocido el detalle de la letra peque?a de c¨®mo se iban a llevar a cabo los operativos, pero la Presidenta no le dijo la verdad a la Fiscal¨ªa cuando se?al¨® que no hab¨ªa conversado con ning¨²n alto mando sobre los hechos ocurridos. Otro detalle es que Dina Boluarte no sancion¨® a nadie por las 50 muertes durante las protestas, pero s¨ª destituy¨® a altos mandos de la Polic¨ªa cuando le jalaron los cabellos en Ayacucho un a?o despu¨¦s. All¨ª s¨ª culp¨® al comandante general por no haberla custodiado.
P. Su libro abunda en detalles que perfilan el caracter de Boluarte.
R. Contiene muchas escenas que describen lo que sucedi¨® en Palacio en aquellos d¨ªas. Hubo algunos pocos ministros que le exigieron que pidiese perd¨®n y tomase medidas, como la destituci¨®n de los comandantes generales de las Fuerzas Armadas y el Primer Ministro, pero ella se neg¨®. Un exministro de Cultura cuenta que no pasaron muchas horas desde las muertes en Ayacucho, y la Presidenta decidi¨® ir a una ceremonia en la escuela militar. Seguramente estar rodeada de militares la hac¨ªa sentir segura. Por supuesto, meses despu¨¦s cambi¨®. En sus declaraciones a la Fiscal¨ªa dijo que no ten¨ªa por qu¨¦ responder por los planes operativos de los militares. El premier, Alberto Ot¨¢rola, entraba al despacho y lograba cambios. Fue muy influyente.
P. ?Cu¨¢l fue el papel de Ot¨¢rola?
R. Es uno de los principales responsables pol¨ªticos de lo que pas¨®. ?l fue ministro de Defensa cuando ocurri¨® lo de Ayacucho y posteriormente fue jefe del Consejo de Ministros cuando ocurri¨® lo de Juliaca. Los informes de las Fuerzas Armadas corresponden a su sector, tuvo la oportunidad de impulsar investigaciones internas para encontrar a los culpables y no lo hizo.
P. Volvamos a Boluarte. Hay un incidente que no tuvo mucho rebote en los medios, que es su negativa a responder un segundo cuestionario de la Fiscal¨ªa con 47 preguntas sobre los asesinatos.
R. Eso revela que la Presidenta no le dijo la verdad a la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos. La Presidenta y el Gobierno se comprometieron a impulsar investigaciones independientes y en los hechos hicieron todo lo contrario. No sancionaron a ning¨²n mando militar o policial, tampoco promovieron investigaciones internas y tampoco ayudaron a esclarecer los hechos. En los hechos, la Presidenta nunca tuvo inter¨¦s en que se sepa la verdad.
P. ?Qu¨¦ dice del Per¨² como sociedad que la salida de Ot¨¢rola no haya sido por la muerte de los manifestantes y que la Presidenta est¨¦ en aprietos por sus relojes?
R. Es un diagn¨®stico del pa¨ªs. Deja en evidencia lo d¨¦bil que son las instituciones y de c¨®mo se maneja la pol¨ªtica ac¨¢. Hubo varios factores que llevaron a la Presidenta a ignorar los reclamos de la gente. Y a no declarar a la prensa. Por esos d¨ªas a Boluarte solo le interesaba que le mostraran una foto de una mesa de di¨¢logo instalada o una firma de alg¨²n dirigente comprometido a negociar. Eso era todo. Se parece mucho a cuando la Presidenta viaj¨® a los Estados Unidos y quer¨ªa una foto con el presidente Biden. O la foto con el papa Francisco. Ella necesita de estas figuras para ser percibida como una l¨ªder que est¨¢ haciendo las cosas, pero por debajo no hay mucho. Los militares y polic¨ªas, con quienes he conversado, sostienen que ellos cumpl¨ªan una orden pol¨ªtica. Pero lamentan que el Gobierno en lugar de promover el di¨¢logo para que se calmaran las aguas, le echaba m¨¢s carb¨®n.
P. Usted hace hincapi¨¦ en la distancia que tiene Boluarte con la prensa. El libro tiene 119 entrevistas, pero falta la de la Presidenta.
R. No quiso responder. No le gusta y as¨ª ejerce su pol¨ªtica en silencio, haciendo como si las cosas no le importaran.
P. Hasta la fecha solo hay una orden de prisi¨®n preventiva para un polic¨ªa que se encuentra pr¨®fugo.
R. As¨ª es, los otros dos est¨¢n libres. Nadie est¨¢ tras las rejas. Nadie fue dado de baja.
P. ?Podr¨¢ la presidenta Boluarte evitar que se la vincule a la muerte de los manifestantes?
R. Es su consigna. El problema para ella es que hay una fiscal que le est¨¢ imputando homicidio calificado por autor¨ªa mediata al jefe del comando de Ayacucho. Entonces, si hay una fiscal que ya est¨¢ haciendo una imputaci¨®n de este tipo, eso indica que por cadena de mando los fiscales van a tener que ir hacia arriba. Y tarde o temprano tendr¨¢n que llegar hasta la Presidenta.
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