A la pol¨ªtica de hoy, a izquierda y a derechas, le faltan s¨¢tira e iron¨ªa
Me pregunto si justo en estos tiempos de extremismos no deber¨ªan introducir en las escuelas una asignatura nueva sobre el humor y la cr¨ªtica constructiva
Que la pol¨ªtica en el mundo est¨¢ en crisis no es noticia. Tampoco lo es que los j¨®venes se sienten cada vez menos interesados en participar de ella, quiz¨¢s porque la vean demasiado vieja, o peor, gastada. Poco en ella les entusiasma. Aqu¨ª en Brasil es as¨ª, pero tambi¨¦n m¨¢s all¨¢.
Me pregunto si la causa de ese desencanto de la pol¨ªtica por parte de los j¨®venes no se deba a que, adem¨¢s de que la ven revestida de corrupci¨®n, la consideran poco interesante, a veces un...
Que la pol¨ªtica en el mundo est¨¢ en crisis no es noticia. Tampoco lo es que los j¨®venes se sienten cada vez menos interesados en participar de ella, quiz¨¢s porque la vean demasiado vieja, o peor, gastada. Poco en ella les entusiasma. Aqu¨ª en Brasil es as¨ª, pero tambi¨¦n m¨¢s all¨¢.
Me pregunto si la causa de ese desencanto de la pol¨ªtica por parte de los j¨®venes no se deba a que, adem¨¢s de que la ven revestida de corrupci¨®n, la consideran poco interesante, a veces un negocio m¨¢s, sin que les haga ni re¨ªr ni llorar y menos a¨²n una actividad con capacidad para entusiasmar. Quiz¨¢s por el espacio que para la s¨¢tira, la iron¨ªa y a veces la mentira ofrecen hoy las redes sociales sin control, los j¨®venes se sientan m¨¢s cercanos a ellas con todos los peligros que suponen. Y ello porque, aunque parezca una paradoja, la total libertad de expresi¨®n de las redes sin filtros ¨¦ticos impide la fuerza de la verdadera s¨¢tira, la que no necesita mentir, s¨®lo desnudar la injusticia y la iniquidad para ser eficaz y libertadora.
Todo ello me ha venido a la mente con la vi?eta de El Roto en este diario en una fecha pol¨ªticamente importante, como lo fue ayer la decisi¨®n del presidente Pedro S¨¢nchez de seguir en el Gobierno de Espa?a. En la vi?eta los dos personajes se miran a la cara ri¨¦ndose a carcajadas: uno le dice al otro: ¡°La confianza de los ciudadanos est¨¢ por los suelos¡±, y este le responde con la misma sorna: ¡°?Pues que barran!¡±.
Conoc¨ª a El Roto una sola vez en un parque de Madrid, ambos est¨¢bamos paseando a nuestros perros. Era de pocas palabras. Lo le¨ª y lo leo siempre y nunca me deja indiferente. Algunas de sus vi?etas, las m¨¢s mordaces, nunca se me olvidan. Por ejemplo aquella, de hace a?os, cuando los emigrantes, gentes a veces con t¨ªtulos universitarios, intentaban ganarse unas monedas limpiando los cristales de los coches parados en los sem¨¢foros. En la vi?eta, en el coche de lujo, el conductor se enfada y le hace un gesto para que se vaya. El limpiador de parabrisas le responde sonriendo que no quiere propina: ¡°Era s¨®lo para que supiera que existimos¡±.
Siempre tuve una debilidad en el periodismo con los caricaturistas y este diario fue y sigue siendo pr¨®digo con ellos. Son la sal de cada d¨ªa, que desbarata nuestras convicciones y dogmatismos. Siendo a¨²n corresponsal de este diario en Italia, consegu¨ª hacerle una entrevista a Giorgio Forattini, que era entonces el caricaturista m¨¢s famoso y c¨¢ustico del pa¨ªs y que pas¨® por casi todos los grandes diarios.
De ¨¦l entonces aprend¨ª que, triste paradoja, la que m¨¢s se irritaba con sus vi?etas era la izquierda, nunca la derecha que, al rev¨¦s, como el m¨ªtico democristiano Julio Andreotti, que lleg¨® hasta a ser acusado de pertenecer a la mafia siciliana, era el primero que le telefoneaba muy temprano pidi¨¦ndole que le enviara el original de la vi?eta pues las estaba coleccionando. Hasta el entonces papa polaco, Wojtyla, fue objeto de las vi?etas humor¨ªsticas de Forattini, aunque dec¨ªa que no le era tan f¨¢cil porque era un papa ¡°guapo, joven y que nunca estaba en el Vaticano¡±. En un momento de distensi¨®n en la entrevista me solt¨® hablando de las reacciones positivas de la derecha a sus exabruptos: ¡°?Es muy astuta esta gente!¡±.
Pienso en hoy y creo que aquella gente de derechas con tripas suficientes para aceptar hasta las cr¨ªticas m¨¢s feroces de Forattini ya no existe.
S¨®lo una cierta derecha ilustrada, lectora, no fascista, es a¨²n capaz de apreciar la s¨¢tira aunque le escueza. Aqu¨ª en Brasil, el ya m¨ªtico pol¨ªtico y expresidente Jos¨¦ Sarney, que sigue activo y publicando a sus 94 a?os reci¨¦n cumplidos, me cont¨® personalmente que no s¨®lo no le molestaban las vi?etas que lo ironizaban, a veces ferozmente, sino que les ped¨ªa los originales a los autores y las ten¨ªa coleccionadas en su despacho, casi como una reliquia.
A veces me pregunto si justo en estos tiempos de extremismos, sin humor y sin inteligencia artificial capaz de crear una s¨¢tira inteligente, no deber¨ªan introducir en las escuelas una asignatura nueva sobre el humor, la s¨¢tira y la cr¨ªtica constructiva y sobre la poes¨ªa que es siempre un ant¨ªdoto contra el dolor del alma.
Y es que a la pol¨ªtica de la nueva epidemia de la derecha est¨²pida le falta la luz de la entra?a del humor, la purificadora y creativa, mientras le sobra la zafiedad que impide que florezca en los jardines del alma la delicadeza y la poes¨ªa, esa planta que nos redime del flagelo de la violencia gratuita y nos hace so?ar con los milagros. ?No ser¨¢n esos los sue?os que les estamos matando a los j¨®venes?
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