Bukele exhibe un inmenso poder en su toma de posesi¨®n: ¡°Es el momento m¨¢s importante de nuestra historia reciente¡±
El presidente de El Salvador renueva su mandato otros cinco a?os y asegura que obrar¨¢ ¡°un milagro¡± para mejorar la econom¨ªa de la misma manera que hizo con la seguridad
Nayib Bukele ha exhibido este s¨¢bado un inmenso poder en su toma de posesi¨®n. Despu¨¦s de que el presidente de El Salvador jurara un nuevo mandato con la mano izquierda posada en un ejemplar de la Constituci¨®n y se enfundase la banda presidencial, las fuerzas armadas desfilaron a paso firme por la misma alfombra roja que poco antes hab¨ªan cruzado los reyes y los jefes de Estado extranjeros que acudieron al evento. Bukele hac¨ªa el saludo militar con gesto grave desde el balc¨®n del Palacio Nacional, un edificio neocl¨¢sico levantado en pleno centro hist¨®rico de San Salvador, la capital. Enfrente, le observaba en silencio la estatua ecuestre de bronce del h¨¦roe nacional Gerardo Barrios, invadida de palomas. En sus primeras palabras, el mandatario hizo continuas referencias a la gloria de Dios y despu¨¦s asegur¨® que este es un momento de catarsis para ¨¦l y para la naci¨®n que dirige: ¡°Es el momento m¨¢s importante de nuestra historia reciente¡±.
Bukele ha vivido un d¨ªa de emociones desbordadas y ese ¨¢nimo ha permeado su discurso. Antes de que se asomara al balc¨®n, una voz en off aseguraba por los altavoces que se trata del l¨ªder m¨¢s influyente y popular de Am¨¦rica Latina, al que se le conoce como el presidente milenial o el presidente cool. ¡°Bukele ha puesto a El Salvador en la agenda mundial¡±, repet¨ªa la voz de bar¨ªtono que sal¨ªa de la nada. Entonces apareci¨® ¨¦l con una chaqueta de corte napole¨®nico y acabados dorados. No quiso en ning¨²n momento rebajar el nivel de excitaci¨®n. Dijo que durante su primer mandato de cinco a?os ha obrado ¡°un milagro¡± y ha dado pie a una nueva era que ha partido el tiempo en dos, en un antes y un despu¨¦s de su llegada al poder. Su esposa, Gabriela Rodr¨ªguez, es ¡°la mejor ¡°primera dama que ha habido nunca¡± y la naci¨®n centroamericana, ¡°la m¨¢s segura del hemisferio occidental¡±. Un pastor argentino que predica por televisi¨®n, Dante Gebel, le dijo m¨¢s tarde, mir¨¢ndole a los ojos, que iba camino de convertir El Salvador en ¡°el mejor pa¨ªs del mundo¡±.
En primera fila, en sillas transparentes sobre las que la organizaci¨®n hab¨ªa dejado abanicos para espantar el calor, le escuchaba Felipe VI, el Rey de Espa?a, quien recibi¨® la mayor ovaci¨®n. Cerca de ¨¦l, Daniel Noboa, el presidente de Ecuador, y, m¨¢s all¨¢, Javier Milei, el mandatario argentino. Un d¨ªa antes, los tres mantuvieron reuniones privadas con Bukele, que arranca un pol¨¦mico segundo mandato presidencial que, en teor¨ªa, proh¨ªbe la ley. Sin embargo, el control y la influencia que ejerce el presidente sobre las instituciones salvadore?as han allanado su reelecci¨®n. Bukele goza de una gran popularidad por su exitosa guerra contra las pandillas, a las que ha desactivado por completo. Para lograrlo ha conseguido que el Congreso, que controla su partido, apruebe constantes reg¨ªmenes de excepci¨®n que dota de amplios poderes a los militares y a los polic¨ªas y se los hurta a los ciudadanos, lo que ha provocado un deterioro de los derechos humanos en el pa¨ªs.
Controlada la seguridad, Bukele ahora debe hacerse cargo de la econom¨ªa. Los niveles de pobreza han aumentado y las cuentas del Estado no cuadran. Hay que pagar la deuda de las pensiones y solventar los pagos a los inversionistas. La capital se ha llenado de construcciones fara¨®nicas que ahora toca amortizar. El presidente dijo que este ser¨¢ su principal prop¨®sito y que para eso necesitar¨¢, en primer lugar, ¡°la gu¨ªa de Dios¡±. En segundo, un trabajo incansable y, en tercero, ¡°que el pueblo defienda a capa y espada cada una de las decisiones que se tomen¡±. ¡°El mundo entero ha puesto sus ojos en El Salvador, as¨ª de grandes han sido los resultados. Podemos hacer lo mismo, pero ahora con la econom¨ªa¡±, a?adi¨®. A continuaci¨®n, pidi¨® a todos los presentes que levantaran la mano y juraran ¡°defender incondicionalmente este proyecto de naci¨®n¡±. ¡°Siguiendo al pie de la letra cada uno de los pasos, sin quejarnos¡±, acab¨® esa idea.
Bukele ha recibido fuertes cr¨ªticas por su forma autoritaria de gobernar. Suele decir que no le importan las opiniones externas, pero la realidad es que el asunto le altera. Hoy insisti¨® varias veces en que El Salvador es ¡°un pa¨ªs libre y democr¨¢tico¡± por mucho que diga la oposici¨®n. Es m¨¢s, ha sido reconocido por ¡°el cien por cien de los pa¨ªses del mundo¡±. El pa¨ªs sin violencia que ha logrado ¡°es el legado m¨¢s grande de la historia y toca protegerlo como un le¨®n¡±.
Desde fuera no ven en t¨¦rminos tan euf¨®ricos el momento actual del pa¨ªs. ¡°En su primer mandato, el presidente Bukele puso a El Salvador al borde un estado policial. Bukele hoy controla absolutamente todos los poderes de Gobierno y sus fuerzas de seguridad detienen a ciudadanos de forma discrecional y sin ninguna garant¨ªa de debido proceso¡±, explica el subdirector de la Divisi¨®n de las Am¨¦ricas de Human Rights Watch (HRW), Juan Pappier. ¡°Es entendible que muchos salvadore?os celebren que la atroz violencia criminal de las pandillas ha disminuido notablemente. El mayor riesgo es que, en un segundo mandato, Bukele utilice todo el andamiaje jur¨ªdico creado contra las pandillas para detener, procesar y acosar a¨²n m¨¢s a periodistas, cr¨ªticos y opositores¡±, agrega.
Esa preocupaci¨®n la comparte el juez Juan Antonio Dur¨¢n, muy cr¨ªtico con la deriva del sistema de justicia, donde observa que la carga de la prueba ahora recae en el acusado, que debe demostrar su inocencia de lo que le adjudican las autoridades. ¡°La investidura de hoy es la consolidaci¨®n de una dictadura¡±, se?ala Dur¨¢n sin rodeos, molesto porque haya sido reelegido pese a las barreras constitucionales. Y prosigue: ¡°Es la entronizaci¨®n de un populista que se disfraz¨® de dem¨®crata, pero que ha violado reiteradamente los derechos humanos¡±. Bukele considera que estas son las cr¨ªticas injustas de sus enemigos, que no valoran lo que ha logrado. En cualquier caso, El Salvador est¨¢ en sus manos y va a ser as¨ª al menos otros cinco a?os. Nadie le hace sombra a Bukele.
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