Otras cacerolas suenan
El conflicto pol¨ªtico venezolano solo puede transformarse productivamente si se reactiva y fortalece el largo esfuerzo llevado cabo en la negociaci¨®n entre el Gobierno y la oposici¨®n facilitada por Noruega
He perdido la cuenta de en cu¨¢ntas elecciones he participado desde que Ch¨¢vez lleg¨® al poder mediante un proceso electoral democr¨¢tico. Desde entonces, el chavismo construy¨® el espacio electoral con una l¨®gica plebiscitaria y multiplic¨® las ocasiones de medir su popularidad. Con mucho ¨¦xito, como sabemos. Su sucesor, Nicol¨¢s Maduro, necesit¨®, desde 2013, sustituir la erosi¨®n del apoyo popular por una maquinaria de encuadramiento semi-institucional que le permit¨ªa mantener n¨²meros electorales suficientes frente a las dificultades de coordinaci¨®n que experimentaba la oposici¨®n cada vez que se propon¨ªa una nueva elecci¨®n.
Esto es historia. Como toda m¨¢quina sofisticada, la ¡°ingenier¨ªa electoral¡± del Gobierno de Maduro es sensible al factor humano. Lo que ocurri¨® el 28 de julio pasado es que la base popular del chavismo habl¨® estruendosamente rechazando un futuro demasiado parecido al presente. El despliegue log¨ªstico de movilizaci¨®n y de reconfiguraci¨®n territorial de centros de votaci¨®n termin¨® siendo simplemente la ocasi¨®n para que ese votante popular, adscrito a las redes clientelares del Estado, pudiera decir democr¨¢ticamente ¡°ya basta¡±.
Y esto abre un panorama in¨¦dito para el proceso pol¨ªtico venezolano. Al declarar estos resultados electorales, el Gobierno puede creer que se impuso a la oposici¨®n. Pero lo que hizo fue alienarse a su propia base y, al provocar la indignaci¨®n popular, cerrar las posibilidades de reconstruirse en el afecto del votante. Es una coyuntura cr¨ªtica, adem¨¢s, para definir el trayecto por el que transitar¨¢ el chavismo en los pr¨®ximos a?os, si es que quiere recuperarse pol¨ªticamente, en su dilema existencial entre la raz¨®n socialdem¨®crata y la pasi¨®n autoritaria de la antigua izquierda insurrecta.
La situaci¨®n hasta este momento es que el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclam¨® como ganador a Maduro con 51% de los votos mientras le adjudicaba 44% al opositor Gonz¨¢lez Urrutia, sin que figuren en el sitio web los datos correspondientes, mesa por mesa, que normalmente se publican junto con el resultado final. Esos datos detallados, adem¨¢s, deben recogerse en un medio magn¨¦tico para ser entregados a todos los grupos pol¨ªticos que participaron en la elecci¨®n. En otras palabras, no hay datos que confirmen ese resultado.
Pero la oposici¨®n tiene en su poder las actas de escrutinio de al menos 80% de todas las mesas de votaci¨®n, y las ha publicado en su sitio web, de modo que pueden ser contrastadas por cualquiera. Y, tal como mostraron los quick counts y los exit-polls el d¨ªa de la elecci¨®n, el ganador es Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia con 62% de los votos versus 29% para Maduro.
El sistema electoral venezolano es automatizado y digital, pero tiene un sistema de seguridad adicional que es la llamada ¡°traza de papel¡±, que permite dejar constancia de cada etapa del proceso de votaci¨®n para fines de auditor¨ªa. Esto significa que el elector pulsa en una pantalla su voto, recibe una papeleta impresa que debe depositar en una urna de votaci¨®n, mientras su voto queda almacenado en la m¨¢quina. Al cerrar la votaci¨®n se imprime un acta de escrutinio antes de que se transmitan los resultados, en forma encriptada e independiente para cada m¨¢quina de votaci¨®n, a una de las dos salas de totalizaci¨®n.
La medida de la transparencia es que copias del acta de escrutinio deben, seg¨²n la ley, ser distribuidas entre los testigos de los distintos candidatos. Y gracias a que la oposici¨®n pudo constituir un cuerpo de testigos que cubri¨® el 95% de las mesas, se pudieron obtener casi todas las actas, que llevan un c¨®digo QR para escanearlas y llevan un c¨®digo ¨²nico que las identifica. A tal punto es fundamental el acta, como m¨¦todo de verificaci¨®n, que la lucha de muchos testigos en los centros de votaci¨®n fue hacer cumplir la ley que obliga a distribuir copias de aquella. Los funcionarios del CNE presentes en los centros sosten¨ªan que recibieron la instrucci¨®n de no suministrarlas a los testigos, aunque evidentemente pocos la obedecieron.
En las ¨²ltimas 48 horas, el Gobierno de Maduro ha enviado todas las se?ales posibles de que su estrategia para permanecer en el poder pasa primeramente por no reconocer los procesos de verificaci¨®n que el mismo sistema prev¨¦. Es dificil saber si finalmente el Consejo Electoral presentar¨¢ cifras detalladas, pero en todo caso no estar¨¢n sujetas a escrutinio. En el ¨¢mbito pol¨ªtico, Maduro despleg¨® desde ayer un doble dispositivo: control de protestas a cualquier costo (con un saldo de 746 detenidos, alrededor de 40 heridos y tres fallecidos) y una narrativa seg¨²n la cual tales protestas forman parte de un ¡°golpe de estado fascista¡± cuyos planificadores y ejecutores ser¨ªan Mar¨ªa Corina Machado y el candidato Gonz¨¢lez Urrutia. Su t¨¢ctica inmediata es recomponer su campo pol¨ªtico, cohesionarlo, verticalizarlo a trav¨¦s de la amenaza ¡°fascista¡±, y dejar bien a la vista el apoyo de la Fuerza Armada. El objetivo, evitar que la presi¨®n internacional y dom¨¦stica obliguen a un proceso de verificaci¨®n de resultados o de negociaci¨®n para el reconocimiento pol¨ªtico de estos.
En esa direcci¨®n va la desproporcionada reacci¨®n a los voceros internacionales que se atrevieron a se?alar la necesidad de verificaci¨®n de resultados, que va desde suspensi¨®n de relaciones diplom¨¢ticas (Argentina, Costa Rica, Panam¨¢, Chile) hasta la activaci¨®n de la narrativa sobre ¡°injerencismo¡±. No obstante, quedan todav¨ªa los gobiernos de Brasil y Colombia como posibles actores para la construcci¨®n de una c¨¢mara de ox¨ªgeno que al menos impida el cerramiento pol¨ªtico m¨¢ximo con el que Maduro amenaza.
El conflicto pol¨ªtico venezolano solo puede transformarse productivamente y conducir a la reinstitucionalizaci¨®n democr¨¢tica si se reactiva y fortalece el largo esfuerzo que desde 2021 se ha llevado cabo en la negociaci¨®n entre el gobierno y la oposici¨®n facilitada por el reino de Noruega. Uno de sus resultados fue precisamente dise?ar un marco institucional para que las elecciones tuvieran lugar. No todas las condiciones acordadas se cumplieron, desde luego. Al contrario, esta ha sido la elecci¨®n m¨¢s asim¨¦trica de los ¨²ltimos 25 a?os, pero la voluntad de cambio de los venezolanos sobrepas¨® todo obst¨¢culo. Eppur si muove.
Hoy, recomponer esta instancia de negociaci¨®n para abordar esta crisis es de la mayor urgencia. La oposici¨®n venezolana tiene las evidencias; el Consejo Nacional Electoral debe publicar sus datos y deben verificarse y contrastarse. Si esto no ocurre, como puede ser el caso, m¨¢s necesario a¨²n ser¨¢ contar con ese espacio para propiciar una interacci¨®n pol¨ªtica m¨ªnima entre ambas partes.
Los venezolanos llevan a cuestas un gran sufrimiento, en sus cuerpos maltratados por las penurias, en sus almas divididas por el conflicto pol¨ªtico, en sus familias dispersas por el mundo. Su voluntad, tal como se mostr¨® el domingo pasado, con ese conmovedor esp¨ªritu a la vez esperanzado y estoico, es muy clara. Quieren un nuevo horizonte y un nuevo paisaje para este pa¨ªs.
Suenan las cacerolas.
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