Alberto Fern¨¢ndez sube los impuestos a la soja y agita su relaci¨®n con el campo argentino
Los grandes productores pagar¨¢n 33% de retenciones a las exportaciones en un clima de creciente conflictividad
El kirchnerismo y el campo son enemigos ¨ªntimos. En 2008, la decisi¨®n de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner de subir los impuestos a las exportaciones del agro deriv¨® en un amargo conflicto que dur¨® cuatro meses. La relaci¨®n con los productores, que forzaron al Gobierno a derogar la subida, nunca se recuper¨®. A 12 a?os de aquel conflicto, la tensi¨®n ha vuelto....
El kirchnerismo y el campo son enemigos ¨ªntimos. En 2008, la decisi¨®n de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner de subir los impuestos a las exportaciones del agro deriv¨® en un amargo conflicto que dur¨® cuatro meses. La relaci¨®n con los productores, que forzaron al Gobierno a derogar la subida, nunca se recuper¨®. A 12 a?os de aquel conflicto, la tensi¨®n ha vuelto. Alberto Fern¨¢ndez era en 2008 jefe de ministros. En 2020 enfrenta al campo como presidente. Apenas asumido en diciembre, aument¨® del 24,5% al 30% las retenciones a la soja, el principal producto de exportaci¨®n de Argentina. Ahora, ha llevado el impuesto hasta el 33%. Intent¨® compensar el golpe con beneficios a los productores m¨¢s chicos y beneficios a otros productos agropecuarios, pero la posibilidad de una nueva escalada con el campo sobrevuela otra vez al pa¨ªs.
La subida de impuestos coincide con la necesidad de Argentina de sumar divisas para cumplir con sus compromisos externos. El Gobierno se encuentra en plena negociaci¨®n con el FMI, al que adeuda 44.000 millones de d¨®lares, y prepara para finales de marzo una oferta de canje a tenedores de bonos por otros 100.000 millones. Sin dinero para cumplir con los compromisos, Fern¨¢ndez ofrece reactivar la econom¨ªa (el PIB cae desde 2018 y se espera una nueva bajada en 2020) para conseguir as¨ª los recursos necesarios para pagar a los acreedores. Si el plan funciona, la mayor parte del dinero saldr¨¢ del campo, responsable del 70,5% de todos los ingresos por exportaci¨®n. Para quedarse con parte de esa torta, el Estado cobra a los productores impuestos a sus ventas fuera del pa¨ªs.
La soja es la gran estrella. Seg¨²n datos oficiales publicados este mi¨¦rcoles, las ventas de soja sumaron en 2019 casi 17.000 millones de d¨®lares y explicaron el 26% de los ingresos argentinos por exportaci¨®n. Fern¨¢ndez confirm¨® una nueva subida de las retenciones el domingo pasado, durante el inicio del a?o legislativo. Dijo entonces que el nuevo impuesto alcanzar¨¢ a ¡°solamente uno de entre 25 cultivos¡±, esto es, la soja.
El martes, el ministro de Agricultura, Luis Basterra, comunic¨® a las principales c¨¢maras del sector, agrupadas en la llamada Mesa de Enlace, la decisi¨®n de elevar las retenciones a la soja del 30% al 33%. Para evitar una guerra abierta, present¨® al mismo tiempo un plan de compensaciones para los productores de hasta 1.000 toneladas de soja, que recibir¨¢n una devoluci¨®n del impuesto seg¨²n una escala vinculada al volumen vendido el a?o pasado. El plan es que el Estado recaudar¨¢ el impuesto y luego ¡°lo devolver¨¢¡± a los sectores m¨¢s postergados, sobre todo a los agricultores de zonas m¨¢s desfavorecidas. Productos como la lana y las legumbres pagar¨¢n menos impuestos (del 9% al 5%) y otros seguir¨¢n igual, como el trigo y el ma¨ªz (12%).
El ministro Basterra explic¨® que el reparto dejar¨¢ el balance fiscal del Gobierno en cero: lo que se quite a los grandes exportadores de soja ¡°volver¨¢ al campo¡±. ¡°El Estado no va a recaudar m¨¢s, se redistribuye hacia productores peque?os y medianos¡±, insisti¨® Basterra. Si el plan no tiene objetivos fiscales, entonces resta creer que la intenci¨®n es reactivar el agro todo lo posible. Si el campo en su conjunto produce m¨¢s, el saldo final ser¨¢ positivo y habr¨¢ m¨¢s recursos para la reactivaci¨®n de la econom¨ªa. Esa es la lectura del Gobierno. Pero la relaci¨®n entre el campo y el peronismo kirchnerista est¨¢ ya demasiado deteriorada para que los recelos hist¨®ricos muten en apoyos.
La Mesa de Enlace no grit¨® demasiado fuerte, pero al final de la reuni¨®n con Basterra sus dirigentes dejaron claro que con m¨¢s impuestos habr¨¢ menos producci¨®n. ¡°Es una medida que desalienta al productor¡±, dijo Carlos Iannizzotto, presidente de la Confederaci¨®n Intercooperativa Agropecuaria Limitada (Coninagro). Daniel Pelegrina, presidente de la Sociedad Rural Argentina, donde se agrupan los grandes productores, sali¨® de la reuni¨®n ¡°con un sabor amargo por la decisi¨®n del Gobierno¡±. ¡°En el encuentro de hoy, ratificamos nuestra convicci¨®n de que los derechos de exportaci¨®n no son el camino¡±, dijo. ¡°Lo que pretend¨ªamos era que las retenciones a la soja quedasen en un 30% y con segmentaciones para peque?os productores¡±, agreg¨® Carlos Achetoni, presidente de la Federaci¨®n Agraria Argentina. Iannizzotto lanz¨® luego una advertencia: ¡°La Mesa de Enlace est¨¢ unida y las eventuales medidas de fuerza se consensuar¨¢n en cada entidad con nuestras bases¡±.
La gran duda es si el sistema de compensaciones alcanzar¨¢ para calmar los ¨¢nimos en la cuenca productiva, donde ya hay sonidos de guerra. Muchos grupos est¨¢n organizados por regiones, tienen necesidades particulares y no responden a la dirigencia de la Mesa de Enlace. En la provincia de C¨®rdoba (centro) habr¨¢ el jueves un ¡°tractorazo¡± hacia la capital y el d¨ªa 11 productores autoconvocados se reunir¨¢n a un costado de la carretera 9 en Buenos Aires, cerca de donde se realiza Expoagro, la muestra del sector m¨¢s importante del pa¨ªs. Los productores del noreste y noroeste del pa¨ªs, en tanto, han suspendido la comercializaci¨®n de granos hasta nuevo aviso. Los productores de Santa Fe advirtieron que no sembrar¨¢n ma¨ªz y plantar¨¢n menos soja.
Parece poco probable que la Mesa de Enlace pueda detener estas protestas, que ya no responden a una dirigencia vertical. Los productores de San Pedro, ubicado en el coraz¨®n verde de Buenos Aires, explicaron en un comunicado el combustible que mueve estas revueltas: ¡°El reclamo se har¨¢ sentir nuevamente ahora, no solo contra un Gobierno cuya posici¨®n conocemos, sino tambi¨¦n contra aquellos que deber¨ªan honrar lo que juntos logramos en el 2008 y que estos dirigentes parecen no haber vivido¡±. Fern¨¢ndez tiene de qu¨¦ preocuparse.