Vender desde la provocaci¨®n y el esc¨¢ndalo con fines est¨¦ticos
Concebida como una herramienta discursiva en el arte, el provocar desde lo expl¨ªcito ha transitado de lo pertinente y reflexivo, al ardid publicitario con fines est¨¦ticos y mercantiles. Sin embargo, el presente parece marcar otras directrices.
Pensamientos jabonosos, pol¨¦micos frente a los conceptos de armon¨ªa y convivencia civil, incluso amorales, o contra las buenas costumbres siempre ha descolocado, llamado la atenci¨®n o incluso fascinado, especialmente en el mundo del arte. Sin embargo, con el paso del tiempo estos recursos tambi¨¦n han fungido m¨¢s como un ardid gratuito gratuito con fines mercadol¨®gicos que como un elemento discursivo integral para reflexionar sobre el contexto en el que vivimos.
Cierto, el mundo moderno es profundamente expl¨ªcito, desde su complejidad y abyecci¨®n cada vez m¨¢s expl¨ªcita. Al respecto, el arte contempor¨¢neo arrastra con dos lugares comunes que le ata?en y versan sobre la funci¨®n del artista como un catalizador del mundo que habita, y que una de sus herramientas m¨¢s frontales para lograrlo es provocar y descolocar al espectador, incomodar para mover la mirada de sus zonas de confort y poder generar nuevos di¨¢logos que nos acerquen a mejores maneras de enfrentar las distintas problem¨¢ticas en las que nos encontramos inmersos.
Lo gr¨¢fico y expl¨ªcito ha existido en el mundo del arte pr¨¢cticamente desde sus inicios, ya sea como un antagonismo a la idea de deleite est¨¦tico y belleza, o bien como una muestra de la complejidad, diversidad y amplitud del mundo. Incluso antes de la llegada de los movimientos libertarios, las vanguardias m¨¢s radicales o los discursos pol¨ªticos y transgresores en el arte abstracto y conceptual, la provocaci¨®n ha puesto en jaque a las voces censoras o detentoras de aquello que debe o no apreciarse en el arte.
Aquello que no es normal
Ante un mundo de consumo, amoral y en constante conflicto, sumamente desde sus espacios m¨¢s ¨ªntimos, su cosmovisi¨®n, cultura y geopol¨ªtica, las d¨¦cadas recientes han puesto ¨¦nfasis en condenar abiertamente las distintas expresiones de sentido expl¨ªcito y abyecci¨®n. Se dice con frecuencia que la justificaci¨®n de esto ante los distintos conflictos no debe ser nunca el camino, ya que deshumaniza e insensibiliza, una percepci¨®n en consonancia con distintas voces cr¨ªticas al respecto, como la del escritor y diplom¨¢tico franc¨¦s St¨¦phane Hessel (1917-2013), que de ella deriva es la peor de las actitudes humanas.
Otras miradas cr¨ªticas al respecto han echado una luz sobre la violencia en el arte como un ardid de venta en torno al sensacionalismo, o lo llanamente abyecto, una din¨¢mica que no abona ni transforma pese a toda reflexi¨®n pertinente. Algunas voces m¨¢s moderadas piensan tambi¨¦n que ante esta aparente normalizaci¨®n resulta necesario revertir y abordar la provocaci¨®n desde otros caminos.
Sin embargo, la provocaci¨®n en el arte contempor¨¢neo no ha dejado de existir, respirar y sobre todo atraer y vender en sus formas m¨¢s frontales y expl¨ªcitas. El periodista cultural, productor y conductor de La Pipa y la Fuente, programa de radio especializado en el arte contempor¨¢neo, Jes¨²s Pacheco Vela, recuerda un caso no tan lejano, en pleno siglo XXI.
¡°Eso de que lo expl¨ªcito ha sido asimilado es un decir. Les bourgeois continuent ¨¤ s¡¯¨¦pater(Los burgueses contin¨²an asombrados). Basta con recordar la cancelaci¨®n de la exposici¨®n del artista vien¨¦s Hermann Nitsch (1938-2022) que tendr¨ªa lugar en 2015, ¡®dadas las condiciones pol¨ªticas y sociales de M¨¦xico¡¯. Creo que situaciones como esa muestran que un discurso puede ser potente seg¨²n el contexto. ?Tal vez la obra de Nitsch hubiera tenido menos potencia en un lugar donde no fuera cosa de todos los d¨ªas?
¡°Tambi¨¦n pienso en la reacci¨®n que desat¨® en La Biennale [de Venecia] el trabajo del peruano Herbert Rodr¨ªguez. Sus collages de finales de la d¨¦cada de los 80 desataron cr¨ªticas, que iban desde que no era arte hasta que representaban la decadencia total. A la gente no le import¨® que se tratara de piezas de arte cr¨ªtico con las que Rodr¨ªguez hab¨ªa encarado la mano dura estructural del Estado y de los grupos terroristas en aquellos a?os. Creo que provoc¨® esa reacci¨®n por el contexto en que se exhib¨ªan: La Biennale. As¨ª que quiz¨¢, influido por el contexto estridente en el que nos sit¨²a la realidad mexicana, algunas de las piezas m¨¢s potentes que he visto en los ¨²ltimos a?os han sido aquellas que parecen recurrir al susurro, a la suavidad (de los dibujos textiles de Zyanya Arellano a los paisajes-vestuario de Paloma Contreras), al silencio (los escombros de La promesa [fragmento], de Teresa Margolles, dispuestos a manera de mudo antimonumento a los sue?os demolidos por el crimen organizado, la corrupci¨®n institucionalizada, la impunidad¡), o a las ficciones quim¨¦ricas basadas en el cuerpo (de las mu?ecas de Nicole Chaput, martirizadas por sus posturas y su propia belleza, a las criaturas pol¨ªticas construidas con pantimedias rellenas de tabaco de la artista m¨¦tis Gabrielle L¡¯Hirondelle Hill, que confrontan las historias de conquista de las colonias de Norteam¨¦rica) para hablar de manera contundente de temas que a todes conciernen¡±.
Acercamiento y lejan¨ªa: la comunidad de los sin comunidad
Para la fot¨®grafa mexicana Juliana Alvarado (1990), quien se declara abiertamente alejada de la representaci¨®n y la puesta en escena que brinda su medio de producci¨®n, asegura que hoy en d¨ªa quienes m¨¢s venden en el mundo de la fotograf¨ªa son aquellos que son expl¨ªcitos, coyunturales y abyectos.
¡°Si tu foto no tiene impacto o no es sensacionalista, no atrae. Y a m¨ª me cuesta trabajo entrar en esas esferas porque creo que eso es algo que hay que evitar ya, lo veo como un vicio, al menos en la foto. Porque est¨¢ haciendo que el lenguaje fotogr¨¢fico sea un abuso; ya no es un medio con una esencia en s¨ª mismo. Hay que alejarse de la representaci¨®n¡±, asegura Alvarado.
La alusi¨®n de Jes¨²s Pacheco al trabajo de la artista Teresa Margolles (1963) en esta discusi¨®n resulta pertinente y especialmente compleja. Margolles, artista conceptual, fot¨®grafa y vide¨®grafa mexicana, est¨¢ centrada en explorar las causas sociales y las consecuencias de la muerte, as¨ª como la denuncia abierta de el narcotr¨¢fico en M¨¦xico, colocando la violencia en el debate p¨²blico.
Por su parte Bartolom¨¦ Delmar Huerta (35 a?os), curador de la Sala GAM, para quien la provocaci¨®n se le figura como un elemento secundario, el ejemplo de Margolles merece una mirada mucho m¨¢s reflexiva y personal. ¡°En el caso de Margolles hay una distinci¨®n importante: me parece enormemente po¨¦tico lo que hace, bell¨ªsimo. Si a ese momento de poes¨ªa que es dura y definitivamente se nutre de lo contextual, vienen y me dicen que lo fundamental de esa obra es el comentario que est¨¢ haciendo sobre el narcotr¨¢fico, sobre algo coyuntural en ese sentido, se me cae la pieza.¡±, apunta el curador.
El an¨¢lisis y cuestionamiento a estas cr¨ªticas impactantes en el arte, son relativamente nuevas y habr¨ªa que mirarlas tambi¨¦n con cautela y precisi¨®n. Paulina Ascencio Fuentes (1988), curadora e investigadora, en el contexto de las bienales tem¨¢ticas y coyunturales apunta al respecto que ¡°hay que ser cr¨ªticos tambi¨¦n en la forma en la que se est¨¢n dando las cr¨ªticas, pero es importante que est¨¦ pasando. S¨ª es un parteaguas que tiene mucho trabajo detr¨¢s y por delante. Antes no se hablaba de esto y no se cuestionaban las directrices o las intenciones de estos grandes eventos [las bienales]. Estamos reconociendo estas nuevas narrativas, las estamos incluyendo y m¨¢s que pensar en que se diversifica la gran narrativa te das cuenta que ¨¦stas son muchas y est¨¢n sucediendo de forma simult¨¢neas, que pasaron y pasan de forma simult¨¢nea pero hay que contarlas. Y ser cr¨ªticos tambi¨¦n en c¨®mo se est¨¢n contando¡±, precisa.
En este sentido, el artista multidisciplinario Parch Es (1989), complementa y apunta que abordar estos elementos de forma irresponsable puede ser un riesgo ante las lecturas al interior y exterior de sus contextos: ¡°La coyuntura rebasa el arte. Lo que me parece complejo de esos discursos es que al adoptarse fuera lo solemos hacer por los mismos canales que consumimos. Es incluso un tanto aspiracional, est¨¢ dictado desde otro lado a veces no se ajustan a nuestros contextos. Ese capital est¨¢ dictado internacionalmente¡±.
Tensar la relaci¨®n desde la historia
Por ¨²ltimo, el artista mexicano Luis Felipe Ortega (1966) reflexiona la provocaci¨®n y el esc¨¢ndalo desde tres aspectos vitales, los cuales versan sobre el alejamiento de la posibilidad de transformarse en objeto y banalizarse dentro de un sistema de consumo voraz al que el arte parece estar irremediablemente adscrito; que la reflexi¨®n hist¨®rica y pertinente del arte tambi¨¦n ha inclu¨ªdo en el pasado a los parias, locos, enfermos y desterrados de la sociedad (pensando tambi¨¦n en la ineficacia de los sistemas punitivos y de reinserci¨®n social), as¨ª como sobre la pertinencia de provocar, desorientar e incomodar desde cuestionamientos oblicuos, un tanto m¨¢s p¨¢lidos en su est¨¦tica expl¨ªcita incluso, pero no por ello menos frontales o contundentes, cuestionando adem¨¢s el imperio de lo visual en la sociedad contempor¨¢neo.
¡°El arte tambi¨¦n tiene la funci¨®n de desorientar, y mucho de lo que yo hago tiene la finalidad de desorientar el terreno cotidiano, por eso Pier Paolo Passolini [considerado tambi¨¦n en su momento como un provocador] es uno de los poetas, pensadores y cineastas m¨¢s vigente, porque mucho de su trabajo ten¨ªa que ver con esa desorientaci¨®n, que part¨ªa y derivaba en una dimensi¨®n pol¨ªtica. Y en el arte tambi¨¦n puedes invertir esa f¨®rmula.
¡°Desde el espectro del individuo creativo, ¨¦ste se estaba alejando o aproximando a un lugar de extra?eza de estar en el mundo. Antonin Artaud lo representaba muy bien, pero para ¨¦l ten¨ªa un costo muy alto, y tambi¨¦n para el artista externo brasile?o Arthur Bispo do Ros¨¢rio. Esta comunidad de los sin comunidad de los que habla el h¨²ngaro Peter P¨¢l Pelbart o el franc¨¦s F¨¦lix Guattari. De pronto creo que el espectro del arte contempor¨¢neo se olvid¨® que era parte de esos individuos, en ese sentido se acercaba a otros como los esquizofr¨¦nicos, que de otro lado de la vida estaban tambi¨¦n dentro de este espacio de los sin comunidad.
" Y en un mundo que tira a normalizar cualquier cosa que hagas, pues el ¨²nico sentido que tiene estar de este lado es que puedes pertenecer a esa comunidad. Cu¨¢ndo entras, cu¨¢ndo sales, qui¨¦n decide qui¨¦n te mete, no s¨¦, pero el arte va moviendo este sentido que dec¨ªa Guattari: ¡°de producir sin red de seguridad¡±. Y el arte lo sigue haciendo; hay ideas que pueden ser muy provocadoras pero que pasan al nivel del consumo y pierden, eso es muy fuerte. Algunas ideas que pol¨ªticamente pudieran ser radicales son cooptadas y normalizadas: el lenguaje, sus maneras, comportarse ante ciertas tem¨¢ticas. Otras conectan con varios sentidos y uno que me parece importante es la historia de la pr¨¢ctica. Las pr¨¢cticas tienen una historia y ah¨ª hay un sesgo, cuando piensas hist¨®ricamente tienes un compromiso de tensar esas relaciones, radicales y duras en distintos momentos, y eso puede abrirse a otros terrenos. C¨®mo tensar tu pr¨¢ctica con, yo dir¨ªa, una serie de abandonos en relaci¨®n a problem¨¢ticas que nos parec¨ªan sustanciales como la pregunta sobre uno mismo y el cuidado de uno. La responsabilidad de uno mismo que implica la subjetividad de otras realidades,
eso tiene un sentido filos¨®fico y tiene otro rasgo. La pr¨¢ctica provoca subjetividades espec¨ªficas y se va moviendo a otros sentidos y eso hay que tratarlo con cuidado para no caer en un panfletismo contempor¨¢neo¡±, reflexiona Ortega.