Criar entre todas: una red de apoyo para el futuro
Concebida como una fuerza vital de empat¨ªa y apoyo mutuo, para estas j¨®venes madres la uni¨®n y el amor hacen toda diferencia. Rompiendo con los c¨¢nones generacionales, las redes de apoyo en torno a la maternidad contempor¨¢nea se encuentran en un nuevo y prometedor dinamismo
Pese a los miles de testimonios, documentos y fuentes de informaci¨®n en torno a la llegada de los hijos al mundo, la gran mayor¨ªa de las mam¨¢s suelen coincidir en lo complejo y distinto que es entrar en la maternidad entre caso y caso. Dolores f¨ªsicos y psicoemocionales, desconcierto, e incluso un paralizante sentimiento de soledad son algunas de las constantes que indican que un nuevo ritmo de vida ha llegado junto con nuestro beb¨¦.
El lugar com¨²n, aunque no menos cierto, suele decirnos que no existe un manual o que nadie nace sabiendo ser mam¨¢. Pero cuando esto se vive en carne propia, las sorpresas y complicaciones ante situaciones completamente nuevas, muchas de ellas incluso aterradoras o dolorosas, son la constante durante las primeras semanas e incluso meses de gestaci¨®n, especialmente en madres j¨®venes y primerizas.
Ante este escenario, uno de los apoyos nodales invita a formar una red de apoyo intercomunicada, la cual funcione como soporte mutuo de informaci¨®n, cuidados o asistencia en temas pr¨¢cticos e incluso emocionales. Hist¨®ricamente, dicha red ubicaba idealmente a la pareja y el n¨²cleo familiar m¨¢s inmediato, sin embargo el mundo contempor¨¢neo nos ha mostrado una realidad distinta y reveladora al respecto.
Para Daniela de la Rosa, madre y dise?adora UX de 33 a?os, la llegada de su primera hija, Aurea, vino acompa?ada de una complicaci¨®n m¨¦dica, un necesario aunque engorroso cambio de domicilio, as¨ª como una posterior separaci¨®n, lo cual pareci¨® nublar un poco el panorama para Daniela, quien se encontr¨® con su propia manera de aprender a maternar y de construir una joven y at¨ªpica red de apoyo, que en cierto modo rompi¨® con las tradiciones y los paradigmas al interior de su familia.
Tras el nacimiento de Aurea en 2015, Daniela y su entonces pareja se enteraron que la beb¨¦ no estaba desarroll¨¢ndose como los pediatras esperaban, al detectarle hipotiroidismo cong¨¦nito, lo cual deriv¨® en una crisis muy fuerte meses despu¨¦s de su nacimiento, terminando internada en urgencias durante cinco d¨ªas, en donde los pron¨®sticos no eran muy alentadores. Afortunadamente, el tratamiento y el medicamento que le dieron ayud¨® mucho y se le pudo salvar la vida.
¡°Las abuelas me dec¨ªan ¡®est¨¢ amarilla, ponla al sol¡¯, ese tipo de conocimiento emp¨ªrico. Pero algo me dec¨ªa que esto no era normal. Yo le marcaba a la doctora todo el tiempo, no me dejaba llevar del todo por mi instinto porque no me sent¨ªa con ese halo ¡®m¨¢gico y natural¡¯ del que todo mundo hablaba. Yo cre¨ªa que deb¨ªa dar soluciones t¨¢cticas y cuando pas¨® esta turbulencia tuve que regresar a trabajar, fue muy dif¨ªcil para m¨ª y contrario a la historia de mi mam¨¢, quien pudo encargarme con mis abuelos. Yo no pod¨ªa hacerlo porque estaba muy lejos. Fui la primera persona en mi familia que meti¨® a su beb¨¦ en una guarder¨ªa, para m¨ª eso fue muy pr¨¢ctico porque trabajaba de 9 am a 6 pm y pasaba de regreso por ella¡±, recuerda Daniela de la Rosa, para quien la figura apoyo fue dando paso a un selecto grupo de amigas y compa?eras con las cuales compart¨ªa ninguna cosa como madre pero s¨ª muchas como seres humanos emp¨¢ticos y dispuestos a ayudarla
¡°Pienso que, en t¨¦rminos generales, la maternidad suele ser solitaria tambi¨¦n porque cada ni?o es un individuo muy diferente. Y crear redes de apoyo implica conocerlos bien para que ellos mismos tengan esas redes, que les funcionen. A m¨ª me toc¨® trabajar en un lugar lleno de millennials y centennials, ninguno de ellos ten¨ªa hijos, al menos en mi equipo de trabajo. Y ah¨ª me encontr¨¦ con personas que no entend¨ªan y no les interesaba hacerlo, pero tambi¨¦n las que te apoyan pese a no entenderlo. Las primeras, incluso despu¨¦s de mi separaci¨®n, fueron mi principal red de apoyo y honestamente no s¨¦ qu¨¦ hubiera hecho sin ellas, no s¨®lo en cuesti¨®n emocional sino en temas pr¨¢cticos como el dinero, el tiempo y el trabajo. Eran seis chicas solteras, sin novio, con un apoyo muy natural¡±, recuerda con gusto y afecto la mam¨¢ de Aurea.
Y si bien la experiencia de Daniela de la Rosa podr¨ªa sugerir una excepci¨®n en cuanto a lo turbulento que puede ser la llegada de un beb¨¦, casos como el de Estephanie Su¨¢rez, periodista y mam¨¢ de 32 a?os, nos habla de que en cuesti¨®n de maternidades, las excepciones son la regla.
Estephanie tuvo que enfrentar, adem¨¢s de la falta inmediata de seguridad social y un mundo en plena pandemia (2020), la ausencia paterna y un apoyo m¨¢s amplio para Luciano, un beb¨¦ esperado que vino a cambiar su vida.
¡°El d¨ªa que naci¨® Luciano fue complicado porque nadie me contestaba el tel¨¦fono, yo reci¨¦n me hab¨ªa cambiado de casa y al llegar a la cl¨ªnica fue todo un tema porque en mi trabajo no ten¨ªa Seguro Social, me quer¨ªan mandar a otro lado, etc. Al final se arregl¨® con el seguro del pap¨¢ de mi beb¨¦. Me ayudaron, estuve aislada con mi beb¨¦, quien durante esa semana fue el ¨²nico en los cuneros debido a la pandemia.
¡°S¨®lo ten¨ªa dos personas que me ayudaban, mi mam¨¢ y mi hermano, y ya en la parte final el pap¨¢ de Luciano me apoyaba con consultas durante mes y ubers en la la cuarentena. Esto fue, por ejemplo, muy distinto a la historia de mi prima, en donde todos estuvieron al pendiente. Despu¨¦s, todo lo tuve que hacer yo sola. Y s¨ª es dif¨ªcil porque adem¨¢s nadie te dice c¨®mo hacer las cosas, entonces las vas descubriendo, armando y te acostumbras¡±, confiesa Estephanie Su¨¢rez.
Por su parte, para Erika Rivadeneyra Solano, editora de 40 a?os y mam¨¢ de Le¨®n, quien lleg¨® al mundo en 2013, la red de apoyo m¨¢s vital no estuvo con su madre ni su t¨ªa, con quien encargaron a Erika al nacer para que su mam¨¢ pudiera seguir trabajando, sino que la encontr¨® un d¨ªa, en el parque cerca de su casa, como una inesperada pero m¨¢s que grata coincidencia.
¡°Con las primeras con las que hice comunidad fueron mis primas, que ya eran mam¨¢s y se acercaron a apoyar: me tra¨ªan ropa, comida y me explicaban cosas, como t¨¦cnicas para amamantar, o me dec¨ªan ¡®va a pasar, los primeros d¨ªas son los m¨¢s dif¨ªciles, efectivamente nadie nos avisa, etc.¡¯, todo desde sus propias experiencias. Y despu¨¦s hice una s¨²per red de apoyo que a¨²n conservo con las mam¨¢s del parque cerca de la casa donde viv¨ªa entonces, con quienes nos encontr¨¢bamos las tardes que pase¨¢bamos con los ni?os. Result¨® que casi todas ten¨ªamos hijos de la misma edad. A¨²n sigo en ese chat con ellas y adem¨¢s los ni?os hicieron amistades muy padres. Hab¨ªa s¨®lo una mam¨¢ que ya ten¨ªa tres hijos y era como nuestra sensei, se le respetaba mucho¡±, recuerda con mucho gusto Erika.
Donde la vida reinicia
Amigas, primas, vecinas, incluso gente extra?a o aparentemente ajena la realidad m¨¢s inmediata de cada madre han podido brindar un soporte que se desdobla y muestra de distintas maneras, construyendo peque?os y esperanzadores grupos en donde la fortaleza y cooperaci¨®n humana son protagonistas de nuevas historias y caminos, los cuales nos van transformando en personas emocionalmente m¨¢s resueltas, compartidas y preparadas para los embates del d¨ªa a d¨ªa.
Las historias de Erika, Daniela y Estephanie coinciden en que pese a lo bello y adverso de ser mam¨¢, la desconfiguraci¨®n de los demandantes tiempos y cuidados que exige el o la beb¨¦ es inminente, por lo que se corre el riesgo de pensar que la vida independiente, la diversi¨®n o el desarrollo personal han llegado a un temprano cl¨ªmax.
Sin embargo, nuestras j¨®venes madres han descubierto que hacer lo que se puede con lo que se tiene no necesariamente es malo, que las redes de apoyo ayudan tambi¨¦n a verse a s¨ª mismas y disfrutar m¨¢s de la vida, pero sobre todo a descubrir cosas nuevas y redescubrirse en el d¨ªa a d¨ªa con sus hijos.
Daniela de la Rosa reflexiona que con la maternidad, ¡°una suele hacerse a un lado y decir ¡®como ya soy mam¨¢, ya no puedo hacer esto o aquello¡¯. Pero a m¨ª esa ¨®ptica nunca me acomod¨®, para empezar porque soy una persona altamente sociable y mi grupo de apoyo me integr¨® a cosas tan sencillas como ir al cine por la tarde, o que alguien me acompa?ara al s¨²per, recomendaciones de cosas, ir a reuniones, etc. Al principio es tambi¨¦n un periodo para encontrarse a s¨ª misma, todo un periplo que te mueve a ciertos lugares para cuestionarte cosas de nuevo. Eres mam¨¢, pero tambi¨¦n eres un individuo y la maternidad suele invitar a muchas personas a olvidarse de ese individuo¡±.
En el caso de Erika Rivadeneyra, ser mam¨¢ fue una experiencia que tom¨® tiempo asimilar, sorteando dolores de todo tipo, incluso culpas o sentimientos adversos para lo que los dem¨¢s dicen o esperan de una madre. ¡°Descubr¨ª que ya no sab¨ªa jugar, adem¨¢s sent¨ªa una brecha importante por el hecho de que Le¨®n es ni?o. Cuando ¨¦l sacaba los coches hac¨ªa ¡®run, run¡¯, invit¨¢ndome a jugar y yo no hac¨ªa nada. Volver a aprender a jugar y a divertirte de otras formas es incre¨ªble. Retomar eso fue muy bello¡±.
Ser madre puede causar un alejamiento abrupto de nuestros c¨ªrculos de amistades, familiares o din¨¢micas sociales, estimulando un aislamiento que quiz¨¢s pudiera hacer las cosas un tanto m¨¢s dif¨ªciles. En esta etapa es importante la figura de las redes de apoyo, especialmente porque fortalecer¨¢n de forma positiva las nuevas forma de ser, de pensar y de actuar desde la maternidad.
No obstante, Estephanie Su¨¢rez deja en claro que la red tiene que venir de la consciencia de no estar sola en el mundo y que con o sin ella, las cosas funcionan de forma m¨¢s ¨®ptima en conjunto. ¡°La mejor parte de ser mam¨¢ es compartir mi tiempo con alguien, disfrutarme como persona, mujer, como trabajadora tambi¨¦n. Es un ecosistema que rota de forma perfecta porque absolutamente todo se mueve en funci¨®n de que lo disfrutas¡±, asegura.