El Panam¨¢ ind¨ªgena busca empoderar a sus mujeres
Un proyecto de inclusi¨®n productiva apunta a abrir m¨¢s oportunidades a miles de familias ind¨ªgenas pobres
Heladia Arcia Gonz¨¢lez es una alumna aplicada. En menos de un a?o aprendi¨® a multiplicar mucho m¨¢s que n¨²meros: no solo duplic¨® la cantidad de pollos y tub¨¦rculos de su parcela en la comarca Ng?be-Bugl¨¦ en Panam¨¢, sino que, adem¨¢s, con los ingresos extras de la venta de sus productos pudo reinvertir en su negocio sin tener que recurrir a onerosos cr¨¦ditos.
La historia de Heladia, estudiante de una Escuela de Campo, es una m¨¢s de las 3.000 que protagonizan mujeres ind¨ªgenas en el ...
Heladia Arcia Gonz¨¢lez es una alumna aplicada. En menos de un a?o aprendi¨® a multiplicar mucho m¨¢s que n¨²meros: no solo duplic¨® la cantidad de pollos y tub¨¦rculos de su parcela en la comarca Ng?be-Bugl¨¦ en Panam¨¢, sino que, adem¨¢s, con los ingresos extras de la venta de sus productos pudo reinvertir en su negocio sin tener que recurrir a onerosos cr¨¦ditos.
La historia de Heladia, estudiante de una Escuela de Campo, es una m¨¢s de las 3.000 que protagonizan mujeres ind¨ªgenas en el Panam¨¢ rural, quienes como ella adquieren las destrezas necesarias para gestionar la tierra.
Su meta es incrementar la producci¨®n de hortalizas y aves en las parcelas para que las familias tengan alimentos suficientes y nutritivos durante todo el a?o, adem¨¢s de generar ingresos econ¨®micos adicionales.
La poblaci¨®n ind¨ªgena en Panam¨¢ equivale a m¨¢s del 12% de sus habitantes, se dividen en siete pueblos que habitan principalmente en seis regiones o comarcas. Son grupos hist¨®ricamente desfavorecidos y con retos de crecimiento econ¨®mico, ya que la pobreza en las comarcas afecta a m¨¢s del 85% de su gente.
En el pa¨ªs, los hombres ind¨ªgenas ganan, en promedio, un 57% menos que los no ind¨ªgenas, mientras que las mujeres ganan alrededor de un 70% menos.
Pero el dato m¨¢s cruento es que seis de cada diez ni?os padecen desnutrici¨®n cr¨®nica en las comarcas, lo cual no solo impacta su crecimiento sino tambi¨¦n su capacidad de aprendizaje y desarrollo futuro.
¡°Consum¨ª, vend¨ª, recib¨ª dinero y tuve una experiencia que yo no ten¨ªa¡±, cuenta Heladia, al hablar de su experiencia desarrollada a trav¨¦s del programa de inclusi¨®n productiva del Ministerio de Desarrollo Social conocido como Cohesi¨®n Social.
Cohesi¨®n Social es lo que se conoce en ingl¨¦s como un cash plus program, es decir, es un apoyo de tipo productivo que se suma a otros apoyos ya existentes. Aqu¨ª se sum¨® a Red de Oportunidades, un programa de transferencias monetarias condicionadas vigente desde 2006 en Panam¨¢, que provee un apoyo econ¨®mico mensual a las madres de familia a cambio de que sus hijos asistan a la escuela y a controles peri¨®dicos de salud.
Cohesi¨®n Social ofreci¨® a las beneficiarias de la Red de Oportunidades una ruta hacia la generaci¨®n de ingresos aut¨®nomos, ya que es un programa enfocado en mujeres de diversas poblaciones ind¨ªgenas, que viven en las zonas m¨¢s empobrecidas del pa¨ªs.
Gaston Mariano Blanco, especialista s¨¦nior en protecci¨®n social del Banco Mundial, explica que el objetivo principal del programa Cohesi¨®n Social es mejorar la seguridad alimentaria de las familias extremadamente pobres de Panam¨¢. Y a la par, promover mejoras en las condiciones de estas familias para a su vez impulsar el capital humano de sus hijos.
Escuelas de Campo
En las Escuelas de Campo, las ¡°alumnas¡± junto con sus tutores -que son t¨¦cnicos agr¨ªcolas- trabajan problemas y soluciones para mejorar sus cultivos a trav¨¦s de lo que llaman aprendizaje vivencial. Las llamadas Escuelas de Campo son una metodolog¨ªa que desde los a?os 80 desarrolla la FAO en distintos pa¨ªses y son la pieza clave para el desarrollo de proyectos de inclusi¨®n productiva rural.
Un aspecto importante es que los tutores hablan el idioma de la comunidad y muchas veces son parte de la misma. Pese a que la capacitaci¨®n es eminentemente t¨¦cnica, tambi¨¦n se imparte educaci¨®n alimentaria y nutricional, con el fin de promover cambios de comportamiento hacia dietas m¨¢s saludables. Por ejemplo, entre las semillas que se entregan se incluyen hortalizas, un nutriente que antes no ten¨ªa fuerte presencia dentro de su dieta.
Durante todo este proceso de capacitaci¨®n, a las mujeres se les brindan tambi¨¦n herramientas de uso agr¨ªcola, se les entregan semillas diversas y se les dan pollos de engorde y alimento para sus aves, con lo que se refuerza la transferencia de conocimientos.
A un a?o de ser parte del programa, Heladia aument¨® la producci¨®n de sus parcelas: con la comercializaci¨®n de los excedentes del tub¨¦rculo ?ame y de pl¨¢tano gener¨® 570 d¨®lares. En ocasiones anteriores acud¨ªa a pedir cr¨¦dito para sus siguientes cosechas, esta vez, el dinero que gan¨® lo invirti¨® y no pidi¨® pr¨¦stamos.
?rsula Mart¨ªnez, especialista en protecci¨®n social del Banco Mundial, destaca que un punto relevante que se cruza en el programa es ¡°fortalecer a las mujeres a partir del empoderamiento econ¨®mico, lo que se da al aumentar la capacidad que tienen para aportar al hogar¡±. Y justo, el incremento en sus cosechas y la venta de sus productos est¨¢ impulsando su acceso a recursos econ¨®micos y financieros y visibiliza su papel dentro de su comunidad.
Adem¨¢s de que la participaci¨®n en las Escuelas de Campo ha ¡°evolucionado su voz¡±, es decir, que inicialmente no hablaban mucho dentro de los talleres y con el tiempo se han vuelto m¨¢s expresivas y participativas.
Este programa que pertenece al Ministerio de Desarrollo Social fue implementado en coordinaci¨®n con la FAO (Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura) y recibi¨® financiamiento y apoyo t¨¦cnico por parte del Banco Mundial. Se espera que una evaluaci¨®n de impacto, que se encuentra cerca de completarse, genere evidencia favorable que le permita pasar de ser un proyecto piloto a uno de escala nacional.