El texto de Hern¨¢n Casciari que hizo llorar a Messi
El escritor argentino dedica al jugador un relato que habla del desarraigo de ¡°un hombre sencillo¡± que lleg¨® a la cima sin olvidar sus ra¨ªces
Messi es ¡°un hombre sencillo¡± en la ¡°cima del mundo¡±. El domingo, alz¨® la Copa en Qatar. El martes, cuatro millones de personas corearon su nombre en las calles de Buenos Aires, en la que fue la mayor experiencia colectiva de la historia argentina. Ese mismo d¨ªa viaj¨® a Rosario, su ciudad natal, como h...
Messi es ¡°un hombre sencillo¡± en la ¡°cima del mundo¡±. El domingo, alz¨® la Copa en Qatar. El martes, cuatro millones de personas corearon su nombre en las calles de Buenos Aires, en la que fue la mayor experiencia colectiva de la historia argentina. Ese mismo d¨ªa viaj¨® a Rosario, su ciudad natal, como hace cada a?o. El jueves, tom¨® su tel¨¦fono y mand¨® un mensaje grabado a un periodista de radio, Andy Kusnetzoff, y a un escritor, Hern¨¢n Casciari. Les cont¨®, a ambos, que hab¨ªa llorado junto con su esposa, Antonella Roccuzzo. Y que el motivo era un texto de nueve minutos que Casciari, director de la Revista Orsai, hab¨ªa le¨ªdo el mi¨¦rcoles en el programa. El protagonista del relato era Messi, evidentemente, y se titulaba ¡°La valija de Lionel¡±.
Casciari vivi¨® 15 a?os en Espa?a. All¨ª fue testigo del largo camino que convirti¨® a Messi de un joven jugador argentino que hac¨ªa goles en las inferiores del Barcelona a ese ¡°hombre sencillo¡± que lleg¨® a la ¡°cima del mundo¡±. ¡°Hab¨ªa dos clases de inmigrantes: los que guardaban la valija en el ropero ni bien llegaban a Espa?a, dec¨ªan ¡®vale¡¯, ¡®t¨ªo¡¯ y ¡®hostias¡¯. Y los que ten¨ªamos la valija sin guardar manten¨ªamos las costumbres, como por ejemplo el mate o el ye¨ªsmo. Dec¨ªamos yuvia, dec¨ªamos caye¡±.
Con la victoria en Qatar, Messi ¡°cerr¨® las bocas de sus detractores¡± en Argentina. Y con su ¡°Qu¨¦ mir¨¢', bobo, and¨¢ pay¨¢¡±, Casciari confirm¨® que Messi hab¨ªa mantenido intacto ¡°su ye¨ªsmo¡±. ¡°Y todos disfrutamos ver a Messi volver a casa con la Copa del Mundo en su valija sin guardar (¡) Esta historia ¨¦pica no hubiera ocurrido nunca si el Lionel (¡) hubiera escondido su valija en el ropero. Si de chico hubiera sucumbido al ¡®vale¡¯ y al ¡®hostia, t¨ªo¡¯. Pero nunca equivoc¨® su acento ni olvid¨® su lugar en el mundo¡±, escribi¨® y ley¨® Casciari.
La historia de desarraigo toc¨® la fibra de Messi, que escuch¨® el relato de Casciari gracias a su mujer, Antonella. Decidi¨® entonces enviar un mensaje grabado al celular de Andy Kusnetzoff, el conductor del programa. ¡°Te quer¨ªa mandar este audio porque estaba ac¨¢, nos levantamos con Anto, est¨¢bamos tomando mate, me puse a mirar un poquito de Tik Tok¡±, le dice. Se declara alegrado porque el periodista se hab¨ªa recuperado de un problema de salud; y avanza enseguida sobre el texto de Casciari. ¡°Lo de Hern¨¢n, lo que escribi¨®, lo que cont¨®, la verdad que fue impresionante. Nos pusimos a llorar los dos porque es algo muy cierto todo lo que cuenta. Y nada, quer¨ªa mandarles un saludo a los dos, agradecerles, y decirles que lo escuchamos, nos emocionamos, nos hicieron llorar. Quer¨ªa que lo sepan. Les mando un abrazo grande para todos. Y gracias otra vez¡±, cerr¨® Messi.
Todos se secaban las l¨¢grimas al aire. Entre ellos, Casciari. ¡°Fue tremendo el mensaje de Lionel de esta ma?ana, diciendo que hab¨ªa llorado junto a su mujer escuchando el cuento. Si de chico me daban a elegir: premios Nobel y Cervantes o emocionar con un cuento a Messi, elijo lo de hoy¡±, dice.
El texto que ley¨® Casciari, que se puede leer m¨¢s abajo, es un resumen del original, que se publicar¨¢ ¨ªntegro en la edici¨®n de febrero de la Revista Orsai.
La valija de Lionel
¡°Los s¨¢bados de 2003 por la ma?ana, TV3 de Catalu?a transmit¨ªa en directo los partidos de las inferiores del Bar?a. Y en los chats de argentinos emigrados se repet¨ªan dos preguntas: c¨®mo hacer dulce de leche hirviendo latas de leche condensada, y a qu¨¦ hora jugaba el chico rosarino de quince a?os que hac¨ªa goles en todos los partidos.
¡°En la temporada 2003-2004, Lionel Messi jug¨® treinta y siete partidos y convirti¨® treinta y cinco goles: el rating matutino de la TV catalana, esos s¨¢bados, super¨® al nocturno. Ya se hablaba de ¡®aquest nen¡¯ en las peluquer¨ªas, en los bares y en las tribunas del Camp Nou.
¡°El ¨²nico que no hablaba era ¨¦l: en las entrevistas pospartido a todas las preguntas el adolescente las respond¨ªa con un ?s¨ª?, un ?no? o un ?gracias?, y despu¨¦s bajaba la vista. Los argentinos emigrados hubi¨¦ramos preferido un charlat¨¢n, pero hab¨ªa algo bueno: cuando hilvanaba una frase se com¨ªa las eses, y dec¨ªa ful en lugar de falta.
¡°Descubrimos, con alivio, que era de los nuestros, de los que ten¨ªamos la valija sin guardar.
¡°Hab¨ªa dos clases de inmigrantes: los que guardaban la valija en el ropero ni bien llegaban a Espa?a, dec¨ªan ?vale?, ?t¨ªo? y ?hostias?. Y los que ten¨ªamos la valija sin guardar manten¨ªamos las costumbres, como por ejemplo el mate o el ye¨ªsmo. Dec¨ªamos yuvia, dec¨ªamos caye.
¡°Empez¨® a pasar el tiempo. Messi se convirti¨® en el 10 indiscutido del Bar?a. Llegaron las Ligas, las Copas del Rey y las Champions. Y tanto ¨¦l como nosotros, los inmigrantes, supimos que el acento era lo m¨¢s dif¨ªcil de mantener.
¡°A todos nos costaba mucho seguir diciendo gambeta en vez de regate, pero al mismo tiempo sab¨ªamos que era nuestra trinchera final. Y Messi fue nuestro l¨ªder en esa batalla. El chico aquel que no hablaba, nos manten¨ªa viva la forma de hablar.
¡°As¨ª que, de repente, ya no solo disfrut¨¢bamos al mejor jugador que hab¨ªamos visto en la vida, sino que tambi¨¦n vigil¨¢bamos que no se le escapara un modismo espa?ol en ninguna entrevista.
¡°Adem¨¢s de sus goles, celebr¨¢bamos que, en el vestuario, siempre tuviera el termo y el mate. De repente era el humano m¨¢s famoso de Barcelona pero, igual que nosotros, nunca dejaba de ser un argentino en otra parte.
¡°Su bandera argentina en los festejos de cada copa europea. Su desplante cuando fue a los Juegos Ol¨ªmpicos a ganar el oro para Argentina sin permiso de su club. Sus navidades siempre en Rosario, a pesar de que ten¨ªa que jugar en enero en el Camp Nou. Todo lo que hac¨ªa era un gui?o para nosotros, para los que, en el a?o 2000, hab¨ªamos llegado con ¨¦l a Barcelona.
¡°Es dif¨ªcil explicar cu¨¢nto nos alegr¨® la vida a los que viv¨ªamos lejos de casa. C¨®mo nos sac¨® del hast¨ªo de una sociedad mon¨®tona y nos justific¨®. De qu¨¦ manera nos ayud¨® a no perder la br¨²jula. Messi nos hizo felices de una forma tan serena, y tan natural, y tan nuestra, que cuando empezaron a llegar los insultos desde Argentina no lo pod¨ªamos entender.
Pecho fr¨ªo. Solamente te importa la plata. Qued¨¢te all¨¢. No sent¨ªs la camiseta. Sos gallego, no argentino. Si alguna vez renunciaste, pens¨¢lo otra vez. Mercenario.
¡°Viv¨ª quince a?os lejos de Argentina, y no se me ocurre pesadilla m¨¢s espantosa que escuchar voces de desprecio que llegan del lugar que m¨¢s quer¨¦s en el mundo.
¡°Ni dolor m¨¢s insoportable que o¨ªr, en la voz de tu hijo, la frase que escuch¨® Messi de su hijo Thiago: ¡°Pap¨¢, ?por qu¨¦ te matan en Argentina?¡±
¡°Se me corta la respiraci¨®n cuando pienso en esa frase de un chico a un padre. Y s¨¦ que una persona corriente terminar¨ªa invadida por el rencor.
¡°Por eso la renuncia de Messi en 2016 a la Selecci¨®n Argentina fue casi un alivio para nosotros, los inmigrantes. No pod¨ªamos verlo sufrir as¨ª, porque sab¨ªamos cu¨¢nto amaba a su pa¨ªs y los esfuerzos que hac¨ªa para no romper el cord¨®n umbilical.
¡°Cuando renunci¨®, fue como si, de repente, Messi hubiera decidido sacar un rato las manos del fuego. No solamente las suyas. A nosotros tambi¨¦n nos quemaban esas cr¨ªticas.
¡°Ah¨ª ocurre, creo yo, el hecho m¨¢s ins¨®lito del f¨²tbol moderno: la tarde de 2016 en que Lionel se cans¨® de los insultos y decidi¨® renunciar, un chico de quince a?os le escribi¨® una carta por Facebook que terminaba diciendo: ¡°Pens¨¢ en quedarte. Pero quedate para divertirte, que es lo que esta gente te quiere quitar¡±. Siete a?os despu¨¦s, Enzo Fern¨¢ndez, el autor de la carta, result¨® el jugador revelaci¨®n del Mundial de Lionel Messi.
¡°Messi volvi¨® a la Selecci¨®n (lo dijo ¨¦l mismo) para que esos chicos que le mandaban cartas no creyeran que rendirse era una opci¨®n en la vida.
¡°Y al volver, gan¨® todo lo que le faltaba y cerr¨® las bocas de sus detractores. Aunque algunos lo encontraron ¡°por primera vez vulgar¡± frente a un micr¨®fono. Fue cuando dijo: ¡°Qu¨¦ mir¨¢', bobo, and¨¢ pay¨¢¡±. Para nosotros, los que vigilamos su acento durante quince a?os, fue una frase perfecta, porque se comi¨® todas las eses y su ye¨ªsmo sigue intacto.
¡°Nos alegra confirmar que sigue siendo el mismo que nos ayud¨® a ser felices cuando est¨¢bamos lejos.
¡°Ahora algunos inmigrantes ya volvimos; otros se quedaron. Y todos disfrutamos ver a Messi volver a casa con la Copa del Mundo en su valija sin guardar. Esta historia ¨¦pica no hubiera ocurrido nunca, si el Lionel de quince a?os hubiera escondido su valija en el ropero. Si de chico hubiera sucumbido al ¡°vale¡± y al ¡°hostia, t¨ªo¡±. Pero nunca equivoc¨® su acento ni olvid¨® su lugar en el mundo.
¡°Por eso la Humanidad entera deseaba el triunfo Lionel con tanta fuerza. Nunca nadie hab¨ªa visto, en la cima del mundo, a un hombre sencillo.
¡°Y ayer, como cada a?o, Messi volvi¨® de Europa para pasar la Navidad con su familia en Rosario, para saludar a sus vecinos. Sus costumbres no cambian.
¡°Lo ¨²nico que cambia es lo que nos trajo en la valija¡±.
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