Reflejos sudamericanos del conflicto Washington-Pek¨ªn
El proyecto geopol¨ªtico chino est¨¢ realizando un experimento en Mercosur. Le ofrece una oportunidad inapreciable la gran crisis econ¨®mica argentina, una de cuyas manifestaciones es la p¨¦rdida de reservas del Banco Central
La sigla BRICS, para designar el club que integran Brasil, Rusia, India, China y Sud¨¢frica, naci¨® en 2001 como una clasificaci¨®n casi period¨ªstica que se le ocurri¨® a un investigador de Goldman Sachs. Se refer¨ªa a cinco econom¨ªas emergentes que, por su dimensi¨®n y dinamismo, generaban gran expectativa en los mercados. Al cabo de 22 a?os, esa designaci¨®n cambi¨® de significado. Aquella promesa se frustr¨®, salvo en el caso de China, cuya expansi¨®n no fue solo ec...
La sigla BRICS, para designar el club que integran Brasil, Rusia, India, China y Sud¨¢frica, naci¨® en 2001 como una clasificaci¨®n casi period¨ªstica que se le ocurri¨® a un investigador de Goldman Sachs. Se refer¨ªa a cinco econom¨ªas emergentes que, por su dimensi¨®n y dinamismo, generaban gran expectativa en los mercados. Al cabo de 22 a?os, esa designaci¨®n cambi¨® de significado. Aquella promesa se frustr¨®, salvo en el caso de China, cuya expansi¨®n no fue solo econ¨®mica sino tambi¨¦n pol¨ªtica. La semana pasada se demostr¨® c¨®mo los BRICS son ahora una plataforma para el juego chino en el tablero internacional, con efectos en casi todo el globo.
La evidencia m¨¢s clara de esta mutaci¨®n aparece en la principal iniciativa surgida de la cumbre que los l¨ªderes del grupo celebraron en Johannesburgo el jueves de la semana pasada: all¨ª se decidi¨® invitar a seis pa¨ªses a sumarse a la cofrad¨ªa. Son Arabia Saud¨ª, Emiratos ?rabes Unidos, Ir¨¢n, Etiop¨ªa, Egipto y Argentina.
La apertura se produce por el impulso de China. Xi Jinping aspira a formar una liga de pa¨ªses que compense la influencia del Grupo de los Siete, al que pertenecen dos de sus rivales: Estados Unidos y Jap¨®n. Ya se adelant¨® que, despu¨¦s de la incorporaci¨®n de los invitados de la semana pasada, se reabrir¨¢ la inscripci¨®n para otros doce nuevos miembros. Se ir¨ªa formando as¨ª una especie de r¨¦plica del Movimiento de Pa¨ªses No Alineados, que impuls¨® Rusia durante la Guerra Fr¨ªa, y que hoy sobrevive, aletargado. Es curioso: ni China ni Brasil pertenecen a esa agrupaci¨®n, a la que Rusia pertenece solo como pa¨ªs observador.
La voluntad de Pek¨ªn se sobrepuso a las contradicciones que ya afectan a los cinco miembros, y que prometen multiplicarse. Las tensiones existentes son inocultables. China y la India cultivan una enemistad desde hace siglos. Es una de las razones por las cuales los indios est¨¢n profundizando cada d¨ªa su alianza con los norteamericanos. Sud¨¢frica, por su parte, tiene reservas frente a Rusia. Qued¨® claro en la reuni¨®n de la semana pasada, a la que Vlad¨ªmir Putin prefiri¨® no asistir por el riesgo a ser detenido por las fuerzas de seguridad que controla Cyril Ramaphosa, el anfitri¨®n. El Kremlin se hizo representar por el canciller Sergu¨¦i Lavrov.
Los rusos obtuvieron, sin embargo, un triunfo invalorable. Que se los incluya como firmantes de una declaraci¨®n final en cuyo cuarto p¨¢rrafo se condenan las acciones coercitivas unilaterales. Imposible no leer en ese texto una t¨¢cita reprobaci¨®n a la invasi¨®n a Ucrania.
La invitaci¨®n simult¨¢nea a Ir¨¢n y a Arabia Saud¨ª no promete agregar armon¨ªas en el grupo. Ambos pa¨ªses arrastran una secuencia infinita de entredichos, superada apenas en marzo pasado, cuando restituyeron relaciones diplom¨¢ticas a instancias de una gesti¨®n china. Pero m¨¢s conflictiva todav¨ªa podr¨ªa ser la proximidad entre Ir¨¢n y Argentina. Desde el salvaje atentado a la mutual jud¨ªa AMIA, en 1994, los tribunales de Buenos Aires piden la captura de funcionarios iran¨ªes y culpan al r¨¦gimen de Teher¨¢n de ser el ¨²ltimo motor del ataque. Es evidente que, m¨¢s que las objeciones de los invitados, pes¨® la voz de Rusia, que pidi¨® la incorporaci¨®n de Ir¨¢n.
Estas tensiones sirven para revelar otra peculiaridad de estos nuevos BRICS: son tambi¨¦n un lugar de socializaci¨®n para reg¨ªmenes muy opacos, que padecen un aislamiento pol¨ªtico o econ¨®mico derivado de sanciones internacionales.
La jugada de Xi Jinping tiene modulaciones especiales en Am¨¦rica Latina. Es posible que los brasile?os est¨¦n callando cierta decepci¨®n. Su influencia, que hasta ahora era de un quinto sobre el grupo, se reducir¨¢ dentro de poco a la und¨¦cima parte. Sin embargo, salieron de Johannesburgo con un trofeo bajo el brazo: el punto 7 de la declaraci¨®n final alienta una reforma general de la Carta de Naciones Unidas, recomendando un rol m¨¢s relevante para Brasil, India y Sud¨¢frica, inclusive en el Consejo de Seguridad.
Para el Gobierno brasile?o es un paso simb¨®lico important¨ªsimo hacia la realizaci¨®n un viejo sue?o: conseguir una butaca permanente en el Consejo. Ese anhelo nacional est¨¢ acentuado en Lula da Silva y llega a niveles obsesivos en su principal asesor internacional, Celso Amorim. La pretensi¨®n brasile?a choca con la doctrina argentina y mexicana sobre la materia: en esos dos pa¨ªses se pretende que la banca sea rotativa entre los tres. Ser¨¢ interesante observar qu¨¦ efectos tiene que el Gobierno de Alberto Fern¨¢ndez acepte la premisa de Brasil cuando ingrese al grupo.
El movimiento m¨¢s agresivo de China qued¨® cifrado en los puntos 44 y 45 de la declaraci¨®n. Tiene que ver con uno de los ejes principales de la estrategia de Xi Jinping contra Estados Unidos: el establecimiento de un sistema de pagos en monedas locales, que vayan reduciendo reinado del d¨®lar en el comercio internacional. El l¨ªder chino consigui¨® insertar esos dos p¨¢rrafos, a pesar de la resistencia del primer ministro indio Narendra Modi.
La batalla de Pek¨ªn en el terreno monetario ha reconfigurado el mercado global de cr¨¦dito entre Estados. Como consignaron los economistas Sebastian Horn, Bradley Parks, Carmen Reinhart y Christoph Trebesch en un paper publicado en el National Bureau of Economic Research sobre China como prestamista de ¨²ltima instancia, es pa¨ªs ha asistido a Estados en crisis de liquidez por m¨¢s de 170.000 millones de d¨®lares. A esa suma agregan 70.000 millones de d¨®lares prestados por bancos chinos. Esos especialistas calculan que se trata de m¨¢s del 20% de lo que el Fondo Monetario Internacional ha prestado en la ¨²ltima d¨¦cada. Este rol de China estar¨¢ en adelante buena medida tercerizado en el Nuevo Banco de Desarrollo, integrado por los BRICS y presidido por la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff.
El proyecto geopol¨ªtico chino est¨¢ realizando un experimento en el Mercosur. Le ofrece una oportunidad inapreciable la gran crisis econ¨®mica argentina, una de cuyas manifestaciones es la p¨¦rdida de reservas del Banco Central. El Gobierno de Alberto Fern¨¢ndez ya utiliz¨® parte de los yuanes que atesora ese banco desde hace casi una d¨¦cada como parte de un intercambio de reservas. Fue para pagar en esa moneda, previo consentimiento de Pek¨ªn, importaciones desde China. El ministro de Econom¨ªa, y tambi¨¦n candidato a presidente, Sergio Massa, intent¨® utilizar tambi¨¦n yuanes para saldar una cuota de la abultada deuda con el Fondo Monetario Internacional. Pero desde ese organismo, donde la influencia de Washington es inapelable, le recomendaron que utilice otro procedimiento. Massa recurri¨® a pr¨¦stamos de cort¨ªsimo plazo de Qatar y de la Corporaci¨®n Andina de Fomento.
Este lunes 28 Massa viajar¨¢ a Brasilia para agradecer a Lula da Silva y a su colega Fernando Haddad por una gesti¨®n realizada a su pedido delante de Xi Jinping. El presidente chino dio el visto bueno para que la Argentina utilice yuanes para comprar reales en el mercado de Londres. Con esos reales se garantizar¨¢ el financiamiento de Brasil a empresas locales para que exporten autopartes a Argentina. Antes de permitir la operaci¨®n los chinos se aseguraron de que los productos vendidos por Brasil no sean sustitutivos de lo que ya proveen sus propias empresas.
La dram¨¢tica situaci¨®n financiera de la Argentina, una de cuyas manifestaciones es la gran escasez de d¨®lares, parece dise?ada a medida para las ambiciones de Xi Jinping. Brasil cobra su peaje: para ingresar al grupo BRICS, los argentinos deben aceptar la hegemon¨ªa de su vecino sobre la regi¨®n.
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