Los argentinos y la democracia, o Apolo y Dafne
Lo que ocurri¨® en este primer tramo del proceso electoral remite a una tendencia cada vez m¨¢s extendida: el desencanto pol¨ªtico produce abstenci¨®n y radicalizaci¨®n electoral
En diciembre de 2001 los argentinos protagonizaron un estallido social que envolvi¨® a todas las capas sociales. La consigna de esa protesta fue ¡°que se vayan todos¡±. La pol¨ªtica hab¨ªa ingresado en una impresionante crisis de legitimidad. Ese colapso fue la matriz de dos sujetos colectivos. El kirchnerismo, surgido en el seno del peronismo. Y el macrismo, que se estructur¨® como partido en el Pro, e impuls¨® una renovaci¨®n en el campo no peronista, aliado al viejo radicalismo en la coalici¨®n Juntos por el Cambio. Kirchnerismo y macrismo fueron los dos instrumentos que se dio la democracia para ensayar una reconciliaci¨®n entre la sociedad y la pol¨ªtica. Al cabo de veintid¨®s a?os, esas dos novedades, que cubrieron todo el espacio de representaci¨®n disponible, emiten se?ales alarmante de agotamiento. Este es el mensaje de las urnas del domingo.
La primarias que se celebraron para seleccionar a los candidatos que van a competir en las elecciones generales del 22 de octubre presentaron dos fen¨®menos impactantes. Uno es la abstenci¨®n. De los 35 millones de ciudadanos habilitados para votar, hubo 11 millones de ausentes. Ese volumen convalida una tendencia que ya se hab¨ªa verificado en las elecciones provinciales que se celebraron hasta ahora. Muchos pueden haber faltado por razones forzosas. Otros por desinter¨¦s por las cuestiones p¨²blicas. Y otros por demasiado inter¨¦s: son los que est¨¢n enojados, los que dejan de votar como forma de protesta. Una actitud m¨¢s significativa porque el sufragio en la Argentina es obligatorio.
Esta ¨²ltima corriente, la de los indignados, hace juego con el segundo fen¨®meno del domingo: el triunfo de Javier Milei. Se trata de un economista anarco-liberal, con un ideario pol¨ªtico de ultraderecha, que se define a s¨ª mismo como el vengador de la gente ante ¡°la casta¡±. Es decir, ante el personal de la pol¨ªtica. Milei comenz¨® a crecer como figura desde la pandemia. Se pase¨® por ciudades y pueblos como una estrella de rock, que en vez de m¨ªtines partidarios ofrec¨ªa recitales. En un pa¨ªs acostumbrado a correr hacia el d¨®lar para protegerse de la destrucci¨®n de la moneda que ocasiona la inflaci¨®n, ¨¦l propone una dolarizaci¨®n. Carente de una maquinaria de poder, construy¨® a las apuradas una plataforma aluvional de candidatos al Congreso y a las administraciones locales. A muchos de ellos ni siquiera los conoce. Cuando se contaron los votos, Milei sac¨® 7 millones. El 30% de los que participaron de los comicios. El 20% del padr¨®n. Gan¨®.
El ¨¦xito de Milei tiene varias peculiaridades. Una es su dimensi¨®n. Los encuestadores que le hab¨ªan vaticinado una buena performance le asignaban, como una haza?a, 27% de los votos. Otro rasgo de su liderazgo es que presenta un encanto transversal. Lo votan en los barrios m¨¢s acomodados, pero tambi¨¦n en las villas de emergencia, donde viven los indigentes. Tambi¨¦n es notorio su atractivo entre los j¨®venes. Seg¨²n un sondeo presencial del polit¨®logo Rodrigo Zarazaga, en esas zonas muy humildes, cuando se consulta a los menores de 25 a?os, la predilecci¨®n por Milei pasa del 7 al 21%.
Como sucede casi siempre, en el potencial de este candidato est¨¢ su propio l¨ªmite. Su magnetismo radica en su capacidad para mostrarse como un outsider en condiciones de recusar a todo el sistema. All¨ª, en esa falta de estructuraci¨®n, anida tambi¨¦n la inc¨®gnita sobre su consistencia como eventual jefe de un gobierno. Este enigma se proyecta sobre el plano conceptual. Est¨¢ claro lo que Milei quiere destruir. M¨¢s dif¨ªcil es identificar lo que se propone construir.
La corriente de abstenci¨®n y el despliegue de la ultraderecha interpelan a la que hasta ahora era la principal oposici¨®n al Gobierno kirchnerista: Juntos por el Cambio. La larga crisis econ¨®mica que atraviesa la Argentina, signada por m¨¢s de una d¨¦cada de estancamiento, afecta tambi¨¦n a esta coalici¨®n, que gobern¨® con Mauricio Macri entre 2015 y 2019, sin resolver el drama econ¨®mico heredado. El domingo Juntos por el Cambio qued¨® segundo con 6,7 millones de votos, 28,7% de la elecci¨®n, el 19% del padr¨®n. En esta coalici¨®n compitieron dos aspirantes a la Presidencia: Patricia Bullrich y Horacio Rodr¨ªguez Larreta. Son dos pol¨ªticos profesionales. Pero Bullrich carece de una maquinaria electoral. Larreta no: alcalde de la Ciudad de Buenos Aires, cont¨® con recursos econ¨®micos y anud¨® alianzas con otros l¨ªderes territoriales del interior. Pero gan¨® Bullrich por 6 puntos porcentuales. De nuevo en esta escala lo informal se impuso sobre lo estructurado. El discurso de Bullrich, adem¨¢s, se superpone por momentos con el de Milei: pregona la necesidad de un cambio dr¨¢stico, que asegure el orden p¨²blico y oriente al pa¨ªs hacia las pol¨ªticas de mercado.
El frente del Gobierno, Uni¨®n por la Patria, sali¨® tercero. Es la primera vez en la historia que al peronismo le sucede esa desgracia. Sac¨® 6,5 millones de votos, 27% de la elecci¨®n, 18% del padr¨®n. Apenas menos de Juntos por el Cambio. All¨ª tambi¨¦n compitieron dos candidatos. El ministro de Econom¨ªa, Sergio Massa, y Juan Grabois, un dirigente social identificado con cooperativas de trabajadores informales. Massa conquist¨® al 21% de los votantes. Grabois, al 6%.
M¨¢s all¨¢ del resultado, la escena para Massa es una pesadilla. Porque en medio de la tormenta pol¨ªtica debe dar malas noticias econ¨®micas. Ajustes para mantener un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional del que depende un desembolso de 7000 millones de d¨®lares para este mes. A 12 horas de conocerse el fracaso en las urnas, Massa tuvo devaluar 18% la moneda. Una decisi¨®n que se proyectar¨¢ sobre los precios y podr¨ªa llevar la inflaci¨®n de este mes, seg¨²n muchos expertos, al 14%.
?Qu¨¦ disponibilidad tiene el oficialismo, en especial su l¨ªder Cristina Kirchner, para acompa?ar a Massa en esta anti-campa?a electoral? ?A qu¨¦ turbulencias se ver¨ªa expuesta la Argentina si eligen un camino alternativo?
Con Milei y Bullrich en las principales posiciones dar¨ªa la impresi¨®n de que los argentinos han invertido con su voto el diagn¨®stico que prevaleci¨®, con una breve intermitencia, durante los ¨²ltimos 20 a?os. Para el kirchnerismo la ra¨ªz de los problemas est¨¢ en que los mercados no se subordinan a la pol¨ªtica. Milei y Bullrich representan a los mercados en su intento de disciplinar a la pol¨ªtica. Dos simplificaciones.
A los argentinos les encanta sentirse excepcionales. Pero lo que ocurri¨® en este primer tramo del proceso electoral los asimila a una tendencia cada vez m¨¢s extendida. El desencanto pol¨ªtico produce abstenci¨®n y radicalizaci¨®n electoral. Esos movimientos terminan fragmentando m¨¢s la oferta pol¨ªtica. Esa fragmentaci¨®n se pone en el evidencia en el Poder Legislativo, donde es cada vez m¨¢s trabajosa la constituci¨®n de una mayor¨ªa.
El enojo por las malas prestaciones del sistema induce, entonces, a la segmentaci¨®n. Y la segmentaci¨®n agrava la impotencia del sistema para mejorar sus prestaciones. El circuito recuerda aquel Soneto XIII de Garcilaso de la Vega, donde el poeta registra el desencanto de Apolo frente a su deseada Dafne, que se transforma en laurel. El mito expone una paradoja: las l¨¢grimas de Apolo regaban a Dafne haci¨¦ndola crecer. Es el riesgo de esta endiablada relaci¨®n entre masas insatisfechas y democracias bloqueadas por la fragmentaci¨®n, al que caben los versos finales de Garcilaso: ¡°Que con llorarla crezca cada d¨ªa la causa y la raz¨®n por que lloraba¡±.
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