Ternura, rebeld¨ªa, identidad: las razones de la vigencia de Mafalda en su sesenta aniversario
La genial tira de Quino sigue seduciendo a nuevas generaciones de lectores gracias a su humor, sus personajes y sus temas
¡°?Paren el mundo que me quiero bajar!¡±, grita Mafalda, dibujada junto a un globo terr¨¢queo. La vi?eta tuvo y tiene amplia difusi¨®n, pero es ap¨®crifa: no tanto porque Joaqu¨ªn Lavado, Quino, jam¨¢s la dibuj¨®, sino porque Mafalda nunca se baj¨® y sigue girando con el mundo. Si bien el personaje hab¨ªa tenido algunas apariciones previas, aisladas, la primera tira apareci¨® el 29 de septiembre de 1964 y en la actualidad, 60 a?os despu¨¦s, Mafalda, esa ¡°hero¨ªna iracunda que rechaza al mundo tal cual es¡± (como la defini¨®, tempranamente, Umberto Eco), esa ni?a tierna y rebelde que todav¨ªa representa a la menguante clase media de Argentina, contin¨²a siendo le¨ªda, re¨ªda y publicada. Sorteando lenguas y fronteras, es revisitada y recreada en diferentes formatos (el a?o pasado se estren¨® un documental, el a?o pr¨®ximo promete una serie animada), protagoniza muestras y exposiciones, sigue seduciendo a nuevas generaciones.
¡°Mafalda siempre se vende¡±, responden hoy en cualquier librer¨ªa de Buenos Aires, donde todo empez¨® en los a?os sesenta. Quino (1932-2020) hab¨ªa llegado desde Mendoza y, ya con una d¨¦cada de experiencia en el humor gr¨¢fico, en 1962 hab¨ªa sido invitado a crear una tira para publicitar la marca de electrodom¨¦sticos Mansfield, de la empresa Siam Di Tella. El proyecto no prosper¨®, pero la tira s¨ª. Dos a?os despu¨¦s comenzar¨ªa su ¨¦xito en revistas y peri¨®dicos, hasta que en 1973, en un pa¨ªs convulsionado que marchaba sin saberlo hacia el terrorismo de la dictadura militar (1976-1983), el autor resolvi¨® dejar de dibujar a sus personajes.
Desde entonces, Mafalda, la chica que odia la sopa y ama a los Beatles, vive, sobre todo, en los libros que recopilan sus tiras. ¡°La popularidad de Mafalda sigue siendo notable a nivel internacional¡±, dice Jorgelina Burgos, asistente de Ediciones de la Flor, la editorial que hace 55 a?os la publica. ¡°El p¨²blico argentino¡±, agrega, ¡°se mantiene constante a lo largo del tiempo, lo que indica que los lectores se siguen renovando. Esto lo notamos a?o tras a?o en las ferias.¡±
?Por qu¨¦ perdura su atractivo? Su creador no lo sab¨ªa: ¡°Lo de la vigencia de Mafalda no lo entiendo. El mundo est¨¢ cambiando mucho y la gente sigue leyendo cosas que uno dibuj¨® hace tanto tiempo, que pareciera que no cambi¨® nada¡±, comentaba Quino en 2014, cuando recibi¨® el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Comunicaci¨®n y Humanidades. Pero en muchos aspectos de la tira es posible encontrar las razones de su vigencia.
El humor
¡°El humor de Quino es un humor conceptual que tiene un componente de larga duraci¨®n porque aborda cuestiones que definen la condici¨®n humana, como la desigualdad, la injusticia, la amistad, los celos, el bien y el mal¡±, explica la historiadora uruguaya Isabella Cosse, autora de Mafalda: historia social y pol¨ªtica (FCE). Tambi¨¦n destaca que ¡°Quino trabajaba sobre la identidad, uno se r¨ªe al ver una escena o un estereotipo porque refiere a algo propio¡±. M¨¢s all¨¢ de los atributos de la obra, por s¨ª mismo el humor exige del p¨²blico un papel m¨¢s activo que otras producciones culturales. ¡°Quino dec¨ªa que, para que una tira estuviera lograda, el ¨²ltimo cuadro lo deb¨ªa completar el lector. Esta caracter¨ªstica del humor permite una constante actualizaci¨®n y resemantizaci¨®n de cada historieta de Mafalda¡±.
Los personajes
¡°La gran riqueza de la tira est¨¢ vinculada con los arquetipos psicol¨®gicos que plante¨® Quino, que son universales y hoy nos siguen diciendo algo: Mafalda, Susanita, Manolito, Felipe, Miguelito... Nos reconocemos en esos personajes, quiz¨¢ no en uno determinado, sino que un d¨ªa estamos en funci¨®n Susanita, otro d¨ªa en funci¨®n Manolito¡±, sostiene el escritor y guionista argentino Pablo De Santis.
En uno de los primeros textos cr¨ªticos que analizaron la obra de Quino, el semi¨®logo Oscar Steimberg defini¨® as¨ª, en 1971, a los personajes principales: ¡°Mafalda es una humanista actualizada, Manolito un mercantilista, Susanita una dama hip¨®crita, Felipito un ciudadano con sentido com¨²n, Miguelito un intelectual fascista que poco a poco se va transformando, terriblemente, en un profesional de la duda met¨®dica¡±. Adem¨¢s de los padres de Mafalda, en la lista faltaba el hermanito travieso, Guille. Tambi¨¦n Libertad, el ¨²ltimo personaje en incorporarse: ¡°Con Libertad entran las reivindicaciones pol¨ªticas de los a?os setenta. Libertad es una especie de otra Mafalda, pero m¨¢s radicalizada¡±, dice De Santis.
¡°Quino se bas¨® mucho en Peanuts [la tira de Charles Schulz, protagonizada por Charlie Brown y Snoopy] y le agreg¨® el mundo de los adultos, que estaba completamente ausente en la tira norteamericana¡±. En el contraste con ese mundo adulto, burlado y desafiado, se erigi¨® la figura de Mafalda. Acaso ah¨ª resida la seducci¨®n que la tira ejerce sobre los ni?os, pese a que Quino siempre pens¨® en un p¨²blico de adultos.
Los temas
Un factor clave en la permanencia de la tira deviene de los grandes temas presentes en sus vi?etas. ¡°En los a?os sesenta, Quino hablaba de fen¨®menos emergentes. Cuando ¨¦l decide que el personaje central sea una ni?a contestataria, est¨¢ operando con fen¨®menos muy novedosos como el feminismo, las confrontaciones generacionales, la emergencia de los j¨®venes ¡ªespecialmente, las mujeres j¨®venes¡ª como sujetos de una convulsi¨®n social. Trabajar sobre esos fen¨®menos le dio largo aliento a sus construcciones humor¨ªsticas¡±, detalla Cosse.
Profesor em¨¦rito de la Universidad de Buenos Aires, Steimberg observa que ¡°uno de los rasgos centrales de Mafalda fue su relaci¨®n con nuevos modos de entender los efectos de la comunicaci¨®n. Era como si Mafalda renovara la posibilidad de saber qu¨¦ se hac¨ªa en cada lugar social, econ¨®mico y pol¨ªtico¡±. Para el semi¨®logo, ¡°el trabajo de Quino incluye una suerte de autocr¨ªtica, como si hubiera dicho: reconozcan que en toda casa, en toda formaci¨®n familiar, en todo lugar de trabajo se van a encontrar posibilidades y dificultades de comunicaci¨®n. No se encontrar¨¢ un espacio en que esas necesidades de aprendizaje desaparezcan o puedan ser sustituidas o canceladas. All¨ª es donde vuelve a plantear, a cada paso, la necesidad de compartir conocimientos, pr¨¢cticas y experiencias¡±.
Las recreaciones
¡°Periodistas, editores, traductores y los propios lectores de la historieta han desempe?ado un papel central para que Mafalda circulase y adquiriese en cada lugar y cada ¨¦poca nuevos sentidos¡±, apunta Cosse, investigadora del Conicet y la Universidad Nacional de San Mart¨ªn (Unsam). Junto a las diferentes recopilaciones de la tira en formato libro, con traducciones a m¨¢s de 30 lenguas, a lo largo de los a?os tambi¨¦n se han producido cortometrajes y largometrajes de animaci¨®n. El a?o pasado se lanz¨® el documental Releyendo Mafalda y para 2025 est¨¢ prevista una serie animada dirigida por Juan Jos¨¦ Campanella. ¡°Ahora algunas tiras aparecen oficialmente por Instagram y otras redes sociales¡±, cuenta Cosse, quien destaca tambi¨¦n las numerosas exposiciones e intervenciones urbanas vinculadas con la tira y sus personajes.
El silencio
Parad¨®jicamente, el final de Mafalda en 1973 ciment¨® su futuro. El dibujante siempre admiti¨® que abandon¨® la tira para no repetirse. ¡°Quino tuvo la habilidad de cortar la historieta cuando ya no hab¨ªa tanto lugar para el humor, porque todo se estaba ti?endo de sangre en el pa¨ªs. Debe haber sido una decisi¨®n art¨ªstica dif¨ªcil, pero en gran parte eso hizo que perdurara la historieta¡±, afirma De Santis, autor de La cabalgata de las valquirias (Planeta).
Cosse destaca lo mismo: ¡°Cuando Quino dej¨® de hacer Mafalda, la historieta dej¨® de estar en medio de la disputa feroz que se estaba produciendo en la sociedad argentina en los a?os setenta. Mafalda estaba siendo discutida por derecha y por izquierda, para algunos era una burguesa y para otros, una peligrosa subversiva. De alg¨²n modo, esa decisi¨®n evit¨® que Mafalda tuviera que pronunciarse m¨¢s y permiti¨® que pudiera resignificarse, a trav¨¦s del tiempo, lo que ya hab¨ªa dicho¡±.
La identidad
Despu¨¦s de la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn, el ascenso del neoliberalismo fue un cimbronazo para las clases medias progresistas. Cosse sostiene que entonces, en los a?os noventa, ¡°Mafalda se convierte, para muchos en Argentina, en un lugar m¨ªtico que simboliza las ideas y los elementos de una identidad que estaba siendo fuertemente confrontada y vapuleada. Se desarrolla una lectura nost¨¢lgica de Mafalda como un lugar de origen donde se reconoce un nosotros a reinventar¡±.
El 60? aniversario de Mafalda coincide con un momento de revitalizaci¨®n global de los discursos de derecha, con Argentina gobernada por un partido ultra. ?C¨®mo puede ser le¨ªda hoy la tira de Quino? ¡°Mafalda sigue siendo una expresi¨®n de la contestaci¨®n social, de la capacidad de enfrentar al poder, del humor y la iron¨ªa¡±, responde Cosse. ¡°Las intervenciones de las nuevas derechas en la escena p¨²blica tienen una virulencia, un car¨¢cter furibundo que instala un humor muy feroz, muy cruel. En este contexto, el humor de Mafalda quiz¨¢ pueda reafirmar una identidad con cierta ternura y la posibilidad de reconocer, en la alteridad, a un otro semejante a uno¡±, dice. Y recuerda una vi?eta: Mafalda y Susanita, sentadas hombro con hombro, d¨¢ndole la espalda al lector. ¡°?C¨®mo podemos ser amigas cuando no nos aguantamos?¡±, se preguntan, mientras se tratan sucesivamente de est¨²pida, tarada, zanahoria y papafrita. ¡°Antes de no aguantar a un extra?o... qu¨¦ s¨¦ yo, prefiero toda la vida no aguantarte a vos.¡±
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