Milei y la dolarizaci¨®n: contradicciones de un modelo que fortalece al peso argentino
Mientras la Casa Rosada promueve la competencia de monedas como un camino hacia la dolarizaci¨®n, las pol¨ªticas de ajuste fiscal y monetario apuntan a fortalecer la demanda del billete local
El Gobierno argentino habilit¨® la posibilidad de pagar gastos locales en d¨®lares y eso volvi¨® a poner a la dolarizaci¨®n en el centro de la discusi¨®n. Recordemos que en campa?a Milei sostuvo que iba a dolarizar la econom¨ªa, pero luego de ganar pas¨® a hablar de una dolarizaci¨®n ¡°end¨®gena¡± a trav¨¦s de un sistema de ¡°competencia de monedas¡±. Todos estos tecnicismos giran en torno al rol que tiene la moneda en una econom¨ªa, as¨ª que comencemos por ah¨ª.
El dinero tiene tres funciones. ...
El Gobierno argentino habilit¨® la posibilidad de pagar gastos locales en d¨®lares y eso volvi¨® a poner a la dolarizaci¨®n en el centro de la discusi¨®n. Recordemos que en campa?a Milei sostuvo que iba a dolarizar la econom¨ªa, pero luego de ganar pas¨® a hablar de una dolarizaci¨®n ¡°end¨®gena¡± a trav¨¦s de un sistema de ¡°competencia de monedas¡±. Todos estos tecnicismos giran en torno al rol que tiene la moneda en una econom¨ªa, as¨ª que comencemos por ah¨ª.
El dinero tiene tres funciones. La principal (y, por lo general, la m¨¢s incomprendida) es ser la unidad de cuenta de toda la econom¨ªa, la vara con la que medimos el valor de las cosas. Esto significa que se utiliza para expresar el valor de todos los bienes en la misma unidad. ?Y por qu¨¦ es importante esto? Porque sin un instrumento de este estilo, ser¨ªa muy dif¨ªcil llevar a cabo las transacciones. Para eso, deber¨ªamos conocer las relaciones de intercambio de todos los productos, lo cual es imposible, dado que dichas relaciones crecen de manera exponencial con la cantidad de bienes fabricados (como referencia, si en una econom¨ªa se producen tan solo 100 art¨ªculos, eso da lugar a 4.950 relaciones de intercambio distintas, mientras que, si se producen 1.000, eso da lugar a 499.500 relaciones de intercambio). El dinero ¡ªen este caso el peso argentino¡ª es lo que permite expresar todas esas relaciones en una misma unidad.
La segunda funci¨®n, que es pr¨¢cticamente una consecuencia de la anterior, es que el dinero tambi¨¦n es el medio de pago de una econom¨ªa. Es decir, es el instrumento aceptado por toda la sociedad para comprar y vender. Sin ello, tambi¨¦n ser¨ªa sumamente engorroso llevar a cabo las transacciones (deber¨ªa ver qu¨¦ es lo que la persona a la que yo quiero comprarle algo quiere a cambio y conseguirlo).
Una vez establecida la unidad de cuenta de la econom¨ªa (algo que en la actualidad lo determina legalmente el Estado), lo m¨¢s l¨®gico en t¨¦rminos operativos es que las transacciones se realizan en dicha unidad, es decir, que se realicen con el dinero que determina cada pa¨ªs (el peso, el euro, el d¨®lar, etc¨¦tera). Pero si bien es lo m¨¢s l¨®gico, no necesariamente tiene que ser as¨ª.
En Chile, por ejemplo, los inmuebles est¨¢n denominados en Unidades de Fomento (UF), pero se pagan en pesos chilenos. En Argentina, los alquileres muchas veces se expresan en d¨®lares, pero se pagan en pesos. Otro caso emblem¨¢tico fue lo que hizo Brasil para estabilizar su econom¨ªa en el marco de una hiperinflaci¨®n. Cre¨® la Unidad Real de Valor (URV), una unidad de cuenta estable ¡ªque segu¨ªa al valor del d¨®lar¡ª para expresar los precios y los salarios, mientras que las transacciones se segu¨ªan llevando a cabo en cruzeiros, la moneda de curso legal. En todos los casos, esto sucedi¨® porque la moneda de esos pa¨ªses perd¨ªa valor muy r¨¢pidamente (es decir, hab¨ªa una inflaci¨®n muy elevada), lo que hac¨ªa que no sirviese como unidad de cuenta, dificultando las transacciones.
Lo que nos lleva a la tercera y ¨²ltima funci¨®n del dinero: que se lo utilice como reserva de valor. Esto no significa que la gente ahorre directamente guardando el dinero (de hecho, nadie ahorra de esta manera), sino a que debe mantener un poder adquisitivo relativamente estable para servir como base de los instrumentos financieros expresados en dicha moneda (cuentas bancarias remuneradas, bonos del tesoro, acciones de empresas privadas, entre otras).
A partir de estas tres funciones y el grado en que se cumplen, podemos ahora identificar las distintas variantes a las que se refiri¨® Milei. En primer lugar, y como queda claro del caso argentino, el dinero puede seguir funcionando, aunque no sea utilizado como reserva de valor. Esto es lo que se conoce como ¡°bimonetarismo¡±. La moneda de curso legal se utiliza como unidad de cuenta y como medio de pago (aunque podr¨ªa ser que algunos bienes de mucho valor se expresen en d¨®lares, como los inmuebles o los autos), mientras que el d¨®lar se utiliza como instrumento de ahorro. Este es el esquema que funcion¨® hist¨®ricamente en Argentina, por lo menos desde 1950 hasta la actualidad.
A lo largo de toda la campa?a presidencial, Milei sostuvo que iba a dolarizar la econom¨ªa. A partir del esquema anterior, esto significa que se elimina el peso y que se adopta al d¨®lar como moneda de curso legal, con lo cual, adem¨¢s de ser el instrumento de ahorro, pasa a ser la unidad de cuenta y el medio de pago para todas las transacciones.
Su argumento para dolarizar era que la inflaci¨®n es causada pura y exclusivamente por un exceso de emisi¨®n de dinero, provocado por el financiamiento del d¨¦ficit fiscal a trav¨¦s del Banco Central. La dolarizaci¨®n de la econom¨ªa ¡ªcon la consecuente eliminaci¨®n del peso¡ª era la ¨²nica manera de poner fin a ¡°la maquinita¡± del Banco Central, lo que a su vez obligar¨ªa a los pol¨ªticos a tener que mantener equilibradas las cuentas p¨²blicas. Dicho sea de paso, esto no es as¨ª, como muestra el caso de Ecuador, econom¨ªa dolarizada que aun as¨ª encontr¨® mecanismos ¡ªa trav¨¦s de la compra de deuda p¨²blica¡ª para que la autoridad monetaria financie el d¨¦ficit fiscal.
El problema m¨¢s inmediato con esta estrategia es que el pa¨ªs debe contar con los d¨®lares suficientes para reemplazar a todos los pesos en circulaci¨®n. De lo contrario, provocar¨ªa una devaluaci¨®n que llevar¨ªa al tipo de cambio al valor que equiparase la cantidad de pesos en circulaci¨®n con la cantidad de d¨®lares que tiene el BCRA. En aquel entonces ¡ªal igual que en la actualidad¡ª las reservas internacionales eran sumamente bajas, lo que hubiera requerido una devaluaci¨®n superior al 250%, dejando a la econom¨ªa al borde de la hiperinflaci¨®n. Sumado a eso, ser¨ªa inconstitucional.
Probablemente por estos motivos, al poco tiempo de asumir se observ¨® un cambio en su discurso. Ya no hablaba de que iba a dolarizar la econom¨ªa, sino que esto suceder¨ªa de manera ¡°end¨®gena¡± a trav¨¦s de la ¡°competencia de monedas¡±. El objetivo ahora era dejar que el peso compita en igualdad de condiciones con el d¨®lar ¡ªlo que implica quitar todas las regulaciones existentes a la compra y venta de dicha moneda¡ª para que la gente decida cu¨¢l prefiere utilizar. As¨ª, dada la preferencia por el d¨®lar, la gente se ir¨ªa volcando paulatinamente (o end¨®genamente) a esta moneda para el uso diario, desplazando al peso. No casualmente, un sistema muy similar fue desarrollado y propuesto por Hayek en su libro La desnacionalizaci¨®n del dinero¡±.
La medida anunciada en los ¨²ltimos d¨ªas por el Gobierno, que permite el pago en d¨®lares con tarjetas de d¨¦bito o billeteras virtuales en todos los comercios, claramente va en esa l¨ªnea.
El problema con esta l¨®gica es que se contradice con el principal objetivo que se puso el propio Milei, bajar la inflaci¨®n, como tambi¨¦n con la manera con la que lo ha venido haciendo. Respecto de lo primero, porque la reducci¨®n de la inflaci¨®n tiene como contrapartida un fortalecimiento de la demanda del peso (si el aumento de la inflaci¨®n erosiona las funciones del dinero y, por ende, su demanda, la reducci¨®n de la misma produce lo contrario). Respecto de lo segundo, porque tanto el ajuste fiscal como la dr¨¢stica reducci¨®n inicial de las tasas de inter¨¦s apuntaron a reducir la cantidad de pesos en circulaci¨®n, es decir, a reducir la oferta de dinero (algo que tambi¨¦n ayuda a fortalecerlo).
Dicho de otra manera, si tal como dijo Milei en su momento el peso ¡°no puede valer ni excremento¡± y buscara su eliminaci¨®n a trav¨¦s de la competencia de monedas, esto atentar¨ªa contra la baja de la inflaci¨®n, generando un efecto contrario (por la ca¨ªda de la demanda del peso). El ministro de Econom¨ªa, Luis Caputo, viene repitiendo desde hace tiempo que ¡°el peso ser¨¢ la moneda escasa y demandada¡±, en l¨ªnea con el necesario fortalecimiento de su demanda para seguir bajando la inflaci¨®n (y contradiciendo a Milei). La evidencia lo avala: los dos casos exitosos de econom¨ªas bimonetarias en donde se implement¨® un programa parecido, Per¨² y Uruguay, redujeron de manera significativa su grado de dolarizaci¨®n y el uso del d¨®lar como instrumento de ahorro.
En definitiva, la medida anunciada por el Gobierno pone de manifiesto una tensi¨®n central: mientras Milei promueve la competencia de monedas como un camino hacia la dolarizaci¨®n, sus propias pol¨ªticas de ajuste fiscal y monetario apuntan a fortalecer la demanda del peso, en l¨ªnea con la reducci¨®n de la inflaci¨®n. Esta aparente contradicci¨®n plantea una inc¨®gnita crucial de cara al futuro: ?estamos frente a un programa econ¨®mico que busca eliminar el peso, o salvarlo? La respuesta definir¨¢ el rumbo econ¨®mico del pa¨ªs.