La mirada macular
En ¡®Ensayo sobre lo que no se ve¡¯, el fil¨®sofo Enrique Lynch recorre la historia de las im¨¢genes atendiendo a la evoluci¨®n de la percepci¨®n, desde las pinturas prehist¨®ricas hasta las fotograf¨ªas de Jeff Wall
En la colosal caverna de Niaux, al sur de Francia, se conservan unos extraordinarios grafittis, algunos figurativos, otros abstractos. M¨¢s que lo que podr¨ªan identificar, intriga el lugar donde se hallan. Est¨¢n a m¨¢s de una hora de la entrada de la gruta, para verlos hay que cruzar arroyos subterr¨¢neos, arrastrarse de una cavidad a otra, a veces en cuclillas, siguiendo las indicaciones de un gu¨ªa dotado con potentes linternas. A¨²n hoy, tras miles de a?os de evoluci¨®n del ingenio humano ¨Chemos pasado de descifrar rosettas a estar vigilados por caprichosos algoritmos- se desconoce a ciencia cierta el sentido de su ocultamiento. Los paleont¨®logos sugieren que fueron realizados con finalidad poi¨¦tica (incluso m¨¢gica) por ese hombre ancestral, ser¨ªan ¡°la expresi¨®n pura, gratuita y espont¨¢nea del esp¨ªritu que las hace posible¡±. Tambi¨¦n diversos estudios antropom¨¦tricos de la forma y tama?o de las figuras de manos en escenarios rupestres similares revelan que fueron realizadas por mujeres... et voil¨¤! la zona cero de su invisibilidad, cap¨ªtulo siempre aplazado en la bibliograf¨ªa sobre ¡°lo que no se ve¡± en el arte.
Ni siquiera el nuevo ensayo del fil¨®sofo Enrique Lynch pone el asunto en su sitio, m¨¢s bien al contrario, lejos de invitar al lector a enfangarse con cuestiones ideol¨®gicas, opta por una cl¨ªnica ontol¨®gica de la (no)visi¨®n desde los primeros signos prehist¨®ricos (que ilustra con su experiencia en Niaux) a las estrategias de exuberancia, simulacro (Barroco y neobarroco-photoshop), ocultaci¨®n y extra?amiento (readymade) orientadas al placer ocular, siempre masculino. A pesar de su desapego social, ¡°Ensayo sobre lo que no se ve¡± es iluminador (es dif¨ªcil soltarlo, cada cap¨ªtulo ensarta una y otra clase magistral) pero ?qu¨¦ contra-tiempo!, es tambi¨¦n el rayo verde de nuestro ocaso cultural-patriarcal tal y como lo clausur¨® el siglo XX (all¨¢ por los noventa). Por poner ejemplos, prefiere al Duchamp de la pala quitanieves y el ?tant Donn¨¦s a la an¨¦mica Rrose S¨¦lavy de los rotoreliefs (ser¨ªan burlonamente ¡°ocultismo de precisi¨®n¡±); invoca a Magritte (¡°cada cosa que vemos oculta otra¡±), Heidegger (su ¡°origen/esencia de la obra de arte¡±) y Deleuze (el simulacro) y desprecia a los te¨®ricos de lo ¡°robado¡±: la carta y el ¡°des-conocimiento¡± de Lacan, el speculum feminista de Luce Irigaray o la mirada controladora de Foucault.
Esta historia de la ¡°opticalidad¡±, su irradiaci¨®n y su denigraci¨®n, parte de postulados cl¨¢sicos sobre la luz y su tratamiento (¡°la verdadera innovaci¨®n en el arte¡±) rastrea los or¨ªgenes de la ¡°transfiguraci¨®n¡± del objeto corriente, ensalza lo bello (¡°una foto es bella porque su tema es bello¡±, dice Lynch, sin considerar el chic de la estetizaci¨®n de la miseria) y llega hasta la postmodernidad, que el fascinado fil¨®sofo focaliza en las fotos retroiluminadas de Jeff Wall. En ning¨²n momento considera la luz que envuelve al espectador. Dicho de otro modo: porque no somos sujeto sino objeto de la mirada, y por tanto sus v¨ªctimas, nos fundimos con el entorno, perdemos nuestros l¨ªmites org¨¢nicos en un acto casi psic¨®tico de imitaci¨®n. Hace mucho que el arte (y el artista) est¨¢ en ese momento, tanto como ¡°espect¨¢culo¡± (simulaci¨®n) como objet ¨¤ del mercado, el aut¨¦ntico camuflaje, su mancha (Lacan).
De ese festival participan las numerosas f¨¢bricas digitales que amenazan con acabar con los talleres de artista. Una visita a cualquiera de ellas (Factum Arte, por citar la pionera, tiene como clienta a la nefasta y m¨¢s cotizada pintora espa?ola Lita Cabellut) revienta cualquier expectativa de congraciarse con el arte actual. Dado que la m¨¢cula comienza a cegarnos, no parece mala idea refugiarse en la panor¨¢mica crepuscular de Lynch, pero ?ojo!, sabiendo de d¨®nde escapamos.
Ensayo sobre lo que no se ve
Autor: Enrique Lynch.
Editorial: Abada, 2020.
Formato: 296 p¨¢ginas, 17 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.