Cat¨®licos contra las castas
La correspondencia entre el historiador Am¨¦rico Castro y el escritor Jos¨¦ Jim¨¦nez Lozano es un doloroso an¨¢lisis sobre el uso que el franquismo hizo de la religi¨®n
La publicaci¨®n de la correspondencia entre Am¨¦rico Castro y Jos¨¦ Jim¨¦nez Lozano, editada por Guadalupe Arbona y Santiago L¨®pez-R¨ªos, constituye una contribuci¨®n de primer orden para conocer la influencia de las tesis sostenidas en La realidad hist¨®rica de Espa?a sobre un ¨¢mbito de pensamiento que, como el de los escritores cat¨®licos, vivieron su fe con el desgarro de saberla instrumentalizada para unos fines pol¨ªticos que no compart¨ªan. Al mismo tiempo, los detalles personales que van dejando traslucir las cartas a medida que el respeto que se profesan los corresponsales se transforma en amistad dan cuenta del rigor con el que trabaja un grupo de escritores en torno a El Norte de Castilla, bajo la direcci¨®n de Miguel Delibes. Como el propio Delibes, Jim¨¦nez Lozano ¡ªquien, con los a?os, acabar¨ªa sucedi¨¦ndolo en la direcci¨®n del diario¡ª hace de la discreci¨®n, del deliberado rechazo de la estridencia, la condici¨®n imprescindible para desarrollar la propia obra.
En una carta de octubre de 1967, iniciada ya la fecunda relaci¨®n intelectual con Castro, Jim¨¦nez Lozano le confiesa estar atravesando ¡°una crisis de orientaci¨®n¡± relacionada con la posibilidad de trasladarse a Madrid para seguir ejerciendo el periodismo. La manera en la que Jim¨¦nez Lozano la resuelve, eligiendo permanecer en lo que entonces, con un punto de displicente superioridad, se consideraba desde la capital como un diario de provincias, dice mucho de los rasgos m¨¢s caracter¨ªsticos que comparten su biograf¨ªa y su obra ensay¨ªstica y literaria. Convencido de que ¡°el periodismo hisp¨¢nico productivo ¡ªquiz¨¢ el de todo el mundo¡ª es total superficialidad, ejercicio de sofista o de coplero¡±, Jim¨¦nez Lozano comunica a Castro su decisi¨®n de ¡°optar por puestos m¨¢s humildes¡±, pero que le dejen lugar para ¡°esa otra vida espiritual¡±. Porque, seg¨²n le confiesa, es en esa ¡°otra vida¡± donde ha encontrado sus tesis sobre la funci¨®n de las castas religiosas en el pasado peninsular que ha hecho propias, no solo como intelectual preocupado por la convivencia entre espa?oles, rota por la guerra y la posguerra, sino tambi¨¦n como cat¨®lico que busca reconciliar su conciencia c¨ªvica con su conciencia religiosa.
La relaci¨®n entre Castro y Jim¨¦nez Lozano se establece gracias a la mediaci¨®n del poeta Jorge Guill¨¦n, quien advierte al historiador, exiliado como ¨¦l, de unos art¨ªculos elogiosos hacia su obra aparecidos en la revista Destino, y le facilita el contacto con el autor, muy unido a Delibes. Los editores de la correspondencia que se inicia con este motivo han tenido el acierto de incluir los textos que llamaron la atenci¨®n de Castro, as¨ª como otros ensayos breves en los que queda patente el esfuerzo de Jim¨¦nez Lozano por enlazar la fe cat¨®lica de su tiempo, y, en definitiva, su fe personal, con la visi¨®n erasmista desterrada de Espa?a en el siglo XVI y con los sucesivos intentos hist¨®ricos de desligarla del poder pol¨ªtico, estudiados por Castro. Los instrumentos cr¨ªticos que Jim¨¦nez Lozano obtiene en La realidad hist¨®rica de Espa?a le sirven, por un lado, para analizar los efectos del Concilio Vaticano II sobre un catolicismo pol¨ªticamente militante, de modo que el r¨¦gimen de Franco quedar¨¢ en tierra de nadie cuando la Santa Sede reconozca la libertad religiosa negada en Espa?a. Por otro, para advertir el error cometido por los ilustrados y liberales espa?oles acerca de la relaci¨®n entre la Iglesia y el Estado. Las luchas ¡°por cuestiones como la provisi¨®n de cargos eclesi¨¢sticos, o hasta extorsiones de personas y propiedades eclesi¨¢sticas¡±, escribe Jim¨¦nez Lozano, les hizo imaginar que en la Espa?a de la ¨¦poca exist¨ªa ¡°alg¨²n indicio de pensamiento y de convicciones laicas y seculares frente al universo clerical¡±. Lo sucedido durante lo que Castro llam¨® la Edad Conflictiva fue, a su juicio, m¨¢s radical, y acabar¨¢ determinando los rasgos de las instituciones pol¨ªticas que llegan hasta el siglo XIX y en las que el franquismo pretende obtener una legitimidad alternativa a la que le niega su origen fratricida: en Espa?a, ¡°es la Iglesia la que se ha hecho Estado¡±, escribe Jim¨¦nez Lozano, ¡°como la fe se ha hecho carne y sangre, biolog¨ªa y casta¡±.
En ning¨²n momento a lo largo de esta correspondencia, los dos escritores e intelectuales unidos por la mutua admiraci¨®n pierden de vista la distinta relaci¨®n personal que mantienen con la fe cat¨®lica, respetando rec¨ªprocamente su respectiva condici¨®n de ateo y de creyente. Despu¨¦s de considerar estas ¡°diferencias de creencias y esperanzas¡± entre ellos como ¡°una riqueza m¨¢s¡±, Jim¨¦nez Lozano confiesa a Castro que su encuentro, ¡°aparte de satisfacciones personales, se presta a una esperanzadora meditaci¨®n de lo que podr¨ªa ser nuestro mundo y nuestro pa¨ªs¡± si la voluntad fuera ¡°servir¡± y no ¡°dominar¡±. Esa meditaci¨®n entre ambos continuar¨¢ todav¨ªa cinco a?os, hasta el fallecimiento de Castro, y seguir¨¢ siendo enriquecida por Jim¨¦nez Lozano en su obra posterior. Pero tambi¨¦n por otros autores cuya sombra sobrevuela esta correspondencia, como Miguel Delibes.
Delibes destacar¨¢ a Jim¨¦nez Lozano como corresponsal de El Norte de Castilla en Roma para cubrir el Concilio Vaticano II, un hito eclesi¨¢stico fundamental en el desmantelamiento ideol¨®gico de la dictadura. Adem¨¢s, dedicar¨¢ a Jim¨¦nez Lozano Cinco horas con Mario, cuyas p¨¢ginas aluden a los efectos sociales del Concilio. Y, como si hubiera decidido participar retrospectivamente en la meditaci¨®n para servir y no para dominar a la que Jim¨¦nez Lozano invitaba a Castro, Delibes har¨¢ de su ¨²ltima obra, El hereje, una impl¨ªcita toma de posici¨®n sobre las preocupaciones desgranadas en esta sugerente correspondencia entre un ateo y un cat¨®lico contra las castas.
Correspondencia 1967-1972?
Autores: Am¨¦rico Castro y Jos¨¦ Jim¨¦nez Lozano. Edici¨®n de Guadalupe Arbona y Santiago L¨®pez-R¨ªos.
Editorial: Trotta, 2020.
Formato: 239 p¨¢ginas. 18 euros.
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