Las nuevas distop¨ªas de Am¨¦rica Latina
La ciencia ficci¨®n latinoamericana vive un renacimiento entre los autores y editoriales m¨¢s reconocidos de la regi¨®n
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En una ciudad del futuro, que quiz¨¢s es Montevideo o quiz¨¢s no, las cl¨ªnicas est¨¢n colapsadas, las personas no salen de casa sin mascarilla, los ciudadanos m¨¢s pobres se han encerrado en sus apartamentos y los m¨¢s ricos han escapado a hogares de lujo fuera de la ciudad. Todo eso se asimila al 2020, pero no lo es. Las algas del r¨ªo de esta ciudad costera se han tornado color rojo vivo, los peces han muerto o mutado, todos los p¨¢jaros se han ido. La comida fresca escasea y a la mayor¨ªa solo les quedan restos de carne procesada para sobrevivir. El contacto del aire exterior con la piel es lo que buscan evitar a toda costa: el viento es rojo y puede despellejar los cuerpos, dejando en carne viva a las personas. ¡°En la tele dec¨ªan que la contaminaci¨®n se hab¨ªa extendido, pero no informaban a d¨®nde,¡± dice desde su cuarentena la narradora de Mugre Rosa (Literatura Random House), una nueva novela dist¨®pica de la escritora uruguaya Fernanda Tr¨ªas. ¡°Era noviembre del a?o pasado, digo, y la epidemia no daba se?ales de mejorar.¡±
La literatura de ciencia-ficci¨®n latinoamericana, que durante d¨¦cadas estuvo eclipsada por el boom del realismo m¨¢gico, ha ganado en los ¨²ltimos a?os un espacio m¨¢s digno entre varios autores y editoriales que hasta hace poco estaban solo dedicados al realismo, o que consideraban la ciencia-ficci¨®n como algo solo para j¨®venes. ¡°Al menos en los ¨²ltimos cinco a?os hemos puesto mayor empe?o en promover el cat¨¢logo de ciencia-ficci¨®n¡±, asegura a Babelia Elo¨ªsa Nava, editora de Random House, que, al igual que sus colegas, ha recibido en ese tiempo m¨¢s manuscritos de lo usual con elementos de ciencia-ficci¨®n. Los editores, explica Nava, tambi¨¦n han sido tambi¨¦n cada a?o m¨¢s receptivos a publicarlos. ¡°?Por qu¨¦? Es una mera intuici¨®n, pero el ¨¦xito que las series en HBO, Netflix, Amazon, etc., de ciencia-ficci¨®n y fantas¨ªa han tenido entre el p¨²blico atrajo la atenci¨®n de los editores hacia esas tem¨¢ticas muchas veces denostadas¡±.
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La novela de Fernanda Tr¨ªas es solo un ejemplo entre varios libros dist¨®picos preocupados por el futuro del planeta y que han salido en el ¨²ltimo a?o en editoriales como Random, Alfaguara, Perif¨¦rica, Planeta o Almad¨ªa: est¨¢ Tejer la oscuridad (Literatura Random House), la ¨²ltima novela del mexicano Emiliano Monge, que imagina un mundo en 2033 en el que ya no tendremos capa de ozono y el hirviente calor duplicar¨¢ a los seres humanos en dos; est¨¢ tambi¨¦n Sinf¨ªn (Literatura Random House), del argentino Mart¨ªn Caparr¨®s, en el que gran parte de los seres humanos en 2070 ya habr¨¢n alcanzado la inmortalidad; y est¨¢ A¨²n el agua (Seix Barral), del colombiano Juan ?lvarez, que avanza hacia 2232 y donde el agua escasea en buena parte de la tierra y un grupo de mujeres j¨®venes debe cruzar una cortina t¨®xica para restablecer el ciclo hidrol¨®gico entre dos sectores del planeta que est¨¢n divididos.
¡°En alg¨²n punto la humanidad va a tener que plantearse la gran masacre de las otras especies¡±, explic¨® Fernanda Tr¨ªas a una estaci¨®n de radio en Uruguay cuando se public¨® su libro en su pa¨ªs (Random House lo publicar¨¢ en el 2021 en el resto del continente y en Espa?a). Tr¨ªas, al igual que Monge o ?lvarez, escribieron sus novelas antes de que el coronavirus transformar¨¢ nuestra vida diaria. M¨¢s que estar preocupados por la pandemia o el desarrollo de la tecnolog¨ªa punta ¨Ccomo lo hac¨ªan los cl¨¢sicos de la ciencia-ficci¨®n anglosajona, desde el Frankenstein de Mary Shelley a ?Sue?an los androides con ovejas el¨¦ctricas? de Philip K. Dick¨C, en estas nuevas novelas lo que hay es una profunda preocupaci¨®n por la degradaci¨®n del medio ambiente. ¡°No existe tal cosa como la imaginaci¨®n privada en la literatura. Es comunal¡±, explica Emiliano Monge sobre la raz¨®n por la que varios escritores como ¨¦l est¨¢n explorando con la ciencia ficci¨®n. ¡°Son muchas imaginaciones llegando a lo mismo por intuici¨®n, porque compartimos este planeta, compartimos angustias¡±.
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¡°La ciencia-ficci¨®n ser¨¢ el nuevo realismo¡±, dijo hace dos a?os el escritor boliviano Edmundo Paz Sold¨¢n, pensando en el g¨¦nero literario y c¨®mo la distop¨ªa y la actualidad cada d¨ªa se acercan m¨¢s. ¡°Nos puede ayudar a narrar los cambios individuales y sociales que est¨¢n ocurriendo gracias al impacto de los nuevos medios y tecnolog¨ªas¡±. Paz Sold¨¢n, gran lector y escritor de ciencia-ficci¨®n, ha experimentado con este g¨¦nero antes que sus contempor¨¢neos, combinando lo dist¨®pico con las ecotragedias: su celebrada novela Iris (Alfaguara, 2014) tambi¨¦n se preocupaba por la destrucci¨®n del medio ambiente, pero m¨¢s espec¨ªficamente por la explotaci¨®n minera en Am¨¦rica Latina, pintando un mundo posapocal¨ªptico en guerra.
El ascenso del new weird
¡°Quiz¨¢s antes hab¨ªa una mirada m¨¢s condescendiente hacia la ciencia-ficci¨®n,¡± dice Paz Sold¨¢n, que al igual que otros escritores y editores consultados, considera que la nueva ciencia-ficci¨®n latinoamericana se diferencia de la tradicional anglosajona por ser m¨¢s flexible y combinar distintos registros, como el terror o lo g¨®tico. ¡°En general, en Latinoam¨¦rica los g¨¦neros nunca han sido muy cerrados como en otros lugares, hay mucha flexibilidad y no hay tanto escritor de g¨¦nero¡±, explica Sold¨¢n. ¡°EE UU tiene un mundo editorial mucho m¨¢s segmentado, tienes submundos enteros dedicados a la ciencia-ficci¨®n.¡±
El mexicano Alberto Chimal es otro de los autores con una larga trayectoria -cinco novelas y m¨¢s de 20 selecciones de cuentos- dedicada a la literatura fant¨¢stica y de ciencia-ficci¨®n. Tambi¨¦n coincide en que efectivamente se puede hablar de unos rasgos caracter¨ªsticos del g¨¦nero en Latinoam¨¦rica: ¡°Nuestra especulaci¨®n est¨¢ m¨¢s cerca del cambio social o pol¨ªtico que del tecnol¨®gico. A la vez, nuestras proyecciones de mundos futuros son m¨¢s amplias y no est¨¢n tan protot¨ªpicamente influidas y condicionadas por el norte occidental¡±. Como ejemplo del chovinismo dist¨®pico estadounidense, pone una escena de la pel¨ªcula Independence Day. ¡°Todos los ej¨¦rcitos del mundo est¨¢n preparados para responder al ataque alien¨ªgena. Pero todos esperan la se?al de los Estados Unidos. Sin embargo, hay muchas obras recientes donde el norte global no aparece para nada, como El Gusano, de Luis Carlos Barrag¨¢n, donde todo sucede en Colombia; o en los cuentos mexicanos de Andrea Chapela¡±.
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Asibles, perfiladores y otras m¨¢quinas del ingenio (Almad¨ªa) es el t¨ªtulo de la selecci¨®n de cuentos de Chapela, donde abunda la chatarra high-tech del futuro incrustada en el cuerpo humano y una Ciudad de M¨¦xico que ha vuelto a convertirse en un lago tras un diluvio que nunca termina. ¡°Algo est¨¢ sucediendo en Latinoam¨¦rica. Se est¨¢ escribiendo m¨¢s ciencia-ficci¨®n como una manera de hacer literarias las met¨¢foras de nuestro d¨ªa a d¨ªa. Nos estamos apropiando del g¨¦nero despu¨¦s de ser muy reactivos a las tendencias anglosajonas. El ciberpunk, por ejemplo, lleg¨® a aqu¨ª en los noventa, una d¨¦cada m¨¢s tarde¡±, sostiene la autora mexicana.
¡°En Latinoam¨¦rica, la ciencia-ficci¨®n ha derivado en otro tipo de mezclas, o en otro tipo de hibridez con otros g¨¦neros¡±, dice en la misma l¨ªnea Rodrigo Bastidas, director colombiano de la Editorial Vestigio, que trabaja con nuevos autores de ciencia-ficci¨®n. Uno de ellos es El Gusano, de Luis Carlos Barrag¨¢n, en el que las personas prefieren no tocarse porque sus cuerpos y sus conciencias pueden fusionarse. ¡°Es una idea pol¨ªtica en relaci¨®n con el aumento de ideas de ultraderecha, xenof¨®bicas y homof¨®bicas¡±, explic¨® Barrag¨¢n en una entrevista reciente. ¡°Si la gente se puede fusionar, si la gente puede tener partes de las personas que odia, no se puede odiar m¨¢s a los otros¡±.
Esta mezcla de g¨¦neros de la que habla Bastidas, que puede catalogarse como new weird, combina la ciencia-ficci¨®n cl¨¢sica con el bizarro o el terror, y sobre todo con un inter¨¦s m¨¢s amplio por la ciencia. ¡°El new weird en Am¨¦rica Latina est¨¢ proponiendo, a diferencia de la ciencia-ficci¨®n cl¨¢sica, no atarse de manera tan fuerte a las ciencias duras como la biolog¨ªa, la qu¨ªmica, las matem¨¢ticas,¡± dice Bastidas, ¡°sino que est¨¢ preocup¨¢ndose mucho m¨¢s por las ciencias humanas como la antropolog¨ªa, la sociolog¨ªa o la pol¨ªtica¡±.
En el planeta seco del mexicano Emiliano Monge, por ejemplo, hay una b¨²squeda de los personajes de la ling¨¹¨ªstica quechua hecha con quipus; en el mundo gobernado por ciborgs de Ygdrasil (Plaza & Jan¨¦s), del chileno Jorge Baradit, hay un retorno a la sabidur¨ªa ind¨ªgena de chamanes Mapuches; en Habana Underguater, del cubano Erick J. Mota, las deidades yorubas exploran las redes del ciberespacio; en los cuentos de Nuestro mundo muerto, de la boliviana Liliana Colanzi, hay ruinas incas donde ¡°algunas noches bajan naves espaciales¡± o una cholita a quien, tras comerse unos cactus en el desierto, ¡°se le desvela la fecha en la que el planeta y el universo ser¨¢n destruidos por una tremenda explosi¨®n¡±.
¡°?Por qu¨¦ no decir que los chamanes son cient¨ªficos?¡±, plantea Bastidas. ¡°Hay una epistemolog¨ªa cient¨ªfica que siempre se ha tenido en cuenta para la ciencia-ficci¨®n, que es la epistemolog¨ªa occidental: ciencias, matem¨¢ticas, etc. Las ciencias duras. Pero ahorita hay una revaluaci¨®n de otro tipo de epistemolog¨ªa, como las epistemolog¨ªas de los pueblos originarios, otras formas de entender el mundo, que son otras formas de ciencia no-occidentales, como formas de ciencia otras, como lenguajes cient¨ªficos.¡±
El rescate de los olvidados
El escritor Paz Sold¨¢n ha percibido tambi¨¦n c¨®mo en Latinoam¨¦rica, si bien hay m¨¢s inter¨¦s en la ciencia-ficci¨®n, no ha sido en direcci¨®n de crear ¡°¨®peras espaciales¡± como la serie Star Trek, donde imaginan viajes interplanetarios. En ese sentido hay un tipo de relaci¨®n muy distinta con la tecnolog¨ªa desde que se empez¨® a hacer ciencia-ficci¨®n. ¡°En Latinoam¨¦rica somos un continente donde la ciencia no la creamos sino que la recibimos, como si fu¨¦ramos espectadores pasivos¡±, dice Paz Sold¨¢n. ¡°Se trata tambi¨¦n de ver c¨®mo representamos la ciencia, no verlo desde punto de vista sociol¨®gico, sino c¨®mo trabaja en nuestra conciencia, en nuestra subjetividad¡±.
Anterior al realismo, o incluso al realismo m¨¢gico del siglo XX, pocas editoriales trabajan ¨²nicamente con ciencia-ficci¨®n. Excepciones fueron Minotauro, en M¨¦xico, creada por el escritor Francisco Porr¨²a en 1955, que tradujo Cr¨®nicas marcianas de Bradbury y luego otros trabajos por Ursula K. LeGuin o Philip K. Dick. Aunque ya desde finales del XIX autores latinoamericanos comenzaron a fijarse en el canon fijado por Edgar Allan Poe o los decadentistas franceses y sus intentos de construir entornos artificiales, pocos de los pioneros que intentaron imitar la ciencia-ficci¨®n anglosajona alcanzaron el reconocimiento que lograron otros m¨¢s cercanos a la literatura fant¨¢stica.
Uno de esos pocos autores conocidos en el g¨¦nero a principios del siglo XX fue el argentino Leopoldo Lugones, que escribi¨® varios cuentos de ciencia-ficci¨®n. ¡°He descubierto la potencia mec¨¢nica del sonido¡±, revela uno de sus personajes en un cuento de 1906 que construye un extra?o aparato para convertir la m¨²sica en material. Clemente Palma, el hijo del escritor peruano Ricardo Palma, escribi¨® la novela XYZ en 1934, en la que la ciencia logra crear clones de personajes del cine. Incluso esos cl¨¢sicos rechazados de principios del siglo, en algunas editoriales independientes, han tenido m¨¢s atenci¨®n en los ¨²ltimos a?os.
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¡°Se nos ha agotado varias veces¡±, cuenta Felipe Gonz¨¢lez, director de la editorial colombiana Laguna Libros, sobre la reedici¨®n de Barranquilla 2132, un libro escrito en 1932 en el que un doctor despierta en la ciudad de Barranquilla despu¨¦s de 200 a?os de hibernaci¨®n voluntaria. El m¨¦dico llega a explorar un mundo en el que los carros han sido reemplazados por las avionetas, las mujeres se visten igual que los hombres (una sorpresa desagradable para el narrador de 1932) y ¡°las m¨¢quinas hab¨ªan terminado por desalojar a los obreros¡±. El libro fue un fracaso rotundo cuando sali¨® en los treinta, pero en la ¨²ltima d¨¦cada a Barranquilla 2132 le fue mucho mejor: se imprimi¨® ya tres veces, un gran logro para una peque?a editorial como Laguna.
Gonz¨¢lez, al igual que otros editores, considera que la ciencia-ficci¨®n se hab¨ªa entendido antes solo como ¡°literatura juvenil¡± ¨Ccomo los libros de Harry Potter, que m¨¢s que ciencia-ficci¨®n son fantas¨ªa¨C y empieza poco a poco a entenderse como literatura para adultos. Pero admite que ahora que hay m¨¢s inter¨¦s por lo bizarro, lo g¨®tico o lo dist¨®pico, cada vez le parece m¨¢s dif¨ªcil llamarlo solo ciencia-ficci¨®n. ¡°Todos los autores que hemos publicado, sobre todo las autoras latinoamericanas, est¨¢n explorando m¨¢s con los libros en categor¨ªas que son inclasificables¡±. Dos ejemplos recientes de esta nueva y celebrada ola son Mariana Enriquez, premio Herralde 2019 con Nuestra parte de noche, una novela a la vez social y fantasmag¨®rica. Y M¨®nica Ojeda, finalista de la Bienal de Novela Vargas Llosa con su ¨²ltima novela y con un nuevo libro de relatos g¨®tico-andinos, Las voladoras (P¨¢ginas de Espuma), a punto de publicarse en Latinoam¨¦rica.
El ¨²ltimo libro de cuentos del autor mexicano Yuri Herrera, Diez Planetas, tambi¨¦n combina muchos de los elementos de esta nueva ciencia-ficci¨®n latinoamericana: una preocupaci¨®n por la ling¨¹¨ªstica, los efectos de la tecnolog¨ªa en nuestra psique o la destrucci¨®n del medio ambiente. En el cuento ¡®Los ¨²ltimos¡¯, un hombre llamado Reu atraviesa el oc¨¦ano Atl¨¢ntico, que de oc¨¦ano le queda muy poco. ¡°El mar se hab¨ªa comido la tierra y la basura se hab¨ªa comido el mar¡¯¡¯, dice el narrador. Reu camina durante dos a?os para escapar de nuestro planeta, para encontrar una nave que lo lleve hasta los l¨ªmites del sistema solar donde existe ¡°un lugar habitable¡±. Un nuevo planeta ¡°donde casi se pod¨ªa vivir bien¡±.
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