Sleaford Mods: ¡°Nadie se atreve ya a hacer algo importante¡±

Jason Williamson tiene un problema: le importan las cosas. El l¨ªder de Sleaford Mods, el d¨²o de punk digital de Nottingham que alcanz¨® cierta fama hace unos ocho a?os, cuando tanto ¨¦l como su compa?ero, Andrew Fearn, hab¨ªan ya cumplido los 40, se ha granjeado estos a?os fama de cascarrabias. Se acept¨® que tuviera conciencia de clase, odio a los tories, desprecio por el Brexit y dem¨¢s causas m¨¢s o menos obvias y f¨¢cilmente acogidas por cualquier turista del disenso. El problema lleg¨® cuando Williamson gir¨® la cabeza y vio que los que ten¨ªa a su lado le molestaban tanto como los que ten¨ªa enfrente. En aquel momento, Sleaford Mods, guerrilleros de la rima, el beat y la salida de tono, dejaron de hacerle gracia a aquella facci¨®n de la izquierda que dice mucho, pero realmente quiere poco.

Sus discos eran cada vez mejores, pero las cr¨ªticas empezaron a ser algo m¨¢s tibias. Ahora presentan Spare Ribs, un ¨¢lbum por el que transitan letras sobre el confinamiento, Dominic Cummings o la fascinaci¨®n de las clases pudientes por la est¨¦tica del extrarradio. Obviamente, todo esto molesta a Williamson. Pero le molesta de verdad. Y eso es lo que hace ¨²nico a su grupo. No hay apenas bandas en la escena actual que se tomen en serio las cosas y lo hagan con un buen chiste y sin un ¨¢pice de nostalgia al respeto de c¨®mo se lo tomaban en serio las bandas de antes. ¡°Creo que la gente tiene miedo de entender realmente lo que pasa y de intentar rebelarse contra lo que est¨¢ mal. Todo termina siendo una broma o una chiquiller¨ªa. ¡®Miradme, soy rebelde, que te jodan, Boris¡¯¡­ Menudos idiotas. Me enfada. Hay mucho de eso, y lo ¨²nico que hace es esconder la cobard¨ªa de toda esta tropa. Nadie se atreve a hacer algo importante¡±, argumenta Williamson desde su casa en Nottingham.

¡°Lo que m¨¢s me preocupa es que la gente se canse de nosotros¡±, dice Jason Williamson. ¡°No quiero volver a mi trabajo¡±

La f¨®rmula de Sleaford Mods es tan original como complicada de sostener. Dos tipos sobre el escenario. Uno, nervioso, se agarra al micr¨®fono, sostiene una botella de agua y escupe rimas en un tono que podr¨ªa ser hip-hop, podr¨ªa ser punk, pero que esconde un poso mel¨®dico, peque?o pero suficiente como para que se puedan distinguir los temas m¨¢s all¨¢ de si uno carga contra los influencers u otro lo hace contra c¨®mo est¨¢n armados los subsidios por desempleo en el Reino Unido. Su compa?ero, de pie, a su lado, se mantiene casi inmutable frente a un ordenador port¨¢til. Al contrario de lo que el manual del m¨²sico que lo lleva todo grabado dice, no intenta fingir que est¨¢ haciendo algo. Est¨¢ quieto. Presiona una tecla. Asiente.

¡°Lo que m¨¢s me preocupa es que la gente se canse de nosotros¡±, interviene Williamson sobre el dilema de alguien con una propuesta tan concreta: seguir hasta que se cansen o cambiar todo y jug¨¢rsela. ¡°No quiero volver a mi trabajo, solo quiero hacer esto. Parece que lo he conseguido y no voy a volver atr¨¢s, ni de broma. Me llev¨® 20 a?os llegar hasta aqu¨ª. Mucha gente pensaba, por la naturaleza del grupo, que nos hab¨ªamos tropezado con algo y hab¨ªamos ca¨ªdo sobre el escenario, que todo era accidental y que, tal como hab¨ªamos llegado, nos marchar¨ªamos¡±.

El ¨²nico sacrificio que Williamson acepta haber hecho para mantener la banda viva es abandonar las drogas, el alcohol y el tabaco. Lo hizo justo despu¨¦s de que sus discos empezaran a entrar en las listas de ¨¦xito. Intentaron tambi¨¦n autoeditarse (Eton Alive, 2019), pensando que si lo hab¨ªan hecho cuando estaban fuera del circuito lo podr¨ªan repetir tambi¨¦n una vez dentro. La experiencia sali¨® regular en aspectos no cuantificables, pues el disco es el que m¨¢s alto se ha encaramado en las listas.

Este Spare Ribs, al igual que el recopilatorio All That Glue, lanzado en primavera de 2020, lo vuelven a editar a trav¨¦s del m¨ªtico sello independiente Rough Trade. Es el primero en el que incluyen colaboraciones (Amy Taylor, de Amyl & The Sniffers, y su amiga Billy Nomates) y en el que hay sinceros intentos por cantar. ¡°Uno no puede pasarse la vida solo escuchando hip-hop y punk. No s¨¦, he intentado cantar y lo que se oye en el disco es la crema de toda la mierda que me ha salido al intentarlo¡±, confiesa Williamson, quien lee siempre todas las cr¨ªticas que salen de sus discos. ¡°Esta vez he tenido que parar. Hay demasiadas y me estaba agobiando de tanto leer sobre m¨ª. Creo que han logrado que me canse del ¨¢lbum¡±.

¡°Si quieren pensar que soy un personaje, que lo hagan. Supongo que es otra forma que tienen de protegerse ante la realidad que no les gusta o no les encaja¡±, apunta Williamson al respecto de la virulencia con la que sigue cargando contra todo lo que le molesta y en especial contra otros m¨²sicos. Desde el rapero Slowthai a la banda punk Idles, pasando por Paul Weller o Alex Turner. ¡°Me cabrea especialmente dar un car¨¢cter rom¨¢ntico a la clase obrera y convertirla en algo est¨¦tico. Algo que les gusta mucho ¨²ltimamente a los pijos. Es injusto. Niega toda oportunidad de trascender que la gente humilde pueda tener. Si ves a alguien de clase alta fingiendo ser pobre, adaptando los c¨®digos culturales y creativos de la clase obrera, ?por qu¨¦ vas a escuchar t¨² a un verdadero miembro de la clase obrera hacer lo mismo?¡±.

La idea de Williamson tiene que ver con el hecho de que la escena musical est¨¦ dominada por una clase media que se ha dado cuenta de que ya no debe buscar en gente de otros or¨ªgenes voces distintas que vender al p¨²blico, porque los suyos han sido capaces de ejercer de ventr¨ªlocuos del extrarradio. ¡°Es complicado que alguien de origen humilde triunfe. Como mucho los ver¨¢s en un concurso de talentos de la tele¡±, afirma Williamson. ¡°Hemos llegado a un punto en el que todo parece estar mal y cada vez va a peor. Ya no me sorprende casi nada, lo ¨²nico que me fascina es la velocidad a la que sucede¡±.

Spare Ribs. Sleaford Mods. Popstock!