El reto de traducir a Amanda Gorman si eres blanca
Exigir, como en Holanda, que a una poeta negra solo la pueda traducir otra negra es el s¨ªntoma de una nueva y letal censura
Todo empieza con el impacto que causa la presencia poderosa de una joven al recitar el poema que ha escrito para la investidura de Joe Biden en Washington. En la voz de Amanda Gorman, segura y elocuente, los versos de La colina que ascendemos se elev...
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Todo empieza con el impacto que causa la presencia poderosa de una joven al recitar el poema que ha escrito para la investidura de Joe Biden en Washington. En la voz de Amanda Gorman, segura y elocuente, los versos de La colina que ascendemos se elevan sobre la fr¨ªa ma?ana de enero para anunciar el t¨¦rmino de una ¨¦poca ¡ª¡±una sombra sin fin¡±¡ª y el inicio de un ¡°nuevo amanecer¡±. Su abrigo amarillo de Prada la ilumina como una antorcha. El entusiasmo que despierta se extiende m¨¢s all¨¢ de Estados Unidos. Apenas dos meses despu¨¦s de su actuaci¨®n, ya se ha firmado la traducci¨®n de La colina que ascendemos a 17 idiomas.
La editorial Lumen me ofreci¨® traducir al espa?ol el poema de Amanda Gorman. Tanto la editorial como yo sab¨ªamos que era m¨¢s que un poema: era un s¨ªmbolo de la victoria de la luz frente a la oscuridad. Apenas hab¨ªan pasado unas semanas desde que entregu¨¦ la traducci¨®n, cuando en Holanda Marieke Lucas Rijneveld, que hab¨ªa recibido el encargo de traducir al neerland¨¦s el poema de Gorman, renunci¨® a hacerlo ante las protestas en las redes sociales por su elecci¨®n. El detonante fue un art¨ªculo escrito por Janice Deul, una periodista y activista holandesa. Deul, que es negra, tachaba de ¡°incomprensible¡± que no se hubiera elegido a una traductora que, como Amanda Gorman, fuese ¡°una artista de spoken word, joven y orgullosamente negra¡±. Marieke Lucas Rijneveld, que el a?o pasado gan¨® el Premio International Booker con su primera novela, es blanca. No, no es blanca: es blancx, porque se define como no binaria.
Tras la renuncia de Rijneveld, la editorial holandesa Meulenhoff public¨® una declaraci¨®n: ¡°Vamos a emprender un camino distinto teniendo en cuenta las opiniones recibidas. Buscaremos un equipo (sic) con el que trabajar para transmitir lo mejor posible las palabras de Amanda y su mensaje de esperanza e inspiraci¨®n, as¨ª como su esp¨ªritu¡±. ?Fin de la historia? No.
La elecci¨®n de Rijneveld hab¨ªa sido aprobada por Amanda Gorman, como mi elecci¨®n y las de los otros 15 traductores. ?Qu¨¦ autoridad art¨ªstica ten¨ªa Deul para cuestionar el criterio de Gorman? Ninguna: no hab¨ªa le¨ªdo ni un solo verso de la traducci¨®n de Rijneveld. Deul se hab¨ªa investido del nuevo y temible poder de las redes sociales. Ella era el rostro visible de ese corifeo an¨®nimo que, bajo la bandera del ¡°derecho moral¡±, afianza su supremac¨ªa censora cada d¨ªa que pasa. Para Deul la calidad de la traducci¨®n era lo de menos, lo que importaba era la identidad de la traductora: el color de su piel, su edad, su militancia.
Lo sucedido no es irrelevante. Apunta, m¨¢s all¨¢ de la traducci¨®n, a la esencia misma de la creaci¨®n: la imaginaci¨®n.
Seg¨²n las cr¨ªticas realizadas por Deul, a las que me referir¨¦ a partir de ahora como la l¨®gica Deul, los blancos solo podr¨ªan traducir a blancos, las mujeres a mujeres, los trans a trans¡ Y as¨ª hasta el infinito: solo los mexicanos podr¨ªan cantar rancheras, solo los japoneses podr¨ªan escribir haikus, etc¨¦tera. Y, por supuesto, olv¨ªdate de traducir a Proust si no eres homosexual y no has probado una magdalena.
Deul no habla de traducci¨®n, sino de pol¨ªtica. Confunde el ¡°derecho moral¡± con la calidad literaria. Ignora que la imaginaci¨®n es lo que hace posibles la traducci¨®n y el arte, en general. La l¨®gica Deul visibiliza a la traductora, cuando la esencia de una traductora es ser invisible. Su voz abraza todas las voces. Para poder ser todos, ha de disolverse y renacer. Salir de s¨ª para entrar en otros. Al contrario de otras disciplinas en las cuales el artista busca tener una voz, un sello, ser Alguien, en la traducci¨®n la excelencia es ser Nadie. Se trata de no ser siendo.
Escribe Gorman en La colina que ascendemos: ¡°No cambiar¨¢n nuestro rumbo / ni nos detendr¨¢n con intimidaciones¡±.
?Y si Marieke Lucas Rijneveld se retir¨® porque no quiso ser la v¨ªctima de un esc¨¢ndalo al que era ajenx y que probablemente afectar¨ªa a la acogida de su propia obra como escritorx? ?Y si la editorial cedi¨® porque temi¨® que su imagen y por tanto sus ventas cayeran en picado?
Deul ha triunfado. El triunfo de Deul es catastr¨®fico. Es la victoria del discurso identitario frente a la libertad creadora, de lo dado frente a la imaginaci¨®n. Del orgullo de ser quien eres se ha pasado al imperativo, sujeto a penalizaci¨®n, de no ser otro que quien eres: nuestra piel convertida en camisa de fuerza. Pero el arte es h¨ªbrido, omn¨ªvoro, inapresable. Extirpar la imaginaci¨®n de la traducci¨®n es someter el oficio a una lobotom¨ªa que hace imposible su ejercicio.
No sabemos a¨²n si la l¨®gica Deul tendr¨¢ un efecto expansivo, si afectar¨¢ a los otros traductores contratados para volcar en su lengua el poema de Amanda Gorman. Pero s¨ª sabemos algo: lo sucedido no es una an¨¦cdota. Es el s¨ªntoma de una nueva censura, letal para la traducci¨®n, para el arte, para la vida.
Nuria Barrios es escritora y traductora. Sus ¨²ltimas traducciones son ¡®Los muertos¡¯, de James Joyce, y ¡®La colina que ascendemos¡¯, de Amanda Gorman, que publicar¨¢ la editorial Lumen en abril.