Para no morderse la lengua
En ¡®Tom¨¢s Nevinson¡¯ volvemos a encontrar al Javier Mar¨ªas reflexivo, al ir¨®nico, al comediante, al severo, al cr¨ªtico social, al sat¨ªrico, al rom¨¢ntico y al pesimista sin aspavientos
Hace tres a?os y medio, cuando me toc¨® referirme a la novela Berta Isla, afirm¨¦ desde este Sill¨®n de orejas que, para mi gusto, era la mejor que su autor hab¨ªa escrito desde su obra maestra en tres partes (2002, 2004 y 2007) Tu rostro ma?ana. Lamento repetirme ahora con ...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
1. Javier Mar¨ªas
Hace tres a?os y medio, cuando me toc¨® referirme a la novela Berta Isla, afirm¨¦ desde este Sill¨®n de orejas que, para mi gusto, era la mejor que su autor hab¨ªa escrito desde su obra maestra en tres partes (2002, 2004 y 2007) Tu rostro ma?ana. Lamento repetirme ahora con Tom¨¢s Nevinson (Alfaguara, como todas las citadas), pero esta supera con mucho a la anterior (con la que forma ¡°pareja¡± literaria, aunque admite lectura independiente). Por supuesto, aqu¨ª tambi¨¦n encontramos el toque Mar¨ªas: tras 15 novelas y millones de caracteres publicados (relatos, semblanzas, ensayos, art¨ªculos), Mar¨ªas se ha hecho due?o de uno de los estilos m¨¢s reconocibles, personales y exclusivos de la creaci¨®n literaria del mundo hisp¨¢nico. Aqu¨ª volvemos a encontrar al Mar¨ªas reflexivo, al ir¨®nico, al comediante, al severo, al cr¨ªtico social (s¨ª: el articulista que fustiga determinadas costumbres contempor¨¢neas, etc¨¦tera), al sat¨ªrico, al rom¨¢ntico, al pesimista sin aspavientos.
Su protagonista, Tom Nevinson, el marido ¡°quemado¡± de Berta Isla, es requerido otra vez por Tupra, el ¨¢ngel negro de Mar¨ªas, para una ¨²ltima misi¨®n: tras cambiar de nuevo de identidad (ahora se llamar¨¢ Miguel Centuri¨®n), deber¨¢ trasladarse a una mediana ciudad ¡°del noroeste¡± para averiguar all¨ª cu¨¢l de tres mujeres se?aladas (tres, como los cofres de Porcia en El mercader de Venecia) podr¨ªa ocultar la identidad de Maddie Or¨²e O¡¯Dea, sospechosa, entre otras salvajadas, de haber intervenido en los espeluznantes atentados de ETA en 1987-1991 (Hipercor, casas-cuartel de Zaragoza y Vic), y de la que se temen nuevas ¡°acciones¡± que podr¨ªan acabar con las esperanzas de una tregua en el conflicto anglo-irland¨¦s. Y una vez averiguada y desenmascarada, Centuri¨®n deber¨ªa ¡°sacarla del cuadro¡±, apiolarla, ajusticiarla (aqu¨ª el autor rinde indirecto homenaje a los iusnaturalistas salmantinos del XVII que afirmaban tyrannum licet occidere, es decir, ¡°es l¨ªcito matar al tirano¡±), quiz¨¢s porque, en definitiva, ¡°el pasado es un intruso imposible de mantener a raya¡±. Mar¨ªas compone su (documentad¨ªsima) historia en primera (el narrador m¨¢s o menos irresoluto) y tercera persona.
Novela de gran ambici¨®n, muy contextualizada, pero no servil a la historia, y con una intriga muy elaborada en la que, de nuevo, se introduce el repertorio de temas de ese ¨²nico libro que Mar¨ªas continuar¨¢ escribiendo mientras conserve aliento literario: apariencia / realidad; culpa / arrepentimiento; justicia / venganza; secreto, lealtad y traici¨®n; la necesidad de huir y la a?oranza de regresar (para huir de nuevo). Mientras durante varias noches abol¨ªa el sue?o leyendo la peripecia de Nevinson/Centuri¨®n, de sus (posibles) v¨ªctimas y de un estupendo plantel de personajes secundarios que confieren densidad a la intriga, he recordado un vers¨ªculo de Jerem¨ªas (mi profeta favorito) que, m¨¢s o menos, dice: ¡°Enga?oso y perverso es el coraz¨®n m¨¢s que todas las cosas, ?qui¨¦n lo conocer¨¢?¡±. Lo cierto es que Mar¨ªas sigue intent¨¢ndolo una y otra vez. Ojal¨¢ la disfruten tanto como yo.
2. Virginia Woolf
El 28 de marzo de 1941, pronto har¨¢ 80 a?os, Adeline Virginia Stephen, c¨¦lebre como Virginia Woolf, rellen¨® los bolsillos de su abrigo con piedras de mediano tama?o y se meti¨® en el r¨ªo Ouse, muy cerca de su casa. Su conmovedora nota de despedida a Leonard Woolf, su marido, en la que le explicaba que no se sent¨ªa con fuerzas para afrontar una nueva depresi¨®n (y la locura), terminaba as¨ª: ¡°No creo que dos personas puedan haber sido m¨¢s felices de lo que nosotros hemos sido¡±. Virginia Woolf y James Joyce (quien, por cierto, no era santo de su devoci¨®n literaria) son los dos novelistas clave del modernismo m¨¢s renovador, y ella se ha convertido, adem¨¢s, en uno de los iconos indiscutidos del feminismo. Lumen, editora de la mayor parte de su obra en espa?ol, acaba de publicar (pr¨®logo de Elena Medel e ilustraciones de Sara Morante) una bonita edici¨®n de la casi centenaria Una habitaci¨®n propia (1929), su ensayo m¨¢s le¨ªdo. Tambi¨¦n estos d¨ªas ha llegado a las librer¨ªas una nueva edici¨®n ¡°revisada¡± de la novela Una habitaci¨®n ajena (1997; Lumen), de Alicia Gim¨¦nez Bartlett, un retrato ficticio, pero muy documentado, de la novelista desde el punto de vista de su criada. Por ¨²ltimo, recomiendo vivamente el c¨®mic feminista de Raquel Riba Rossy Una habitaci¨®n propia con wifi (tambi¨¦n Lumen), que nos trae de nuevo, y m¨¢s salvaje que nunca, al personaje de Lola Vendetta, que, por ejemplo, ilustra una de sus vi?etas-manifiesto, titulada ¡®Sexo en confinamiento¡¯, con el dorso de una mano abierta en la que los dedos ¨ªndice y coraz¨®n aparecen rodeados de corazoncitos. Y es que m¨¢s vale estar sola/o que mal acompa?ada/o.
3. Dar¨ªo Villanueva
Lo primero que me llam¨® la atenci¨®n de Dar¨ªo Villanueva fue encontrar en ¨¦l a un catedr¨¢tico a quien no se le ca¨ªan los anillos acad¨¦micos por publicar en los peri¨®dicos art¨ªcu?los y ensayos destinados a p¨²blicos m¨¢s amplios de los entonces habituales en las revistas especializad¨ªsimas de su endog¨¢mico gremio. Especializado en teor¨ªa literaria y literatura comparada, su autobiograf¨ªa intelectual queda patente en el conjunto de textos incluidos en su reciente libro De los trabajos y los d¨ªas (Universidade de Santiago). Su trabajo en la RAE (cuya presidencia ocup¨® desde 2014 a 2018) y en la presidencia de Fund¨¦u le mantienen en permanente contacto con la evoluci¨®n de la lengua. Esa curiosidad por el habla y sus hablantes, as¨ª como por el significado de las palabras, est¨¢ detr¨¢s de su ¨²ltimo libro, Morderse la lengua (Espasa), cuyo subt¨ªtulo, Correcci¨®n pol¨ªtica y posverdad, indica bien a las claras el objetivo de su autor. Un libro importante y muy legible sobre los fundamentalismos y estupideces que se nos han ido colando en el uso de nuestra lengua, as¨ª como sobre las consecuencias de la cada vez m¨¢s peligrosa extensi¨®n de las industrias de la mentira.