1979, el mejor a?o de la m¨²sica
El final de la d¨¦cada de los setenta fue justo el momento en que el pasado y el futuro se encontraron: se invent¨® tanto como se repar¨®
El debate sobre cu¨¢l es el mejor a?o en la historia de la m¨²sica popular es uno que ha estado presente hasta hace bien poco, cuando, por consenso en TikTok, se decidi¨® que el mejor a?o siempre ten¨ªa que ser el actual. Antes de que contextualizar fuera sin¨®nimo de chochear, pod¨ªamos mirar atr¨¢s sin miedo a que nos dieran una ¨Da veces merecida¨D colleja. Hoy, ya casi nadie mira hacia el pasado de la m¨²sica con un m¨ªnimo de talante. Por un lado, los nost¨¢lgicos insisten en aplicar cierta soberbia a sus postulados deterministas y superados (?de verdad me vas a contar que bebes bourbon y escuchas a ...
El debate sobre cu¨¢l es el mejor a?o en la historia de la m¨²sica popular es uno que ha estado presente hasta hace bien poco, cuando, por consenso en TikTok, se decidi¨® que el mejor a?o siempre ten¨ªa que ser el actual. Antes de que contextualizar fuera sin¨®nimo de chochear, pod¨ªamos mirar atr¨¢s sin miedo a que nos dieran una ¨Da veces merecida¨D colleja. Hoy, ya casi nadie mira hacia el pasado de la m¨²sica con un m¨ªnimo de talante. Por un lado, los nost¨¢lgicos insisten en aplicar cierta soberbia a sus postulados deterministas y superados (?de verdad me vas a contar que bebes bourbon y escuchas a Rolling Stones como si fuera algo aspiracional?). Por otro, los reci¨¦n llegados culpan a estos y su herm¨¦tico y agotado discurso de su falta de conexi¨®n e inter¨¦s por cualquier cosa que sucediera anteayer. A veces parece que los dinosaurios se extinguieron en 2008. Y al final, los reyes del baile, los conversos, los que se empe?an en mostrar que no saben nada, o que han olvidado, o que lo saben, pero se arrepienten de saberlo y, sobre todo, de haberlo gozado. No hay nada m¨¢s contempor¨¢neo que conocer, pero renegar de ese conocimiento para poder unirse al debate en Twitter, ser parte de la conversaci¨®n y calzarse alg¨²n match en Tinder.
En fin, que antes de que todo lo que no fuera popular se recibiera como un vacuo ejercicio de esnobismo, y antes de que nada que no sonara en el coche de tus padres con las ventanillas bajadas de camino a alg¨²n pueblo de costa arrasado por la especulaci¨®n inmobiliaria y las tapas de calamares congelados, fuera despachado como (elija su propia aventura) soberbio o gringo, nos pele¨¢bamos utilizando armas tan letales como el conocimiento de ciertas caras B. 1969 era mejor que 1984. 1980 dejaba en rid¨ªculo a 1971. ?ramos muy tontos. Pero ni m¨¢s ni menos que los de antes o los de despu¨¦s. La tonter¨ªa se transforma, no se destruye.
Aqu¨ª a¨²n pensamos un poco en esto y, tras mucho debate, hemos concluido que el mejor a?o fue 1979. Y los motivos tienen que ver con que fue ese el momento justo en el que el pasado y el futuro se encontraron. Las propuestas de cada uno para reivindicar lo suyo fueron tan brillantes que ninguno gan¨®. Y aprovechando eso, llegaron los ochenta, una d¨¦cada muy fastidiosa de habitar, pero, como todas las de estas caracter¨ªsticas, muy f¨¢cil luego de reivindicar. Algo as¨ª como estos felices a?os veinte que tantas ganas tenemos en recuperar ahora, pero que, para los que los vivieron, significaron m¨¢s colas del hambre gatsbies.
En 1979, el punk ya hab¨ªa mutado en algo mucho m¨¢s interesante llamado ¨Dcon cierta desidia¨D pospunk (Gang of Four, The Cure, The Slits, The Raincoats, Wire). El pop empezaba a abrazar con verdadero convencimiento los sonidos electr¨®nicos (Human League, Tubeway Army). Fue el a?o de la m¨²sica disco (Chic, Earth Wind & Fire, Sister Sledge). Del nacimiento del hip hop (Sugarhill Gang, Grandmaster Flash). Tambi¨¦n el momento en el que se confirm¨® como new wave, una suerte de tercera v¨ªa (Elvis Costello, Nick Lowe, Blondie). Aquel en el que el rock entendi¨® que deb¨ªa buscar nuevas f¨®rmulas para sobrevivir, ya fuera torn¨¢ndose m¨¢s agresivo (AC/DC), m¨¢s bailable (Kiss) o m¨¢s rural (Tom Petty). Todo esto se remat¨® con la aparici¨®n ese a?o de discos memorables de artistas de los sesenta, de la era dorada de todo esto. Gente que se neg¨® a ser enterrada y decidi¨® en 1979 recordar su vigencia (Joni Mitchell, Marianne Faithfull, Van Morrison, Fleetwood Mac, Neil Young).
Fue tanto un a?o de ruptura como de sutura. Se invent¨® tanto como se repar¨®. Por eso, tal vez, resulta mucho m¨¢s rico en matices que, por ejemplo, 1969 (el a?o que siempre ganaba en estas discusiones a lomos del canon) o 1984 (el que arrasaba posteriormente por motivos emocionales y populares). 1979 es mejor porque no pertenece en exclusiva al discurso est¨¢ndar de la historia de la m¨²sica (no hay Beatles), tampoco es el a?o fetiche de ninguna generaci¨®n de pesados co?azo que crecieron en los ochenta y solo les importa esto cuando se mete en una competici¨®n. Es un a?o con el que el presente puede dialogar. Fue intervencionista con el futuro y tolerante con el pasado. 1979 llama a los j¨®venes de 2021 para decirles que no todos los viejos son iguales.
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