Desgracias con celof¨¢n
Pese a su ambici¨®n, Robert Jones Jr. naufraga con ¡®Los profetas¡¯ por un exceso de grandilocuencia al narrar el amor de dos esclavos en EE UU
El lanzamiento de esta novela se ha hecho bajo el lema ¡°La gran novela afroamericana¡±, que nos recuerda el anhelo permanente de conseguir la ¡°Gran novela americana¡±, sue?o recurrente de todo novelista norteamericano, y la certificaci¨®n so?ada por parte de la cr¨ªtica. Robert Jones Jr. tambi¨¦n parece estar por la labor y por lo menos hay que reconocerle que en su desmedida ambici¨®n se ha echado a la espalda la historia del pueblo afroamericano desde sus or¨ªgenes en la misma ?frica hasta la existencia concreta de la pareja de j¨®venes esclavos formada por Samuel e Isaiah en la plantaci¨®n donde ambos viven su relaci¨®n amorosa.
Esta novela tiene como l¨ªnea de referencia la relaci¨®n homosexual entre dos muchachos de color en una hacienda sure?a propiedad del matrimonio Halifax, Paul y Ruth, y su hijo Anthony. La novela est¨¢ contada por un narrador muy peculiar porque siendo lo que se llama un ¡°narrador no identificable¡± es una voz que se bifurca a conveniencia del autor para colocar su mirada en diversos puntos de vista (los amos, el capataz, los chicos, las mujeres¡). La escritura tambi¨¦n alterna entre un estilo m¨¢s bien grandilocuente u oracular, que convoca a los ancestros y sirve para ensalzar idealmente el pasado del que proceden los personajes de la novela, al hablar de los cuales entra en un realismo cargado de una especie de lirismo heroico que act¨²a como filtro po¨¦tico a la crudeza de la situaci¨®n de los hombres y mujeres de la plantaci¨®n; tambi¨¦n se muestra cargado de simbolismo y ritualismo y, en conjunto, acaba dando en una amalgama atractiva y un punto farragosa de la que es responsable el narrador elegido, que tiene su parte de omnisciencia.
La historia es t¨®pica en lo que se refiere al cat¨¢logo de desgracias a las que son sometidos hombres y mujeres: es decir, se nos cuenta lo previsible envuelto en un celof¨¢n altisonante y de fondo victimista, que ser¨ªa lo contrario de una narraci¨®n de intenci¨®n ¨¦pica. Pero ?es posible la ¨¦pica en una historia de dolor y sometimiento? Robert Jones Jr. lo intenta.
No debe deducirse de lo dicho que estamos ante una novela fallida por s¨ª misma, sino ante una intenci¨®n fallida por el exceso de ambici¨®n. Hay partes de una fuerza expresiva muy notable, como la escena de castigo y humillaci¨®n de los dos chicos unidos a la carreta, estremecedora, o la primera entrada de Amos (un esclavo mayor que los dem¨¢s que usa su influencia en favor del amo; un infiltrado, dir¨ªamos ahora) en la Casa Grande y la vivencia de sometimiento que muestra admirablemente, o la b¨²squeda de sensualidad y fisicidad de los encuentros de los dos amantes entre el heno. Robert Jones pone el acento en las mujeres que representan una compasi¨®n procedente de su terrenidad germinativa, maltratadas y usadas como desfogue y criadero de nuevos esclavos. Pero quisiera insistir en el af¨¢n trascendente del autor que se convierte a menudo en una suerte de grandilocuencia del dolor que acaba resultando pegajosa e insistente.
Parece evidente que una relaci¨®n homosexual entre dos muchachos de una plantaci¨®n sure?a es un enfoque ins¨®lito y llamativo, que lo es, pero el autor ¡ªhomosexual ¨¦l mismo¡ª ha querido escribir una novela sobre el sentimiento amoroso y lo que ha acabado por ofrecer es un libro reivindicativo de la explotaci¨®n por la esclavitud en la que, por as¨ª decirlo, tiene una secci¨®n dedicada al amor homosexual. A este respecto, recuerdo una novela admirable, Nadan dos chicos, de Jamie O¡¯Neill, editada por Pre-Textos. La diferencia entre esta y la de Jones Jr. es que la de O¡¯Neill es un texto maravilloso sobre el amor que adem¨¢s procede de la relaci¨®n de dos chicos, mientras que la relaci¨®n de estos chicos es una entronizaci¨®n espec¨ªfica y vindicativa del amor entre homosexuales. Y no dejo de advertir una discutible complacencia exaltante en lo doloroso y humillante como forma de enaltecimiento po¨¦tico con que se pretende mostrar la superioridad moral de las v¨ªctimas.
Esta primera novela, a veces desmesurada, tiene una escritura potente que convendr¨ªa ajustar a una expresi¨®n m¨¢s madura
El narrador cuenta por los esclavizados y por los amos (estos en mucha menor medida). Son personajes bien retratados, pero conocidos. Creo que hay un desliz grave en el relato cuando se muestra ¡ªbien contado por otra parte¡ª el deslizamiento del deseo de Anthony, el hijo de los Halifax educado en el norte, hacia Isaiah, uno de los dos amantes, al que est¨¢ dibujando, y que resulta un tanto disonante. La preferencia de Robert Jones como narrador se inclina claramente del lado de las mujeres como un coro compasivo y tambi¨¦n protector, un ancla de esperanza, que es uno de los aspectos m¨¢s logrados de la novela.
Esta es la primera novela de Robert Jones Jr. Tiene una escritura potente que quiz¨¢ le convenga domar y ajustar a una expresi¨®n m¨¢s madurada. La novela cansa a veces por desmesurada. En narrativa, una novela debe tener pensamiento, pero no se le debe notar. La filiaci¨®n del autor destella en demasiadas p¨¢ginas.
Y en cuanto a la gran novela de un afroamericano, Jones Jr. llega tarde porque ya existe; es El hombre invisible, de Ralph Ellison, a quien el autor no coloca entre los cientos de nombres que integran la lista de agradecimientos, la m¨¢s larga que haya albergado en la secci¨®n de agradecimientos novela alguna.
Los profetas ?
Autor: Robert Jones Jr.
Traducci¨®n: Julia Osuna Aguilar.
Editorial: Alianza de Novelas, 2021.
Formato: 464 p¨¢ginas. 19 euros.
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