A prop¨®sito de Alfredo (y de Fraga y Fidel Castro)
Alfredo Conde firma un eficaz relato sobre la improbable amistad entre el l¨ªder gallego y el cubano, que tambi¨¦n es una cr¨ªtica a la desfiguraci¨®n de nuestra democracia a manos de los partidos pol¨ªticos
Alfredo es Alfredo Conde, intelectual y escritor de m¨¦rito, que acaba de publicar un ins¨®lito libro sobre sus relaciones con Manuel Fraga, el apabullante exministro de Franco que fund¨® Alianza Popular en la democracia, cuna del actual PP, a cuyo liderazgo renunci¨® en favor de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, ¡°sin tutelas y sin tut¨ªas¡±. Digo que es ins¨®lito porque con tal pretexto el autor aprovecha para hacer unos apuntes biogr¨¢ficos que son casi un intento de memorias o de dietarios, en donde tambi¨¦n lleva a cabo unos m¨ªnimos ajustes de cuentas con determinados personajes del pasado.
Inici¨® sus pinitos, como tantos de su generaci¨®n, en el Partido Comunista para terminar ingresando en las listas electorales del PSOE gallego, con el que lleg¨® a ser conselleiro de Cultura en el Gobierno de Gonz¨¢lez Laxe. En el libro narra su di¨¢logo permanente e intenso, siendo ¨¦l un hombre de izquierdas, con don Manuel, representante de la tendencia pseudoliberal del sector falangista de la dictadura. Y, menudencias aparte, a las que luego har¨¦ referencia, el resultado es muy digno de elogio. Ayuda a esclarecer algunas nieblas respecto al relato de la Transici¨®n pol¨ªtica espa?ola, incita desde su galleguismo militante a la meditaci¨®n sobre la Espa?a de las autonom¨ªas y, sobre todo, perge?a dos estupendos retratos de Fraga y Fidel Castro, a los que acompa?¨® en numerosas ocasiones, y que bien podr¨ªan servir de pr¨®logo a un estudio m¨¢s detallado de ambas personalidades.
Como Conde, pero por motivos bien diversos, tambi¨¦n yo tuve la oportunidad de tratar con ambos personajes, y como ¨¦l me rend¨ª en ocasiones a la fascinaci¨®n producida por su encarnadura casi animal antes de padecer la decepci¨®n desatada por su extremado egocentrismo. El autor del libro, hijo de un represaliado por el franquismo, reitera a lo largo de m¨¢s de 200 p¨¢ginas que nunca rechaz¨® ¡°el trato con nadie en funci¨®n de su ideolog¨ªa o de su militancia pol¨ªtica, sino a partir de su condici¨®n humana¡±. Aunque la condici¨®n de los personajes citados era m¨¢s bien inhumana, seg¨²n se encarga el propio Conde de poner de relieve. De Fraga dice que era un ser proteico y cambiante, dispuesto a competir con todos, incluso consigo mismo, con tal de ser siempre el primero, pero pone de relieve su dedicaci¨®n al pa¨ªs y su honestidad personal, en estos tiempos en los que la corrupci¨®n pol¨ªtica es moneda de cambio corriente. ¡°Fue un servidor p¨²blico de principio a fin¡±, afirma, ¡°un reformador partidario de provocar los cambios desde dentro¡±. E incluso compara su proceder con la penetraci¨®n de las Comisiones Obreras comunistas en los sindicatos franquistas, a fin de reclamar los derechos de los trabajadores. Su comedida admiraci¨®n por el exministro franquista proviene sobre todo de ser el promotor del galleguismo en la pol¨ªtica espa?ola, toda vez que esa era una corriente tradicionalmente representada por intelectuales de izquierda, como Ram¨®n Pi?eiro o ¨¦l mismo. Y narra con singular detalle la relaci¨®n que tuvo con Fidel Castro, a la que sugiere que contribuy¨® sobremanera. Entre otras cosas, fue autor de un libro que recog¨ªa una larga entrevista de varias horas hecha por ¨¦l mismo al Comandante para la televisi¨®n gallega. Su distribuci¨®n fue prohibida en Cuba y finalmente ¨¦l padeci¨® la lejan¨ªa y la ingratitud del r¨¦gimen castrista en circunstancias que compara con las vividas por Mario Vargas Llosa o Jorge Edwards. Acompa?ante de Manuel Fraga en su primera visita a la isla, fue testigo de la singular relaci¨®n que estableci¨® con Castro, del que termin¨® siendo anfitri¨®n en el viaje de este a Galicia para visitar la casa de su padre. La bonhom¨ªa del narrador no le impide poner de relieve que Fidel, quien nunca le habl¨® mal de Franco, y lo hac¨ªa con respeto, era propenso a negociar con carne humana y ¡°siempre ten¨ªa un preso pol¨ªtico que ofrecer como intercambio de algo. Fraga consigui¨® liberar a no pocos de ellos¡±. Pienso yo que algo as¨ª podr¨ªa decirse hoy de la relaci¨®n entre Rodr¨ªguez Zapatero y Maduro, salvando desde luego enormes distancias, pues ni de lejos tienen la calidad humana y pol¨ªtica de aquellos dos gallegos. Por lo dem¨¢s, la relaci¨®n entre estos fue di¨¢fana, frente al oscurantismo que rodea el singular apoyo del expresidente espa?ol al tirano caraque?o.
La bonhom¨ªa del narrador no le impide poner de relieve que Fidel Castro nunca le habl¨® mal de Franco
En el terreno estrictamente pol¨ªtico, Conde valora sustancialmente la propuesta del que fuera presidente de Galicia de establecer una administraci¨®n ¨²nica como respuesta a los problemas burocr¨¢ticos y de gesti¨®n entre los gobiernos aut¨®nomos y el central. Hace tambi¨¦n una cr¨ªtica nada velada de la desfiguraci¨®n de nuestra democracia a manos de los partidos pol¨ªticos, de modo que se ha convertido en ¡°una partitocracia que pone el futuro pol¨ªtico de los diputados en las manos de los secretarios generales de los partidos¡±. Los reparos menores que pueden anotarse al libro son un cierto descuido literario en su edici¨®n en castellano y la correcci¨®n a una an¨¦cdota concreta. Asegura Conde que alguien le coment¨® que Adolfo Su¨¢rez pidi¨® una vez un resumen de un folio de Cien a?os de soledad, de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Eso le vale para cachondearse levemente del primer presidente de la actual democracia espa?ola. No dudo de que alguien se lo contara, pero s¨ª de que hubiera sucedido as¨ª. Yo fui quien hice las presentaciones entre Adolfo y Gabo, a petici¨®n de este, y quien ofrec¨ª el primero de los almuerzos que tuvimos a tres, cada vez que Garc¨ªa M¨¢rquez visitaba Madrid. Puedo asegurar que Adolfo, que nunca presumi¨® de intelectual, s¨ª era lector, como tantos millones de gentes, de la obra del premio Nobel.
Quienes ahora lo sean de este libro de Alfredo Conde disfrutar¨¢n con el relato, construido muy eficazmente, y apreciar¨¢n la sinceridad y humildad de su autor, no exentas de la inevitable sorna gallega. Por lo dem¨¢s, las relaciones de Conde con esos dos amigos tan dispares, y a la vez tan parecidos, que ¨¦l retrata, acabaron m¨¢s o menos igual de mal que las m¨ªas. Aunque, en un ¨²ltimo arrebato de humanidad, lamenta la forma en que se desarrollaron los ¨²ltimos d¨ªas de Fraga, seguro por otra parte de que este nunca los hubiera deseado as¨ª. Podr¨ªamos a?adir que Fidel tampoco.
A prop¨®sito de Fraga
Autor: Alfredo Conde.
Editorial: Ezaro, 2021.
Formato: 228 p¨¢ginas. 18 euros.
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