Brutalismo
En su nueva obra, el camerun¨¦s Achille Mbembe asegura que ¡°la humanidad se ha convertido en una fuerza geol¨®gica¡±
La ¨²ltima obra del pensador camerun¨¦s Achille Mbembe tiene un t¨ªtulo gr¨¢fico. Brutalisme (La D¨¦couverte, 2020) es la continuaci¨®n de Cr¨ªtica de la raz¨®n negra y Pol¨ªticas de la enemistad, ambas traducidas al espa?ol (Ned Ediciones, 2018). En su ¨²ltimo trabajo, Mbembe ampl¨ªa su an¨¢lisis cr¨ªtico de la l¨®gica mercantil capitalista que impregna nuestras vidas, siempre con la mirada de quien observa el mundo desde ?frica a trav¨¦s del prisma poscolonial. Si en Cr¨ªtica de la raz¨®n negra Mbembe traza una genealog¨ªa de la raz¨®n ilustrada y capitalista que lleva desde el esclavo africano hasta el ciudadano mercantilizado e hipervigilado actual, en Pol¨ªticas de la enemistad examina la figura de la guerra, la guerra contra el otro, herencia de los procesos coloniales, como ¡°nuevo sacramento¡± de nuestras democracias. En Brutalisme, Mbembe sostiene que la l¨®gica extractiva capitalista ha dado un paso m¨¢s: nuestro impacto sobre el planeta es tal que ¡°la humanidad se ha convertido en una fuerza geol¨®gica, por lo que ya no podemos hablar de historia como tal¡±.
M¨¢s que nunca, la funci¨®n del poder, dice Mbembe, es hacer posible la extracci¨®n. Esto exige intensificar la represi¨®n utilizando ¡°la ley para multiplicar los estados de excepci¨®n y desmantelar la resistencia¡±. Contin¨²a Mbembe: ¡°La perforaci¨®n de mentes y cuerpos forma parte¡± de esta represi¨®n; pues ¡°la fractura, el agrietamiento y el agotamiento no solo conciernen a los recursos, sino tambi¨¦n a los cuerpos vivos expuestos al agotamiento f¨ªsico y a todo tipo de riesgos biol¨®gicos a veces invisibles¡±. Fracturar, fisurar, extraer, vaciar son vocablos que Mbembe toma de la miner¨ªa, una de las principales actividades econ¨®micas en el continente africano desde la ¨¦poca colonial. Su imaginario se inspira asimismo en la arquitectura brutalista de los a?os cincuenta y sesenta, prol¨ªfica en los pa¨ªses en desarrollo, y su uso generalizado del hormig¨®n. El vertido de este material maleable, compuesto de ¨®xido de minerales, en grandes encofrados y su posterior solidificaci¨®n ser¨ªa la contraparte de la extracci¨®n: rellenar, moldear, sustituir, eventualmente, el entorno org¨¢nico con materia inorg¨¢nica. Pero no se trata solamente de la sustituci¨®n de entornos naturales por ciudades sin fin, sino tambi¨¦n del relevo de la actividad humana por la inteligencia artificial. No sin iron¨ªa, Mbembe utiliza el concepto del ¡°gran reemplazo¡± ¡ªque emplean sectores de la extrema derecha en referencia al reemplazo supuestamente organizado de la poblaci¨®n blanca occidental por migrantes no blancos¡ª para describir la progresiva deshumanizaci¨®n de los seres humanos y la humanizaci¨®n paralela de los dispositivos de inteligencia artificial.
Lo tel¨²rico, lo biol¨®gico y lo neurotecnol¨®gico convergen en esta l¨®gica extractiva-creativa que Mbembe describe con crudeza. As¨ª como la extracci¨®n de minerales genera residuos, la extracci¨®n de los cuerpos vivos produce materia humana excedente. Son los ¡°cuerpos-frontera¡± que se hacinan en los campos de refugiados y en las lindes de los pa¨ªses m¨¢s pr¨®speros; poblaciones indeseables, desechables, que carecen de valor a?adido para la econom¨ªa capitalista. Con cada nuevo estado de excepci¨®n ¡ªactualmente, la crisis sanitaria¡ª su movilidad se restringe m¨¢s y sus posibilidades de formar parte del sistema menguan. Pues, sugiere Mbembe, el deseo de la mayor¨ªa de nosotros, incluso de aquellos que se sublevan contra el sistema, no es cambiarlo, sino ser aceptados en ¨¦l con todos los privilegios.
La lectura del mundo, y especialmente del momento actual, que ofrece Mbembe no da pie al optimismo. Sin embargo, el pensamiento cr¨ªtico, y en particular el poscolonial, invita con frecuencia a la paradoja y a vislumbrar resquicios en aquello que parece m¨¢s s¨®lido. Al mismo tiempo que el mundo se africaniza en el sentido que le da Mbembe, esto es, que la suerte del negro ¡ªoriginalmente el esclavo negro de las plantaciones, despojado de todo derecho y dignidad¡ª es la suerte que les espera a m¨¢s y m¨¢s individuos en un mundo que se parece cada vez m¨¢s a una plantaci¨®n gigante; Mbembe ve en ?frica, cuna de la humanidad, el potencial para revertir este proceso de deshumanizaci¨®n y desvitalizaci¨®n del mundo. Hay en las cosmovisiones de aquel continente una relaci¨®n distinta con los objetos inertes, que permite una cr¨ªtica de las nuevas tecnolog¨ªas y del materialismo dominante que relativiza la dicotom¨ªa sin salida entre naturaleza y artificio que sustenta el pensamiento occidental. Acostumbrados durante siglos a ¡°recrear vida a partir de lo invivible¡±, hay asimismo en la experiencia africana elementos para una praxis global de adaptaci¨®n a un futuro de escasez y brutalidad clim¨¢tica. Mas lo fundamental para Mbembe es recuperar el sentido de esa humanidad original: la capacidad de preservar lo que nos es com¨²n, de restituir y reparar, una y otra vez, las relaciones entre nosotros y entre nosotros y los dem¨¢s seres vivos. ¡°Penser et panser¡±, pensar y cuidar, dec¨ªa Mbembe en una entrevista a Le Monde, ¡°son inseparables para redefinir una pol¨ªtica del bien del mundo, m¨¢s all¨¢ de lo humano¡±.
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