Catherine Opie, el retrato como un momento compartido
La fot¨®grafa elige para ¡®Babelia¡¯ una de sus obras: un retrato perteneciente a la serie ¡®High School Football¡¯ incluido dentro del monogr¨¢fico que la editorial Phaidon dedica a la incisiva artista norteamericana
Durante tres a?os, entre 2007 y 2009, Catherine Opie (Sandusky, Ohio, 1961) se desplaz¨® de forma continuada desde su domicilio en Los ?ngeles a distintos enclaves a lo largo de Estados Unidos. Viaj¨® a Ohio, Texas, Alaska y Haw¨¢i dispuesta, nuevamente, a diseccionar la realidad de Am¨¦rica a trav¨¦s de las distintivas caracter¨ªsticas de las diferentes comunidades que la componen. Esta vez hab¨ªa posado su mirada en los adolescentes que jugaban al f¨²tbol americano durante su paso por la ense?anza secundaria.
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Durante tres a?os, entre 2007 y 2009, Catherine Opie (Sandusky, Ohio, 1961) se desplaz¨® de forma continuada desde su domicilio en Los ?ngeles a distintos enclaves a lo largo de Estados Unidos. Viaj¨® a Ohio, Texas, Alaska y Haw¨¢i dispuesta, nuevamente, a diseccionar la realidad de Am¨¦rica a trav¨¦s de las distintivas caracter¨ªsticas de las diferentes comunidades que la componen. Esta vez hab¨ªa posado su mirada en los adolescentes que jugaban al f¨²tbol americano durante su paso por la ense?anza secundaria.
A priori, la elecci¨®n de dicha comunidad parecer¨ªa no encajar dentro de las subversivas lecturas de la sociedad a las que Opie ten¨ªa ya acostumbrado a su p¨²blico. De hecho la idea surgi¨® como una mera distracci¨®n para llenar el tiempo en Church Point, Louisiana, una peque?a localidad donde la artista pasaba las vacaciones estivales con su mujer. Pero poco a poco la opci¨®n fue carg¨¢ndose de contenido. ¡°En aquel momento Estados Unidos combat¨ªa en dos guerras, la de Afganist¨¢n y la de Iraq¡±, recuerda la autora a trav¨¦s de una conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°Muchos de aquellos deportistas, los que no proced¨ªan de familias con un buen nivel adquisitivo, o los que no eran capaces de obtener una beca para ir a la universidad, acabar¨ªa alistados al ej¨¦rcito. De ah¨ª que la serie sea b¨¢sicamente una mirada a una generaci¨®n perdida y a su paisaje¡±. De esta suerte, la artista se dispuso a fotografiar tambi¨¦n las canchas. Al contrario que hubiera hecho cualquier fotoperiodista deportivo, obviaba la acci¨®n que en ellas ten¨ªa lugar para captarlas como extensiones del paisaje, como elementos que contribuyen a la definici¨®n de Am¨¦rica.
Tras finalizar los entrenamientos y como los aguerridos guerreros que retornan de la lucha, los j¨®venes posar¨ªan para la fot¨®grafa. Henchidos en sus atuendos deportivos se enfrentaban a la incisiva mirada de la artista, dispuesta a desmontar cualquier clich¨¦. Capaz de captar la vulnerabilidad de unos j¨®venes que comenzaban a ser adultos, parapetados en la precaria seguridad de su fortaleza f¨ªsica ajustada a una armadura. ¡°La vulnerabilidad es para m¨ª uno de los rasgos humanos m¨¢s importantes¡±, se?ala Opie. ¡°Es necesario comprender el mundo trav¨¦s de la humanidad y de la compasi¨®n. Y una forma de lograrlo es evidenciando la fortaleza as¨ª como la vulnerabilidad. La humanidad tiene mucho que ver con la vulnerabilidad¡±.
De ah¨ª que en los t¨¦cnicamente perfectos retratos de la artista, ricos en detalles, la vulnerabilidad emocional qued¨¦ en perfecto equilibrio con la poderosa presencia de sus modelos. Resultan tan fuertes como humanos matizados por el uso que la artista hace del color, otro de sus componentes m¨¢s distintivos. Un colorido que como en el caso de J. D. ©¤el delicado retrato que la artista ha destacado en esta ocasi¨®n para Babelia©¤ revela la influencia de la pintura en la artista, as¨ª como su elegante dominio de la composici¨®n e iluminaci¨®n. El color en Opie se convierte en un objeto en s¨ª mismo. ¡°Me interesa mucho la seducci¨®n. Y el color lo es todo a la hora de seducir al espectador¡±, afirma la fot¨®grafa. ¡°Si solo hiciera uso de la fotograf¨ªa documental m¨¢s directa, sin tener en cuenta la luz y el color, resultar¨ªa todo muy plano¡±, asegura. As¨ª le interesan los recursos m¨¢s pict¨®ricos que activan la imagen de distintas maneras. De igual forma destaca la postura de las manos como un elemento importante. Dice haber aprendido de Dorothea Lange la importancia que estas conceden a la construcci¨®n y expresi¨®n de un retrato.
El retrato ha sido un g¨¦nero recurrente a lo largo de la trayectoria de esta fot¨®grafa que evade cualquier tipo de etiqueta y que asegura que de estar en una isla desierta se llevar¨ªa consigo el ¨®leo con el que Picasso inmortaliz¨® a Gertrude Stein junto a aquel que Alice Neel hiz¨® de Andy Warhol. El caminar art¨ªstico de la fot¨®grafa ha quedado recientemente resumido en las m¨¢s de 200 im¨¢genes que componen el monogr¨¢fico publicado por Phaidon: Catherine Opie. Un recorrido tem¨¢tico, no cronol¨®gico, estructurado en tres apartados (People, Place y Politics), que conforma una ¨ªntima y perspicaz mirada a Am¨¦rica a trav¨¦s de retratos, paisajes, y bodegones. Una forma de ver que prendi¨® cuando a los nueve a?os la autora realiz¨® su primer autorretrato, y que comenzar¨ªa a pulir poco m¨¢s tarde, mientras analizaba la obra de Lewis Hine, cuyos retratos de los ni?os trabajando en f¨¢bricas contribuyeron a que se promulgaran las leyes en contra de los abusos laborales a menores. ¡°Crec¨ª dentro de una generaci¨®n que acostumbrada a leer revistas que incorporaban la fotograf¨ªa documental. Entre ellas Life y Look. Era la ¨¦poca de la Guerra de Vietnam. Las tensiones raciales permanec¨ªan entonces muy vivas, de hecho siguen sin desaparecer. De manera que crec¨ª pensando que la fotograf¨ªa contribu¨ªa a narrar la historia y, siendo m¨¢s idealista, pod¨ªa ayudar a mejorar el mundo a trav¨¦s de la representaci¨®n¡±. Una creencia de la que a¨²n no desiste: ¡°Resulta muy interesante ver como el uso de las redes sociales puede ensanchar la democracia. Sin la existencia de una c¨¢mara en los tel¨¦fonos m¨®viles una adolescente nunca hubiera podido filmar el asesinato de George Floyd. Sigo creyendo que incluso en un mundo sobresaturado de im¨¢genes la fotograf¨ªa sigue siendo importante, tiene la capacidad de dar testimonio¡±.
Desde los comienzos de su trayectoria Opie se lanz¨® a fotografiar los distintos estratos de la sociedad. Inspir¨¢ndose en la factura cl¨¢sica de los retratos de Mapplethorpe y en los de Nan Goldin, quienes subvirtieron el g¨¦nero a trav¨¦s de su provocador contenido, fotografi¨® a sus amigos de la comunidad queer y a la subcultura del BDSM y del leather. La serie Being and Having (1961) sirvi¨® para que muchos descubrieran una obra que iba en contra de las convenciones de los masculino y los femenino. En Domestic (1995- 94) se adentr¨® en la pl¨¢cida atm¨®sfera del hogar como marco metaf¨®rico donde explorar la identidad dentro de la comunidad. Los surferos, los miembros del Tea Party, artistas como John Baldessari o el escritor Jonathan Franzen, todos ellos se convirtieron en protagonistas de sus retratos. Pero quiz¨¢ han sido sus autorretratos los que m¨¢s controversia han llegado a alcanzar. Frente a un papel pintado la artista mostraba su espalda, grabado a sangre sobre su piel lo que pod¨ªa ser el dibujo de un ni?o que muestra a dos mujeres cogida de la mano. Self- Portrait/ Cutting (1993) era su reacci¨®n ante la ruptura de una relaci¨®n que crey¨® iba a proprocionarle un hogar. En 1995 llegar¨ªa m¨¢s lejos cuando en la Bienal de Whitney mostraba una imagen a¨²n m¨¢s controvertida; Self Portrait /Pervert, donde la autora aparec¨ªa con el rostro cubierto por una capucha de cuero, los pechos al aire y la palabra perversa grabada de nuevo a sangre en el escote. Su sangre se convert¨ªa en un poderoso gesto de protesta en un momento en que el SIDA causaba estragos en la estigmatizada comunidad gay.
Las personas son mucho m¨¢s complejas que lo que una fotograf¨ªa pueda expresar
¡°Creo que el acto de realizar un retrato se reduce a un momento compartido¡±, se?ala la fot¨®grafa. ¡°No creo que un solo retrato pueda contener la verdad de un proceso. Las personas son mucho m¨¢s complejas que aquello que una fotograf¨ªa pueda expresar. Nunca invito a mis modelos a sobreactuar, sino simplemente yo estoy con ellos y ellos conmigo. En ese momento se est¨¢ determinando un tipo de est¨¦tica. Por eso creo que, en ese sentido, todos los retratos son en cierto grado una actuaci¨®n. Pero al mismo tiempo s¨ª creo que la fotograf¨ªa expresa un momento congelado en el tiempo. Y este momento es real. De hecho muchos de los protagonistas de mis retratos me dicen que es duro vivir con estas im¨¢genes porque en realidad para ellos resultan muy profundas y honestas¡±.
?Y el arte es siempre pol¨ªtico? ¡°No. De hecho mi serie de fotograf¨ªas dedicada a las autopistas, Freeway, no lo es¡±, sostiene la artista, ¡°Pero yo s¨ª soy una persona pol¨ªtica, por lo que ser¨ªa dif¨ªcil dejar de incluir la pol¨ªtica en mi mundo. Me interesa la defensa de la democracia, de la justicia, de los derechos humanos y la fotograf¨ªa siempre ha sido un medio que ha dejado constancia de esta lucha. Es tambi¨¦n una forma de entender un momento en el tiempo, de dar forma a la nuestra historia. No me puedo imaginar pensar en la historia de Am¨¦rica si no hubiese podido ver las im¨¢genes que Dorothea Lange o Walker Evans realizaron para la FSA (Administraci¨®n para la Seguridad Agraria) o las que posteriormente nos dejar¨ªa Robert Frank¡±.
Catherine Opie
338 p¨¢ginas, 120 euros.
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