Guido Guidi, la fotograf¨ªa como dialecto
¡®Babelia¡¯ propone a distintos artistas que escojan una imagen suya de la que guarden un recuerdo especial. El italiano Guido Guidi, que exhibe su obra en La Virreina de Barcelona, elige un encuadre de sus inicios
Entre las primeras fotograf¨ªas que realiz¨® Guido Guidi (Cesena, Italia, 1941), se encuentra San Mauro in Valle (1956). Por aquel entonces, esta figura clave en la renovaci¨®n de la fotograf¨ªa que se inicia en los a?os setenta ten¨ªa solo 15 a?os, pero su decisi¨®n de disparar haciendo uso de un tr¨ªpode ya reflejaba la seriedad con la que el adolescente se apresuraba a abordar el asunto. ¡°Con el mismo deseo y resoluci¨®n de un profesional, me dispuse a utilizar un instrumento que empuja a uno...
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Entre las primeras fotograf¨ªas que realiz¨® Guido Guidi (Cesena, Italia, 1941), se encuentra San Mauro in Valle (1956). Por aquel entonces, esta figura clave en la renovaci¨®n de la fotograf¨ªa que se inicia en los a?os setenta ten¨ªa solo 15 a?os, pero su decisi¨®n de disparar haciendo uso de un tr¨ªpode ya reflejaba la seriedad con la que el adolescente se apresuraba a abordar el asunto. ¡°Con el mismo deseo y resoluci¨®n de un profesional, me dispuse a utilizar un instrumento que empuja a uno a ponderar el medio fotogr¨¢fico¡±, recuerda el fot¨®grafo en una videoconferencia desde su domicilio, en una localidad del norte de Italia cercana a Cesena, entre R¨ªmini y Bolonia.
En aquellas primeras aproximaciones al medio art¨ªstico que iba a definir la existencia de este autor, formado como estudiante de arquitectura y dise?o, posar¨ªan para ¨¦l sus amigos de la infancia. El primero, a la izquierda de la imagen, es Agostino, su vecino de la casa de enfrente. Muri¨® joven en un accidente de tractor. All¨ª estaban tambi¨¦n Angelina y Mario. Sin embargo, el autor ya no recuerda el nombre de las j¨®venes que, quiz¨¢ por timidez, esquivaron la mirada del fot¨®grafo. La copia original se perdi¨®, pero cuando Guidi tuvo su primer laboratorio realiz¨® una nueva impresi¨®n. Cuando volvi¨® a observar la imagen detenidamente, le sorprendi¨® que la forma que toma el poste de la luz ¡ªque aparece a la izquierda de la imagen¡ª dibuja una A; la primera letra del alfabeto. Esta temprana imagen condensa muy bien algunos de los motivos que m¨¢s tarde desarrollar¨ªa en su trayectoria este ¡°chico de campo¡±, como le gusta referirse a s¨ª mismo. ¡°Escrib¨ª encima de la copia, como se hac¨ªa antiguamente en los viejos ¨¢lbumes de fotograf¨ªa, con la intenci¨®n de asignarle una dimensi¨®n de tiempo pasado¡±, a?ade el artista. Anot¨® d¨®nde y cu¨¢ndo fue realizada la toma, el nombre de la c¨¢mara con la que dispar¨®; un regalo de su t¨ªo. Datos que ¨¦l mismo podr¨ªa olvidar. ¡°La imagen quedaba as¨ª anclada a un tiempo que la fotograf¨ªa por s¨ª misma no pod¨ªa contar. Al igual que el peri¨®dico que sujeta Agostino en sus manos, la copia pasaba a ser otro papel impreso¡±.
La obra de Guidi se ha distinguido por su reflexivo, a la vez que po¨¦tico, enfoque en torno a la arquitectura vern¨¢cula, y a las formas de urbanizaci¨®n contempor¨¢neas, dando lugar a un rico archivo visual del paisaje natural y artificial de su pa¨ªs natal: una Italia de la que saca a la luz los espacios que se mantienen en la periferia. Se trata de lugares desatendidos e ignorados donde de vez en cuando la figura humana aparece integrada como un elemento m¨¢s del entorno. De ah¨ª que, en cierto sentido, pudiera llamar la atenci¨®n la elecci¨®n del artista de una imagen grupal. ¡°Podr¨ªa decirse que es una fotograf¨ªa de grupo equivocada¡±, matiza el autor. ¡°El tama?o de las personas es muy reducido, y si uno se fija detenidamente podr¨¢ observar que la pierna de Agostino parece repetir la forma vertical del poste que tiene detr¨¢s, y que el espacio que queda entre las piernas de la figura al otro extremo de la carretera parece sugerir la forma de la letra A que forma el mismo palo. La imagen esta llena de esquemas geom¨¦tricos, lo que significa que las figuras est¨¢n subordinadas a una estructura mayor. Las personas funcionan como una medida en relaci¨®n con el paisaje¡±, a?ade, para recordar que uno de sus profesores de historia del arte en el instituto le hablaba de c¨®mo, en el Renacimiento, Giorgione disminu¨ªa la dimensi¨®n de las personas para incluirlas en el paisaje. ¡°En su famosa obra El arte de describir, Svetlana Alpers demostraba que las pr¨¢cticas del Renacimiento no pueden aplicarse de forma universal. De tal forma que as¨ª como en tradici¨®n pict¨®rica italiana siempre fueron muy importantes las gestas hist¨®ricas del hombre, en la tradici¨®n holandesa lo que importaba era la dimensi¨®n ¨®ptica, por lo que las personas o est¨¢n ausentes o son secundarias dentro del espacio. Aunque he estudiado mucho la tradici¨®n italiana, me siento muy af¨ªn a la holandesa. Es una dial¨¦ctica que asumo y que me recuerda a las palabras de Le¨®n Battista Alberti cuando, en su tratado Sobre la pintura, suger¨ªa a los pintores que integrasen en sus obras personas que mostraran al espectador c¨®mo mirar el paisaje que estaba siendo representado¡±.
La atenci¨®n que presta el fot¨®grafo a los elementos de construcci¨®n, dejando a la naturaleza en un segundo lugar, parecer¨ªa anunciar la influencia que iba a ejercer sobre ¨¦l Walker Evans. ¡°Por aquel entonces en Italia no hab¨ªa ninguna cultura fotogr¨¢fica¡±, asegura el artista, que descubre al autor americano en 1971, cuando consigue hacerse con el cat¨¢logo de la gran retrospectiva que el MoMA dedic¨® al artista. ¡°Fue un momento de iluminaci¨®n casi m¨ªstico¡±, recuerda. Sin embargo, Marta Dah¨®, comisaria de Da Zero, Guido Guidi, la exposici¨®n que en la actualidad dedica el centro La Virreina de Barcelona, observa que ¡°la sensibilidad que demuestra el fot¨®grafo por lo vern¨¢culo, por el dise?o y por los signos no solo tiene que ver con Evans sino tambi¨¦n con su relaci¨®n con la cultura herm¨¦tica. Una vinculaci¨®n que se intensificar¨¢ cuando el autor italiano se aproxime a la obra del arquitecto Carlo Scarpa en su an¨¢lisis de la Tomba Brion¡±, obra maestra de la arquitectura del siglo XX.
Guidi cita el neorrealismo italiano como otro importante referente a lo largo de su trayectoria, ¡°vinculado al redescubrimiento de lo vern¨¢culo, de la sencillez de lo org¨¢nico¡±. Siendo as¨ª, ?cree que es posible fotografiar la realidad? Guidi responde con una cita del te¨®rico Roland Barthes: ¡°La realidad es intratable¡±. Y a?ade: ¡°En el intento de darle forma, estamos condenados al fracaso¡±. ¡°Muchas veces, al posar el tr¨ªpode en una carretera confi¨® en que aparezca un coche que circule lo suficientemente lento. De forma que si, por ejemplo, hubiese una casa al otro lado de la calle, la imagen del coche borrar¨ªa parte del edificio, constatando la imposibilidad de capturar la realidad¡±.
¡°Creo haber abrazado la fotograf¨ªa en un momento en que la disciplina estaba marginada y ninguneada e incluso se maltrataba al fot¨®grafo¡±, agrega el autor. ¡°Del medio me interesaba su cercan¨ªa con lo real, con una realidad que podr¨ªa compararse con un dialecto, no con una lengua culta. Y, como dialecto, se acerca mucho m¨¢s a lo supuestamente real. Walker Evans dec¨ªa que resulta muy hermoso, para quien lo sabe apreciar, utilizar un lenguaje, en este caso un medio, despreciado por la gran mayor¨ªa¡±. Entonces, ?qu¨¦ es la belleza?, ¡°La belleza es la verdad y la verdad es la ausencia de ret¨®rica¡±.
Da Zero. Guido Guidi. La Virreina Centre de la Imatge. Barcelona. Hasta el 16 de enero.
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