¡®Huesos de sol¡¯: estructura audaz, final convencional

Esta es una novela valiente porque su autor ha concebido para ella una estructura muy exigente: Marcus Conway se encuentra solo en la cocina de su casa leyendo la prensa y escuchando las noticias en la radio a la vez. Es el D¨ªa de Difuntos y estamos en un pueblo llamado Louisburgh, en la costa occidental de Irlanda, una aldea de piedra y barro sostenida por la tenacidad de una comunidad de agricultores y pescadores. Las campanadas del ¨¢ngelus, al mediod¨ªa, desatan el v¨¦rtigo de la memoria de Conway y ¨¦sta se desata en su...

Esta es una novela valiente porque su autor ha concebido para ella una estructura muy exigente: Marcus Conway se encuentra solo en la cocina de su casa leyendo la prensa y escuchando las noticias en la radio a la vez. Es el D¨ªa de Difuntos y estamos en un pueblo llamado Louisburgh, en la costa occidental de Irlanda, una aldea de piedra y barro sostenida por la tenacidad de una comunidad de agricultores y pescadores. Las campanadas del ¨¢ngelus, al mediod¨ªa, desatan el v¨¦rtigo de la memoria de Conway y ¨¦sta se desata en su cabeza.

Toda la novela es un texto corrido, sin interrupciones, no hay m¨¢s saltos en el texto que los saltos de l¨ªnea, pero todo el texto es un continuum que fluye y los saltos se corresponden con las pausas de la respiraci¨®n o la mente de Conway; no se trata de un flujo de conciencia porque la memoria ordena las escenas que acuden a su cabeza con arreglo a la l¨®gica de los recuerdos. Nos encontramos, pues, ante una voz interior que en el curso de su desarrollo coloca el relato a una distancia conveniente para el lector, una distancia suficiente para situar la perspectiva sin salirse del movimiento de la mente, un movimiento que no es caprichoso sino consecuencia de una memoria impulsada por las sensaciones y sentimientos de Conway. Todo este montaje nos va a permitir adentrarnos en la historia del personaje y su familia, que es el resultado del matrimonio de un hombre de mentalidad tradicional casado con una mujer, Mairead, m¨¢s culta y de mentalidad human¨ªstica, m¨¢s abierta, y unos hijos de otra generaci¨®n.

Como se puede deducir, la construcci¨®n literaria es una construcci¨®n de riesgo, muy exigente para un escritor. La historia avanza a impulsos de recuerdos que remiten a otros recuerdos que impulsan una suerte de revisi¨®n del pasado y de los conflictos no resueltos. En este aspecto, la novela, al contrario que en su forma, presenta un planteamiento tradicional; este planteamiento se ajusta a la convenci¨®n del realismo (toda la secuencia de la apertura de la exposici¨®n de pintura de la hija, Agnes, que ha sustituido el ¨®leo como materia prima por su propia sangre, a la que vale un reconocimiento entusiasta del p¨²blico y descoloca a su padre, incapaz de entenderlo). Tambi¨¦n al naturalismo en toda la extensa parte en que cuenta las consecuencias f¨ªsicas de la infecci¨®n v¨ªrica de su esposa sin ahorrar detalles.

La novela pretende ser una especie de epopeya del individuo normal y corriente con todos sus problemas vitales

La pregunta que nos hacemos es: ?a qu¨¦ viene una construcci¨®n literariamente compleja y de riesgo para una narraci¨®n de fondo convencionalmente realista? La forma es audaz, pero el relato no tanto; estructura y contenido no se acaban de corresponder.

La novela pretende ser una especie de epopeya del individuo normal y corriente con todos sus problemas vitales, su honestidad esencial y su incomprensi¨®n del mundo m¨¢s all¨¢ de su cotidianeidad que lo deja inerme frente a las grandes preguntas. La ambici¨®n es enorme, la novela es un ejercicio impresionante sostenido por una voluntad creadora no menor, pero la ¨¦pica de su hombre com¨²n tiene de todo excepto lo m¨¢s importante: misterio¡­, ah¨ª es donde el realismo desentona. El exigente esfuerzo creador va poco a poco tropezando sobre s¨ª mismo y se diluye en un final convencional que m¨¢s parece una rendici¨®n. No cabe dudar de la calidad de la escritura de Mike McCormack, pero la sensaci¨®n que deja en el lector es la de que no acaba de conseguir desprenderse de las ataduras del drama realista (mas no ¨¦pico) de su personaje, pero es una l¨²cida y emotiva historia de nuestro tiempo contada con fe y convicci¨®n.

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