El columpio como met¨¢fora del movimiento de la humanidad
Javier Moscoso estudia en ¡®Historia del columpio¡¯ el objeto como ¡°un artefacto simb¨®lico¡± a trav¨¦s del cual se han pensado el amor, el sexo, la muerte o la sanaci¨®n del esp¨ªritu
La oscilaci¨®n del cuerpo provoca la estimulaci¨®n del sistema vestibular, aquel relacionado con el equilibrio y el control del espacio. Una vez dicho sistema ha sido estimulado por un movimiento de balanceo continuado, se dan las condiciones para vivir una experiencia de extra?amiento. El v¨¦rtigo, la desorientaci¨®n, la angustia o la suspensi¨®n. Eso es lo que nos sucede, con menor o mayor intensidad, al columpiarnos. Jugamos a experimentar una ¡°producci¨®n controlada de des¨®rdenes cognitivos y sensoriales¡±. Por unos instantes, rompiendo con la l¨®gica espacial de nuestra cotidianidad y alejados de...
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La oscilaci¨®n del cuerpo provoca la estimulaci¨®n del sistema vestibular, aquel relacionado con el equilibrio y el control del espacio. Una vez dicho sistema ha sido estimulado por un movimiento de balanceo continuado, se dan las condiciones para vivir una experiencia de extra?amiento. El v¨¦rtigo, la desorientaci¨®n, la angustia o la suspensi¨®n. Eso es lo que nos sucede, con menor o mayor intensidad, al columpiarnos. Jugamos a experimentar una ¡°producci¨®n controlada de des¨®rdenes cognitivos y sensoriales¡±. Por unos instantes, rompiendo con la l¨®gica espacial de nuestra cotidianidad y alejados del punto de referencia que nos da la seguridad de lo estable, la reacci¨®n puede ser no solo f¨ªsica: se disloca la conciencia o la imaginaci¨®n se inflama sin sufrir los peligros de lo real.
No es extra?o que variaciones de ese aparato fuesen utilizadas como parte de una pol¨ªtica de salud. As¨ª fue desde la segunda mitad del siglo ?XVIII. La tesis de algunos m¨¦dicos era que el columpio ten¨ªa la virtud de agitar con fuerza la sangre del cerebro. En 1812, por ejemplo, Benjamin Rush sostuvo que la mente de personas obsesionadas con ideas fijas era necesario divertirlas para poder sanarlas. Construy¨® una m¨¢quina ¡ªel gyrater¡ª que consegu¨ªa producir mareos y n¨¢useas en un periodo de tiempo breve. Entre otros la utiliz¨® con un tipo de 34 a?os cuyos ¨²nicos signos de vitalidad eran unos suspiros profundos. Primero estaba inc¨®modo y quer¨ªa liberarse. Despu¨¦s, p¨¢lido, le vinieron mareos y n¨¢useas. Se qued¨® dormido tres horas y despu¨¦s, tras varias sesiones, acab¨® vomitando. Har¨ªa lo que fuese, le dijo al doctor, antes de sufrir nuevos meneos. La conclusi¨®n m¨¦dica era que el paciente hab¨ªa recobrado la raz¨®n.
Con la dimensi¨®n f¨ªsica como punto de partida, el aut¨¦ntico objetivo de este ensayo es la exploraci¨®n de lo humano
Casos como estos claro que los comenta Javier Moscoso en Historia del columpio, pero el prop¨®sito de este denso ensayo sobre el cuerpo y la civilizaci¨®n solo tiene la dimensi¨®n f¨ªsica como punto de partida. Su aut¨¦ntico objetivo, analizando la transformaci¨®n m¨ªtica y art¨ªstica del columpio, es la exploraci¨®n de lo humano. Dicho as¨ª, adem¨¢s de sorprender, puede sonar pretencioso, pero Moscoso es uno de los m¨¢s interesantes pensadores espa?oles. Lo demostr¨® en Historia cultural del dolor y en la historia pol¨ªtica de las pasiones Promesas incumplidas. Lo vuelve a demostrar ahora porque lo que hoy nos parece solo una distracci¨®n infantil fue representado durante milenios (ya en la Grecia cl¨¢sica o la China preimperial). Ese legado secular y transnacional le permite conceptualizar el columpio como ¡°un artefacto simb¨®lico¡± a trav¨¦s del cual se ha pensado la sanaci¨®n del esp¨ªritu o la inversi¨®n social, el amor, el sexo y la muerte.
Hay representaciones del columpio en templos y cer¨¢mica egipcios o en las paredes de templos budistas del siglo V descubiertos en cuevas. Se reproducen y se analizan en el libro. En nuestro imaginario est¨¢n los columpios pintados por Goya y el cl¨¢sico de Fragonard que sit¨²a a la mujer en una posici¨®n de dominio y al hombre como un incomodado voyeur. Pero las estampas de galanter¨ªa son el anverso de una moneda en cuyo reverso est¨¢ el erotismo expl¨ªcito y una idea que cruza el tiempo sobre la mec¨¢nica del deseo femenino, como aparece de una manera tan sobria y efectiva en una escena de La Regenta. Pero pocas im¨¢genes tan preciosas como en unos versos de la poeta Li Qingzhao del siglo XII, un festival de los sentidos ante el amante tras haberse columpiado.
Historia del columpio
Autor: Javier Moscoso.
Editorial: Taurus.
Formato: tapa dura con sobrecubierta (320p¨¢ginas, 22,90 euros) y e-book (9,90 euros).
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