El PEN, club global de la libertad de expresi¨®n
De las campa?as a favor de autores presos a la visibilizaci¨®n de las mujeres, un nuevo volumen recoge la historia de la organizaci¨®n internacional de escritores en su centenario
Cuando los organizadores de la operaci¨®n hablaban de ¨¦l, usaban un nombre en clave: Sally o Harry. Su objetivo era sacarlo clandestinamente del Reino Unido para que hiciese su primera intervenci¨®n tras haber sido condenado a muerte por la s¨¢tira que hab¨ªa escrito. Aquel d¨ªa de 1992, durante una sesi¨®n del PEN canadiense, Margaret Atwood anunci¨® que los acompa?aba un invitado especial. ?nicamente lo sab¨ªan los conjurados. Pronunci¨® su nombre, hubo un grito de sorpresa fascinada en el auditorio y Salman Rushdie apareci¨® en el escenario. Lo importante de ese d¨ªa es que el PEN forz¨® al gobernador de Ontario a comprometerse en la defensa de Rushdie ¡ªel primer pol¨ªtico que lo acogi¨® en p¨²blico¡ª y que Rushdie explic¨® que su caso no era ¨²nico ya que hab¨ªa decenas de escritores exiliados, perseguidos o encarcelados. La trama se desvela en el documental Code Name Sally. La historia es paradigm¨¢tica de la bandera que el PEN enarbola por todo el mundo desde hace un siglo.
A principios de octubre la instituci¨®n cumpli¨® cien a?os. Para conmemorarlo, entre otras iniciativas, se ha publicado un libro donde se reconstruye con palabras e im¨¢genes su vocaci¨®n internacionalista y se muestra su actividad constante y comprometida. La edici¨®n original del volumen es la inglesa, pero se han editado 14 versiones distintas. La vasca y la catalana cuentan con un suplemento. La compleja elaboraci¨®n de PEN International. Una historia ilustrada la ha acometido un equipo de 20 personas y se ha nutrido de investigaci¨®n propia y de los materiales enviados a Londres por parte de centros desplegados por los cinco continentes. El espa?ol, irrelevante desde 1939 y suspendido al fin en 2015 por sus irregularidades, no aport¨® papel alguno y, como no ha generado relato conocido, su presencia en el volumen es invisible. A pesar de los problemas de corrupci¨®n que ha sufrido en los ¨²ltimos tiempos, en cambio, s¨ª puede constatarse el papel desarrollado por el PEN catal¨¢n.
El PEN surgi¨® en un periodo muy concreto, pero lo m¨¢s significativo de su trayectoria ha sido la capacidad para adaptarse al cambio de ¨¦poca actualizando la fidelidad a su esp¨ªritu originario. Tras el colapso humanitario de la Primera Guerra Mundial, cierto voluntarismo ilustrado concibi¨® la cultura como la mejor herramienta para civilizar los esp¨ªritus y las relaciones entre las naciones. En esa l¨®gica la escritora y feminista Catherine Amy Dawson fund¨® un club en Londres para que los escritores pudieran reunirse. El prop¨®sito era replicar clubs parecidos y la llamada tuvo un ¨¦xito inmediato. A finales de los happy twenties, de la India a M¨¦xico, hab¨ªa 3.000 socios repartidos en 40 clubs. Adem¨¢s de la actividad a escala nacional, una vez al a?o celebraban un congreso internacional. A partir de las ideas apol¨ªticas que perfilaba su presidente John Galsworthy, all¨ª la entidad se dot¨® de una carta de principios que se ha revisado c¨ªclicamente y que da sentido a su actividad.
Si la corrosi¨®n totalitaria pudo con la democracia, no lo logr¨® con el PEN. Gracias a tensiones internas y desaf¨ªos externos, encontr¨® f¨®rmulas para concienciar a la sociedad de la degradaci¨®n del debate p¨²blico ¡ªaqu¨ª fue clave H. G. Wells, el discurso de Ernst Toller en Dubrovnik contra sus colegas del nazificado PEN alem¨¢n¡ª, protegi¨® a escritores perseguidos ¡ªy as¨ª se consigui¨® la liberaci¨®n de Arthur Koestler, encarcelado por orden del jefe de prensa franquista en 1937¡ª y cre¨® estructuras que posibilitasen el mantenimiento de escritores exiliados ¡ªen 1934 se fund¨® el Pen Club Alem¨¢n en el exilio, cuya sede estaba en Oxford Street y del que formaron parte Bloch, D?blin, los hermanos Mann o Zweig¡ª. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en un congreso en Estocolmo, el PEN norteamericano propuso dos resoluciones que fueron aceptadas: trabajar para disipar el odio por motivo de raza, clase o nacionalidad y ahondar radicalmente el compromiso de la entidad con la libertad de expresi¨®n.
En 2006 el PEN estuvo en la creaci¨®n de Icorn, una red de ciudades que acogen a escritores represaliados y que una vez all¨ª cuentan con el apoyo de los miembros de los comit¨¦s nacionales
Con aquella carta de navegar para un tiempo nuevo, la responsabilidad del PEN ir¨ªa mucho m¨¢s all¨¢ de su radio originario. No acudir¨ªan a ¨¦l solo exiliados que viv¨ªan en pa¨ªses de ¨®rbita sovi¨¦tica. De Cuba a Vietnam tambi¨¦n, o de China a Eritrea. Y en 2006 el PEN estuvo en la creaci¨®n de Icorn, una red de ciudades que acogen a escritores represaliados y que una vez all¨ª cuentan con el apoyo de los miembros de los comit¨¦s nacionales. Al mismo tiempo dedicar¨ªa parte de la actividad a la protesta a favor de escritores presos, la creaci¨®n de un fondo de ayuda o el impulso de un comit¨¦ de apoyo a la paz (en una de sus misiones Juan Goytisolo estuvo en la Sarajevo asediada). O en visibilizar las dificultades de las mujeres escritoras o en promover una visi¨®n sobre la traducci¨®n como factor clave del intercambio cultural y la igualdad de las lenguas, dimensi¨®n en la que ha sido clave el keniano Ng?g? wa Thiong¡¯o.
Hay casos que, a pesar del PEN, terminan mal. En 2001 la periodista Anna Politk¨®vskaya explic¨® en el congreso de Londres que hab¨ªa sido detenida por la polic¨ªa pol¨ªtica de Putin y c¨®mo simularon su ejecuci¨®n, y afirm¨® que seguir¨ªa investigando el genocidio en Chechenia. Particip¨® en otros congresos, diversos centros la invitaron o denunciaron su persecuci¨®n, la premiaron. Sobrevivi¨® a un envenenamiento y al fin, en 2006, fue tiroteada en el ascensor de su casa.
PEN International. Una historia ilustrada?
Varios autores.
Editorial: Galaxia Gutenberg, 2021.
Formato: tapa dura (320 p¨¢ginas, 49 euros).
Edici¨®n en catal¨¢n: Galaxia Gutenberg (320 p¨¢ginas, 49 euros).
Edici¨®n en euskera: Txalaparta (320 p¨¢ginas, 35 euros).
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