Numancia, m¨¢s all¨¢ de la exaltaci¨®n patri¨®tica

La autoinmolaci¨®n de los ciudadanos de la Numancia celt¨ªbera para no verse sometidos por el Imperio romano ha dado pie a diferentes lecturas a lo largo de la historia. La m¨¢s popular es la que entiende la gesta como ejemplo de resistencia ante la opresi¨®n, que deriv¨® en la expresi¨®n ¡°resistencia numantina¡±, pero muchas otras veces tambi¨¦n ha servido para glorificar ideales nacionalistas. La que hizo Cervantes en su tragedia La Numancia reh¨²ye la exaltaci¨®n patri¨®tica para ensalzar la lucha colectiva de un pueblo por su libertad: ¡°Numancia es la que agora sola ha sido quien la luciente espada sac¨® fuera, y a costa de su sangre ha mantenido la amada libertad suya y primera¡±, dice el personaje aleg¨®rico llamado Espa?a.

Esa es tambi¨¦n la idea que domina en la puesta en escena de la obra de Cervantes que ha levantado el colectivo Nao d¡¯Amores para la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico, bajo la direcci¨®n de Ana Zamora. La defensa de la libertad colectiva como base de la dignidad individual. La propuesta tambi¨¦n es fiel al texto y a la propia trayectoria de Nao d¡¯Amores como rescatadores del teatro renacentista, pues evita acercarse a la obra desde una perspectiva barroca como suele hacerse (m¨¢s cercana a la sensibilidad contempor¨¢nea) para mantenerla en su contexto y forma originales; es decir, sin subrayar la acci¨®n dram¨¢tica ni los caracteres individuales frente a los colectivos. Las escenas se suceden a modo de cuadros y el texto se pronuncia a la manera arcaica del siglo XVI, lo que tiene un doble efecto: por un lado, estamos ante un espect¨¢culo exquisitamente renacentista (tanto visual como musicalmente), pero por otra parte cuesta entrar en ¨¦l porque es muy est¨¢tico. Demasiado para los ¨¢vidos corazones del siglo XXI. En ese sentido es tan austero (incluidos el vestuario y la escenograf¨ªa) que resulta hasta ¨¢spero. No busca la tensi¨®n dram¨¢tica, sino la invocaci¨®n ritual de un instante hist¨®rico.

El montaje de Ana Zamora logra extraer lo esencial de la obra original. Las interpretaciones son excelentes y hay momentos de intensidad que consiguen emocionar y envolver al p¨²blico, como la arenga del general romano dirigida hacia el patio de butacas o el discurso de las mujeres numantinas. Pero se observa como si estuvi¨¦ramos ante un bello cuadro renacentista. Con deleite, pero con distancia.

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