Catalu?a desde el m¨¢s all¨¢ de la cat¨¢strofe

Y si quien nos gu¨ªa en la selva oscura fuese un ser inferior, un osezno por ejemplo, que nos coge de la mano mientras alumbra el camino con un candil? Esa es la imagen aleg¨®rica de la cubierta de esta novela inusitada, cuyo sentido pol¨ªtico ¡ªy hondamente existencial¡ª se revela cuando el personaje de Capgr¨¤s ¡ªpalmaria figuraci¨®n de Jordi Pujol¡ª descubre, al reparar en ese cuadro (de Sandro Chia) q...

Y si quien nos gu¨ªa en la selva oscura fuese un ser inferior, un osezno por ejemplo, que nos coge de la mano mientras alumbra el camino con un candil? Esa es la imagen aleg¨®rica de la cubierta de esta novela inusitada, cuyo sentido pol¨ªtico ¡ªy hondamente existencial¡ª se revela cuando el personaje de Capgr¨¤s ¡ªpalmaria figuraci¨®n de Jordi Pujol¡ª descubre, al reparar en ese cuadro (de Sandro Chia) que toda su vida ha sido un error. Dicho as¨ª, puede parecer que estamos ante un libro sobre Pujol o sobre las consecuencias de una paciente y astuta gesti¨®n pol¨ªtica que situaba lo imposible como horizonte ¨²ltimo de las maniobras t¨¢cticas del d¨ªa a d¨ªa. Incluso podr¨ªa antojarse que se trata de una ficci¨®n inspirada por el hast¨ªo y el abatimiento producidos por el proc¨¦s independentista. Lo cierto es que tales impresiones son tan atinadas como insuficientes ante la complejidad de este poli¨¦drico artefacto literario, que soporta numerosas claves interpretativas m¨¢s all¨¢ de las coordenadas pol¨ªticas y que, en todo caso, es un ejemplo de lograda ambici¨®n formal y sem¨¢ntica.

Para empezar, la novela se vertebra en tres relatos aut¨®nomos que, sin embargo, se imbrican entre s¨ª gracias a la comunidad de temas y la recurrencia de algunos personajes: ante todos, Capgr¨¤s, el president, el Ub¨² president; despu¨¦s, Clotas, el intelectual opulento entregado a la lectura desaforada de peri¨®dicos, con cuyos recortes construye su Gran Teatro Natural de la Memoria, un silo de noticias muertas donde la historia madura como el vino en la bodega hasta cobrar su tinte dram¨¢tico o esperp¨¦ntico. Poder pol¨ªtico e informaci¨®n son los dos ejes tem¨¢ticos que giran en espiral y generan un campo gravitatorio an¨®malo capaz de pervertir la moralidad de quienes ingresan en su dominio. A este campo pertenece el siniestro periodista Alfons Quint¨¤, centro de ¡®Un cuento navide?o¡¯, la segunda parte que corresponde al Purgatorio del t¨ªtulo. De navide?o el cuento solo tiene la fecha: la madrugada del 1 de enero de 2017, durante la que acontece un impresionante careo entre Capgr¨¤s y el subcomisario Blasi, que es el polic¨ªa que investiga el caso Quint¨¤ ¡ªasesino de su esposa antes de dispararse a la cara¡ª. El di¨¢logo es una pieza magistral que contiene mucho m¨¢s que un an¨¢lisis penetrante de la Catalu?a de los ¨²ltimos a?os.

Antes de este thriller negro, el cap¨ªtulo inicial narra un descenso (en taxi) al reino de los muertos, un Infierno donde el tiempo ha sido abolido y donde puede evocarse con risa lucianesca el estropicio de octubre de 2017. Ah¨ª est¨¢n ya, en ese teatro del inframundo, los actores y figurantes de la farsa: Clotas y su pareja, Pepe; el Jordi Mart¨ªnez (el narrador, con algo de trasunto del autor) que deambula por el Hades; su amada Tana, encarnaci¨®n del mundo inmanente del amor y la felicidad carnal, y, en fin, la cuadrilla carnavalesca de los expresidentes Gas, Puntilla y Capavall. Todos proceden de un mundo ya extinto. La tercera parte, la del Para¨ªso, alterna dos nuevos g¨¦neros, el teatro sat¨ªrico-farsesco (con Alfred Jarry y Els Joglars como referentes) y el relato epif¨¢nico que refiere la s¨²bita revelaci¨®n de una verdad oculta. Este ¡®Viaje a Citera¡¯ ¡ªel t¨ªtulo remite a Baudelaire y al cuadro de Watteau¡ª transforma el id¨ªlico viaje a la isla del amor en una burla compasiva de las aventuras colectivas irresponsables y en un canto polif¨®nico a las b¨²squedas posibles en la esfera individual (como la amistad o el amor). Atenci¨®n al sugerente paralelismo entre la confesi¨®n de Pujol (quiero decir Capgr¨¤s) y la experiencia sadomaso de Giacomo, el hijo de Clotas. Puedo pecar de hiperb¨®lico, pero creo que se trata de una novela excepcional.

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