Embriagadas de amor: el pop franc¨¦s que llora en la pista de baile
Juliette Armanet y Clara Luciani despuntan en la nueva m¨²sica francesa con dos ¨¢lbumes centrados en sus estragos sentimentales, en los que se inspiran en la ¡®vari¨¦t¨¦¡¯ de los setenta y en los sonidos disco
Nadie canta al desamor como las francesas. Entre las nuevas estrellas que pueblan el pop galo de ¨²ltima hornada, sobresalen los nombres de Juliette Armanet y Clara Luciani. Las dos tienen mucho en com¨²n: pertenecen a la misma generaci¨®n, ocupando extremos opuestos del espectro milenial (37 y 29 a?os, respectivamente), y escriben sobre rupturas devastadoras, como tantas de sus ilustres predecesoras, aunque lo hagan sobre bases musicales m¨¢s ligeras, dignas de la m¨²sica disco setentera. Reivindican la vari¨¦t¨¦ francesa que escuchaban sus padres dot¨¢ndola de una p¨¢tina cool, pero tambi¨¦n asumiendo su dimensi¨®n kitsch como raison d¡¯¨ºtre. Ambas publican, adem¨¢s, en el mismo sello: Romance Musique, filial de Universal dedicada a la caza y captura de ese p¨²blico treinta?ero con estudios superiores y armarios de ensue?o que abunda en las grandes ciudades francesas.
Por todos esos motivos, sumados al inoxidable tropo mis¨®gino de la pelea de gatas, p¨²blico y prensa decidieron que las dos iban a ser enemigas. En realidad, sus ¨²ltimos discos, publicados casi a la vez, desprenden menos rivalidad que emulaci¨®n y cierto sentido de la sincron¨ªa. Pese a centrarse en el mismo tema ¡ª?ese amour fou que solo puede acabar mal¡ª y rezar a los mismos santos musicales, sus po¨¦ticas son distintas: Armanet canta desde el desgarro, en carne viva, mientras que Luciani lo hace escudada en el desapego y la distancia ir¨®nica. Escuchar sus discos de forma consecutiva puede recordar a aquel c¨¦lebre aforismo marxista; como pasa con la historia, en este programa doble el desamor suceder¨¢ dos veces: la primera como tragedia y la segunda como farsa.
Revelada en 2017 con un celebrado debut titulado Petite amie (en Francia vendi¨® 200.000 copias, siendo una total desconocida), Armanet da comienzo a su segundo disco, Br?ler le feu, por el final. ¡®Le dernier jour du disco¡¯, con ese t¨ªtulo inspirado en la pel¨ªcula de Whit Stillman, describe esa ¨²ltima ma?ana en la que uno se resiste a soltar la mano del otro, aunque sepa que ya no queda otro remedio. En ¡®Qu¡¯importe¡¯ saca partido a su timbre, agudo y febril hasta lo indecible, sobre unos simples acordes de piano a los que se incorpora una secci¨®n r¨ªtmica cada vez m¨¢s trepidante. ¡®Vertigo¡¯ es un d¨²o sentimental con su productor SebastiAn, jefe de filas del french touch de ¨²ltima generaci¨®n y colaborador de Frank Ocean y Kavinsky. ¡®Boum boum baby¡¯ hace un gui?o indisimulado al Lenny Kravitz de los noventa, pero tambi¨¦n ¡°a las melod¨ªas de All Saints¡±, seg¨²n su responsable. Pero lo mejor llega hacia el final, con ¡®Sauver ma vie¡¯, magn¨ªfica oda a la quimera de reinventarse. Cuesta un par de escuchas entender que Armanet no llora por su dolorosa ruptura, sino que elogia las virtudes de esa destrucci¨®n creadora, de un big bang emocional que arrasar¨¢ con todo, sin que eso le impida danzar sobre las ruinas.
El cariz electr¨®nico del disco no evita que su m¨¢ximo referente l¨ªrico y sonoro sigan siendo las producciones de Michel Berger, ese Gainsbourg de clase media, y la santa trinidad de vocalistas a las que secund¨®: France ?Gall, Fran?oise Hardy y V¨¦ronique Sanson, quien tras a?os de relativo olvido y desd¨¦n vuelve a cotizar al alza con el redescubrimiento reciente de un deslumbrante debut, Amoureuse (1972).
La herencia musical de los setenta y ochenta se detecta tambi¨¦n en Coeur, lo nuevo de Clara Luciani. El disco parece concebido como un elogio de los placeres carnales tras muchos meses de encierro y depresi¨®n. Menos solemne que Armanet, Luciani se inscribe en un disco-funk amable y blanco, elegante y juguet¨®n, con gui?os puntuales al Philadelphia Sound y letras menos sofisticadas pero m¨¢s socarronas, entonadas con la sensualidad inalterable de su voz cavernosa, como demuestran los mejores cortes del ¨¢lbum, ¡®Respire encore¡¯, ¡®Tout le monde (sauf toi)¡¯ y ¡®Amour toujours¡¯. Al terminar, aparece un insospechado regusto a las epopeyas disco de Diana Ross en Love Hangover (1976) o a la Fran?oise Hardy envuelta en ritmos funky de Musique saoule (1978), con la ebriedad provocada por el amor como leitmotiv compartido con sus herederas. La resaca ser¨¢ terrible, pero que les quiten lo bailado.
¡®Br?ler le feu¡¯
Romance Musique / Universal
¡®Coeur¡¯
Romance Musique / Universal
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