¡®Los dioses y Dios¡¯: El arte de instruir deleitando de Rafael ?lvarez ¡®El Brujo¡¯
En la era de los mon¨®logos de andar por casa, al artista mezcla el mito con la actualidad y vuelve la vista a la tradici¨®n oral que sustent¨® grandes relatos originarios como la ¡®Odisea¡¯ y el ¡®Mahabharata¡¯
Rafael ?lvarez, El Brujo, es catedr¨¢tico en el arte de instruir deleitando. Bien podr¨ªa impartir sus clases magistrales en un paraninfo, pero prefiere danzarlas y agitarlas alegremente sobre los escenarios, tal y como lo hac¨ªa anta?o Dario Fo, juglar de juglares. De haber vivido en el Medievo, El Brujo hubiera sido quien le canta al rey las verd...
Rafael ?lvarez, El Brujo, es catedr¨¢tico en el arte de instruir deleitando. Bien podr¨ªa impartir sus clases magistrales en un paraninfo, pero prefiere danzarlas y agitarlas alegremente sobre los escenarios, tal y como lo hac¨ªa anta?o Dario Fo, juglar de juglares. De haber vivido en el Medievo, El Brujo hubiera sido quien le canta al rey las verdades que sus cortesanos callan. Pero de haber nacido en la Espa?a del Barroco, se hubiera encarnado en uno de esos memoriones que se aprend¨ªan de una sentada una comedia entera de Calder¨®n. Tiene ocho espect¨¢culos unipersonales en gira, que no s¨¦ c¨®mo no se le confunden. ¡°Recientemente empec¨¦ una representaci¨®n de Autobiograf¨ªa de un yogui y acab¨¦ haciendo El Lazarillo de Tormes¡±, le dice al p¨²blico, como improvisando, durante una funci¨®n de Los dioses y Dios, su comedia m¨¢s reciente, que habla sobre la identidad individual y sobre las relaciones que cada persona mantiene consigo y con lo sagrado.
Aunque su discurso parece volar alegre de flor en flor, en Los dioses y Dios El Brujo hace la ex¨¦gesis de Anfitri¨®n, pieza de Plauto que gira en torno a un general al que J¨²piter env¨ªa a la guerra para, adoptando el dios la figura exacta del humano, acostarse con su esposa sin que esta se percate del cambiazo. A J¨²piter, como a Mortadelo, las mutaciones se le daban de miedo. Y a ?lvarez se le da de maravilla acercar los cl¨¢sicos al sentir y al acontecer del p¨²blico actual, sin tener para ello que diluir su contenido ni abaratar su vocabulario. Al contrario, el actor se recrea en la expresividad de ciertas figuras ret¨®ricas y en la sonoridad de palabras de uso infrecuente, como viroque (bizco), tomada del acervo valleinclaniano.
En la era de los mon¨®logos de andar por casa, El Brujo vuelve la vista a la tradici¨®n oral que sustent¨® los grandes relatos originarios: el canto del Mahabharata y el de la Odisea. Y para allanar el significado de la comedia plautina echa mano de analog¨ªas variadas, mezcla el mito con la actualidad y regresa desde el entonces al ahora en un clic. De esta manera, entre Alcmena, Sosias y Mercurio se cuelan de rond¨®n Pedro S¨¢nchez, Isabel D¨ªaz Ayuso y otros gobernantes, a los cuales el actor se los imagina en la intimidad de sus hogares, pregunt¨¢ndose, justo antes de entregarse al sue?o, si ellos son en verdad el papel que representan cuando amanece.
¡®Los dioses y Dios¡¯. Texto y direcci¨®n: Rafael ?lvarez, El Brujo. Teatro Bellas Artes. Madrid Hasta el 6 de marzo. Despu¨¦s, de gira por Espa?a.
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