Edgar Morin: resumen de una vida plena

Considerado como uno de los grandes intelectuales de nuestro tiempo, Edgar Morin, que puso en circulaci¨®n la noci¨®n del pensamiento complejo ¡ªel conocimiento no se puede compartimentar, porque todas las disciplinas est¨¢n interconectadas¡ª, no ha querido despedirse de este mundo sin dejar un breviario de lo que la vida le ha ense?ado. As¨ª se presenta al menos ...

Considerado como uno de los grandes intelectuales de nuestro tiempo, Edgar Morin, que puso en circulaci¨®n la noci¨®n del pensamiento complejo ¡ªel conocimiento no se puede compartimentar, porque todas las disciplinas est¨¢n interconectadas¡ª, no ha querido despedirse de este mundo sin dejar un breviario de lo que la vida le ha ense?ado. As¨ª se presenta al menos Lecciones de un siglo de vida, un libro redactado cuando el fil¨®sofo y soci¨®logo franc¨¦s estaba a punto de cumplir 100 a?os (cumplir¨¢ 101 en julio), que llega ahora a las librer¨ªas espa?olas. No estamos, sin embargo, ante su ¨²ltima obra, porque Morin acaba de publicar en su pa¨ªs Reveillons-nous!, en el que aborda incluso la guerra en Ucrania. En Lecciones¡­ hay pocas referencias a su vida privada, y pocas ense?anzas por lo tanto que podamos extraer de ella.

Las lecciones que nos ofrece Morin tienen que ver con la vertiente profesional y social de su existencia, y van acompa?adas de referencias a los m¨¢s de 40 libros que ha ido publicando. Nacido en Par¨ªs como Edgar Nahoum, hijo de jud¨ªos sefard¨ªes procedentes de Tesal¨®nica (Grecia), el autor proclama su identidad m¨²ltiple de espa?ol, italiano (por parte de madre), franc¨¦s y europeo. Sin falsas modestias se considera un ser humano si no bueno, s¨ª bondadoso y compasivo, pese a reconocer que fue mal hijo y mal padre, aunque s¨ª buen esposo. Con cuatro matrimonios en su haber no parece desde luego falto de pr¨¢ctica.

El fil¨®sofo se nos presenta como un hombre satisfecho con su vida, sin dejar de reconocer que ha cometido errores. ?Cu¨¢les? Morin se refiere ¨²nicamente a errores de an¨¢lisis pol¨ªtico. Por ejemplo, se lamenta de haber pensado que la Alemania nazi ten¨ªa derecho a anexionarse territorios con poblaciones de lengua alemana, sin comprender que detr¨¢s de esas acciones lat¨ªa en realidad el expansionismo racista ario. O el haber cre¨ªdo en los valores fraternos del comunismo (milit¨® durante seis a?os en el Partido Comunista Franc¨¦s), que pronto mostrar¨ªa tambi¨¦n su rostro totalitario y terrible, tema que ya trat¨® ampliamente en su libro Autocr¨ªtica. El fil¨®sofo nos alerta de que el error acecha inexorablemente al pensamiento y a la acci¨®n humana, y que el m¨¢s grave de todos es el error de subestimar el error.

Morin nos propone incluso un lapso de tiempo exacto para someter a profunda revisi¨®n nuestras creencias y principios: una d¨¦cada

Haber vivido algunos de los momentos cr¨ªticos del siglo pasado, como la II Guerra Mundial y la posguerra, le ha llevado a abominar de todo fanatismo, y a practicar la reflexi¨®n constante sobre sus ideas. La duda se abre paso como m¨¦todo imprescindible para transitar por la vida, y Morin nos propone incluso un lapso de tiempo exacto para someter a profunda revisi¨®n nuestras creencias y principios: una d¨¦cada. Aunque se declara persona afable, sin af¨¢n de poder, reconoce que desde la infancia sinti¨® con fuerza ¡°la necesidad de reconocimiento¡±, inicialmente frustrada porque sus aportaciones eran poco convencionales. ¡°Los escritores, los fil¨®sofos, y los universitarios padecen un complejo de reconocimiento desmesurado¡±, apunta. Quiz¨¢s por eso, cuenta, ¡°cuando, en nombre de la complejidad, integr¨¦ en mis escritos saberes sacados de la ciencias f¨ªsicas o biol¨®gicas, suscit¨¦ la reacci¨®n del propietario que saca su escopeta contra el cazador furtivo que viene a robarle lo que es suyo¡±.

Ninguna de esas furiosas reacciones ha alterado el car¨¢cter tranquilo y ben¨¦volo de Morin, quiz¨¢s porque el ¨¦xito le ha sonre¨ªdo. Cien a?os de vida dan de s¨ª para muchas alegr¨ªas y satisfacciones, pero tambi¨¦n para infinitas desilusiones, decepciones y dramas. Morin perdi¨® a su madre a los 10 a?os, y vio morir a su tercera esposa, a la que adoraba, v¨ªctima de una terrible enfermedad. Aun as¨ª, su libro desprende un optimismo cauto, fruto de la comprensi¨®n sincera de la fragilidad del ser humano, obligado a vivir en la incertidumbre. Lo que no deja de ser una lecci¨®n de c¨®mo afrontar la vejez.

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