El pensador Edgar Morin reflexiona, desde sus 100 a?os, sobre la guerra en Ucrania: ¡°Me acuerdo de la angustia que sent¨ª durante la crisis de los misiles¡±
El intelectual franc¨¦s se interroga sobre los l¨ªmites en la intervenci¨®n extranjera en un conflicto. Y aboga por una Ucrania neutra y federal
Mientras escribo estas l¨ªneas, me acuerdo de la angustia que sent¨ª en 1962, durante la crisis de los misiles rusos en Cuba. Me encontraba hospitalizado en Nueva York y mi amigo Stanley Plastrick me dec¨ªa todos los d¨ªas que Nueva York corr¨ªa peligro de acabar destruida por una bomba at¨®mica. Entonces lleg¨® un acuerdo, in extremis, y Jruschov retir¨® sus misiles.
Hoy, aunque sea de otra manera, veo que volvemos a estar al borde del abismo y en una incertidumbre absoluta sobre el futuro.
Lo sencillo y lo complejo
Vamos a intentar aclarar la situaci¨®n, algo que es sencillo y a la vez complejo. La sencillez consiste en que hay un agresor y un agredido, el agresor es una gran potencia y el agredido una naci¨®n pac¨ªfica. La complejidad consiste en que el problema de Ucrania no solo es tr¨¢gico y devastador, sino que tiene numerosas consecuencias entrelazadas y muchas inc¨®gnitas.
Despu¨¦s, vamos a intentar pensar en una posible soluci¨®n pac¨ªfica que, para Ucrania, no signifique la paz de los cementerios.
Recordemos que a finales del siglo XVIII se repartieron Ucrania entre Polonia (que, a su vez, estaba dividida), el imperio ruso y el imperio austriaco. El pa¨ªs se independiz¨® durante las guerras posteriores a la Revoluci¨®n de 1917, pero en 1920 cay¨® derrotado y se integr¨® en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Sus campesinos sufrieron la m¨¢s cruel transformaci¨®n en kolj¨®s (granjas colectivas) y fueron v¨ªctimas de la gran hambruna de 1931. Por un instante, algunos ucranios pensaron que la Wehrmacht iba a liberarlos; en 1941, el independentista Bandera empez¨® a colaborar con los nazis y proclam¨® una rep¨²blica pseudoindependiente bajo la ocupaci¨®n alemana. Pero la poblaci¨®n tuvo una participaci¨®n activa en la resistencia contra el nazismo.
Fue durante la descomposici¨®n de la URSS cuando Ucrania y Bielorrusia lograron independizarse con la aprobaci¨®n de Rusia, que entonces gobernaba Yeltsin.
La situaci¨®n en Ucrania se deterior¨® en paralelo con el empeoramiento de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos.
Ucrania es importante para Rusia y Estados Unidos, no solo desde el punto de vista geopol¨ªtico, sino tambi¨¦n desde el econ¨®mico.
Es el pa¨ªs europeo con las mayores reservas de uranio y el segundo en cuanto a las reservas de titanio, manganeso, hierro y mercurio. Posee la mayor superficie de tierra cultivable de Europa y el 25% de las tierras negras del mundo, y produce y exporta cebada, ma¨ªz y otros productos agr¨ªcolas.
Despu¨¦s de una revoluci¨®n democr¨¢tica, Ucrania empez¨® a sufrir m¨¢s presiones de Rusia. En 2014 pidi¨® el ingreso en la Uni¨®n Europea. Entonces, Putin se anexion¨® Crimea y foment¨® la sublevaci¨®n y posterior autonom¨ªa de la regi¨®n rusohablante del Donb¨¢s. Hay que reconocer que Crimea es una provincia t¨¢rtara rusificada, nunca ucrania. Y que para mantener el Donb¨¢s dentro de Ucrania ser¨ªa necesaria una soluci¨®n federal. Para justificar su intervenci¨®n, Putin proclam¨® el 18 de marzo de 2014: ¡°Nos mintieron repetidamente, tomaron decisiones a nuestras espaldas, nos presentaron unos hechos consumados. Fue lo que ocurri¨® con la expansi¨®n de la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte (OTAN) hacia el este y con el despliegue de infraestructuras militares en nuestras fronteras¡±.
En realidad, ya hab¨ªa comenzado una guerra en el Donb¨¢s a pesar de los acuerdos de Minsk.
En un art¨ªculo publicado en Le Monde el 3 de mayo de 2014, predije el peligro: ¡°Por desgracia, la impotencia de Occidente, en lo que respecta a Europa, no es solo militar, ni solo de falta de voluntad. Es una incapacidad de pensamiento pol¨ªtico, de pensamiento en general. Ser¨ªa deseable que Hollande, Fabius y Manuel Valls tomaran conciencia de que los peligros aumentan de forma implacable y propusieran el ¨²nico plan de paz coherente, el de una Ucrania federal que sea el v¨ªnculo entre Occidente y Oriente. Ya ha pasado el momento de buscar la mejor soluci¨®n, ahora se trata de evitar lo peor¡±.
Desde 2014, el proceso infernal de retroalimentaci¨®n de los conflictos entre Este y Oeste no ha dejado de agravarse, hasta que ha ocurrido lo peor, en febrero de 2022.
La espiral fat¨ªdica
Este proceso se ha desencadenado tanto por el creciente deseo de Putin de incorporar la parte eslava del imperio ruso a su ¨®rbita como por la ampliaci¨®n simult¨¢nea de la OTAN hasta las fronteras de Rusia. M¨¢s en general, la causa fundamental es el aumento de los conflictos de intereses entre las dos superpotencias tras el periodo de entendimiento entre Bush y Putin a partir de 2001.
En todo este tiempo se sucedieron la reconstrucci¨®n de Rusia como superpotencia militar, el establecimiento de sus zonas de influencia en Siria y ?frica, la sangrienta reincorporaci¨®n de Chechenia mediante dos guerras (1994-1996 y 1999-2001), la intervenci¨®n militar en Georgia (2008) y la presi¨®n creciente sobre Ucrania. Mientras tanto se produjo la segunda invasi¨®n estadounidense de Irak en 2003, sin la autorizaci¨®n de la ONU y de consecuencias catastr¨®ficas para todo Oriente Pr¨®ximo, seguida de guerras internas al menos hasta 2009 y la invasi¨®n de Libia en 2011. Y, por si fuera poco, Estados Unidos estuvo inmerso en una guerra en Afganist¨¢n de 2001 a 2021.
Aunque, en 1991, el presidente estadounidense hab¨ªa prometido verbalmente a Gorbachov que la OTAN no se ampliar¨ªa hasta incluir a las antiguas democracias populares, la OTAN acept¨® en 1999 la solicitud de ingreso de Polonia, la Rep¨²blica Checa y Hungr¨ªa, para continuar con las rep¨²blicas b¨¢lticas, Rumania, Eslovenia, Albania y Croacia (2004), con lo que, de hecho, cre¨® un cerco alrededor de Rusia (con dos agujeros, Georgia y Ucrania). A las autoridades del Kremlin, este cerco ¡°objetivo¡± les trajo a la memoria el cerco establecido por los pa¨ªses capitalistas en torno a la URSS durante el periodo de entreguerras y la contenci¨®n de la Guerra Fr¨ªa.
Esa es la causa subjetiva de la mentalidad de asedio de Putin y del endurecimiento de su r¨¦gimen autoritario.
Con el pretexto de la guerra contra Afganist¨¢n, Estados Unidos instal¨® bases militares en las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas meridionales ¡ªUzbekist¨¢n, Tayikist¨¢n y Kirguist¨¢n¡ª, con lo que prolong¨® el cerco en Siberia.
No se puede ocultar el papel que ha desempe?ado la ascendente rivalidad entre dos superpotencias dispuestas a ampliar o salvaguardar su ¨¢rea de influencia y el cerco de la OTAN.
Los dos hechos significativos son que, desde la retirada de Afganist¨¢n, Estados Unidos est¨¢ decidido a evitar cualquier guerra lejana y que el Gobierno ucranio aspira a que lo protejan la UE y la OTAN.
Ahora bien, debemos tener en cuenta que Vlad¨ªmir Putin tiene una sensaci¨®n cada vez m¨¢s fuerte de que lo que se le consiente a Estados Unidos, en particular la injerencia militar en pa¨ªses soberanos, se condena cuando lo hace Rusia. No tolerar¨¢ que Ucrania pase a formar parte de Occidente. Sabe que, invadida Ucrania, Estados Unidos no intervendr¨¢ militarmente. Sin querer jugar a la psicolog¨ªa, puedo imaginar la evoluci¨®n de este esp¨ªritu autoritario, que considera que las democracias occidentales son decadentes, que endurece cada vez m¨¢s su r¨¦gimen militar-policial en Rusia, que en 2001 crey¨® durante un tiempo, por su compenetraci¨®n con Bush, que Estados Unidos tratar¨ªa a su gran pa¨ªs con dignidad. Suele ocultar el hecho de que sus guerras en Chechenia y sus intervenciones en Georgia y en Ucrania en 2014 pusieron en alerta a Estados Unidos y Europa.
Putin, al principio cauteloso y astuto, se volvi¨® audaz en 2014 y ahora act¨²a impulsado por una c¨®lera terrible.
Tambi¨¦n hay que tener en cuenta que en febrero de 2022, mientras las tropas rusas se concentraban en la frontera de Ucrania, Biden pronunci¨® un discurso inflexible, aunque inclu¨ªa una frase breve pero crucial: ¡°No entraremos en guerra¡±, unas palabras leg¨ªtimas que, sin embargo, descolocaron a Estados Unidos en el equilibrio de poder. Y de la misma manera, ning¨²n pueblo, ning¨²n Gobierno de Europa se ha propuesto ir a la guerra por la Ucrania invadida, a pesar de los constantes llamamientos del presidente Zelenski y de los m¨²ltiples intentos que ha hecho Macron de negociar con Putin.
La dificultad de hacer la guerra a la guerra
No cabe duda de que la heroica resistencia del presidente Zelenski, su Gobierno y el pueblo ucranio han sorprendido a Putin tanto como han despertado nuestra admiraci¨®n. Incluso ha hecho que Putin abandone la gran mentira de la desnazificaci¨®n: ahora habla de los nacionalistas ucranios. Desde luego, ha contribuido a unir la Ucrania democr¨¢tica y nacional.
La guerra de Putin tambi¨¦n est¨¢ uniendo a Europa en su denuncia y su reacci¨®n, al menos por ahora. Occidente est¨¢ intentando hacer todo menos lo esencial: entrar en guerra, lo que supondr¨ªa una cat¨¢strofe general que sumir¨ªa a Ucrania, Europa y Estados Unidos en una nueva y aterradora guerra mundial. Por eso se empez¨® por una respuesta solo econ¨®mica, con sanciones m¨²ltiples y generalizadas (a m¨ª, personalmente, me causan tremenda repugnancia las sanciones contra la cultura, la m¨²sica, el teatro y las artes). Despu¨¦s se a?adi¨® la ayuda econ¨®mica a Ucrania, seguida del suministro de material militar y la organizaci¨®n de la acogida de refugiados. Luego lleg¨® la formaci¨®n de una legi¨®n de voluntarios para luchar sobre el terreno. Una de las caracter¨ªsticas de la tragedia es que no podemos permitirnos la debilidad ni la fuerza y nos vemos obligados a navegar entre ambas de forma incierta.
Dicho esto, no olvidemos que las sanciones tambi¨¦n afectan a quienes las ejecutan. Es decir, que Europa va a correr el riesgo de sufrir escasez de gas y otros productos.
La guerra econ¨®mica ser¨ªa eficaz a largo plazo, pero para entonces Ucrania ya habr¨ªa ca¨ªdo devorada. Podr¨ªa tener serias repercusiones en Rusia, empobrecer a la poblaci¨®n, provocar una oleada de oposici¨®n (las noticias ver¨ªdicas est¨¢n llegando ya a las ciudades rusas por innumerables canales privados) y reforzar o tumbar el poder autoritario de Putin.
¡°La soluci¨®n de compromiso aceptable para todos ser¨ªa una Ucrania neutral y federal. En la actualidad es imposible¡±
?D¨®nde est¨¢ el l¨ªmite entre la guerra econ¨®mica, la ayuda en forma de armas y voluntarios y la guerra propiamente dicha?
Los bombardeos, las ruinas, las muertes y el ¨¦xodo que golpeaban a Siria, Irak, Libia y Afganist¨¢n, tan lejos de nosotros, est¨¢n ahora delante de nuestra puerta.
Aqu¨ª entra la amenaza que ha hecho repetidamente Putin de un arma imparable contra quienes ataquen a Rusia: ¡°Acabar¨¦is todos arrasados¡±. ?Ser¨¢ capaz, en un arrebato de ira, de pasar a la acci¨®n? Pase lo que pase, la deriva hacia una guerra que superar¨ªa en horror a los dos conflictos mundiales anteriores no es una imposibilidad.
En el momento de escribir estas palabras, Kiev no ha ca¨ªdo.
Macron ha hecho un nuevo y valiente esfuerzo con Putin, sin resultado.
Todo es imprevisible, todo es peligroso.
La soluci¨®n de compromiso aceptable para todos ser¨ªa una Ucrania neutral y federal, dada su diversidad ¨¦tnica y religiosa. En la actualidad, eso es imposible.
Una resoluci¨®n pac¨ªfica de la guerra permitir¨ªa unas negociaciones m¨¢s generales entre Rusia, Estados Unidos y Europa. No s¨¦ si la Uni¨®n Europea mantendr¨¢ la unidad adquirida durante la crisis. Habr¨¢ un nuevo elemento: el rearme de Alemania, que le conceder¨¢ una hegemon¨ªa ya no solo econ¨®mica.
Mientras esperamos una soluci¨®n hipot¨¦tica, sigue habiendo un peligro constante. ?C¨®mo encontrar el camino entre la debilidad culpable y la intervenci¨®n irresponsable?
En cualquier caso, hemos visto en muchas ocasiones, tanto en Oriente como en Occidente, que las intervenciones tienen consecuencias contrarias a lo que se buscaba y se deseaba.
Postdata
Como hemos visto, Ucrania, desde el momento en el que expres¨® su deseo de formar parte de la Uni¨®n Europea, es decir, de Occidente, ha sido el campo de batalla de un conflicto entre las superpotencias, entre Rusia y Estados Unidos. La invasi¨®n de Ucrania y la resistencia presentada han convertido la rivalidad pol¨ªtica en una guerra econ¨®mica y han hecho que a la ayuda humanitaria de Occidente a Ucrania se sume ahora el suministro de armas. Aunque Estados Unidos y Europa declaren que no quieren entrar en combate, la radicalizaci¨®n pol¨ªtica y la guerra informativa en ambos bandos alimentan el peligro de que se caiga de forma descontrolada en un enfrentamiento generalizado en el que se utilizar¨ªan misiles hipers¨®nicos, ciberataques que paralizar¨ªan las sociedades e incluso armas nucleares; una tercera guerra mundial, esta vez de mutua aniquilaci¨®n, que ser¨ªa la peor cat¨¢strofe de la historia de la humanidad, tras la que habr¨ªa que volver a empezar desde cero. Como bien dice Chomsky, ¡°un genio del mal no podr¨ªa haber previsto una situaci¨®n m¨¢s aterradora¡±.
Ucrania no es solo una naci¨®n heroica que defiende su independencia, es una presa geoestrat¨¦gica, econ¨®mica y militar que se disputan la democracia y la dictadura, pero tambi¨¦n dos imperialismos. Puede que la agresi¨®n contra Ucrania sea un fracaso o semifracaso para la Rusia de Putin, pero las intervenciones militares de Estados Unidos en Irak, Libia y Afganist¨¢n tambi¨¦n fueron fracasos y tuvieron consecuencias tan desastrosas para las poblaciones de Oriente Pr¨®ximo como lo son hoy las consecuencias del ataque ruso para la poblaci¨®n de Ucrania.
Por eso, en lugar de incitar a los ucranios a luchar hasta la muerte por la libertad, debemos trabajar, y creo que el presidente Macron es consciente de ello, para encontrar un acuerdo que sea aceptable para ambas partes.
Ese acuerdo implica que Ucrania sea neutral seg¨²n el modelo austriaco o suizo. En principio ya se acepta, pero lo que los ucranios no pueden admitir, en las circunstancias actuales, es su desmilitarizaci¨®n si no se garantiza esa neutralidad, lo que supondr¨ªa la participaci¨®n de la OTAN como garante. Tambi¨¦n es problem¨¢tico el deseo ruso de controlar la costa ucrania y el mar de Azov. Por muy dif¨ªcil que sea conseguirlo, la b¨²squeda de este acuerdo es vital para el pueblo ucranio, para el pueblo ruso, para todos los pueblos del mundo amenazados por la gigantesca espada de Damocles que pende sobre todas las cabezas humanas.
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