Eduardo y Miguel, dos gemelos con una vida en plural
Ignacio Col¨® publica su primer fotolibro, una incursi¨®n en la vida de dos hermanos argentinos que no se han separado nunca. Su v¨ªnculo fraternal, duradero e indestructible, da sentido a su existencia
En un principio, uno no tiene muy claro por donde abrir Eduardo & Miguel, un fotolibro bifronte que ofrece dos comienzos al lector. Qu¨¦ m¨¢s da por d¨®nde empezar. Al fin y al cabo, los rostros que componen las cubiertas de la publicaci¨®n se dir¨ªa que son iguales, y la historia que encierra es la de un lazo indisoluble que se equilibra en ambos extremos y se afianz¨® hace 54 a?os; el 1 de mayo de 1968, el d¨ªa que nacieron sus protagonistas, los gemelos Eduardo y Miguel Portnoy. Desde entonces nunca se han separado. No tienen padres, ni hermanos, tampoco pareja, ni descendencia, ni tan ...
En un principio, uno no tiene muy claro por donde abrir Eduardo & Miguel, un fotolibro bifronte que ofrece dos comienzos al lector. Qu¨¦ m¨¢s da por d¨®nde empezar. Al fin y al cabo, los rostros que componen las cubiertas de la publicaci¨®n se dir¨ªa que son iguales, y la historia que encierra es la de un lazo indisoluble que se equilibra en ambos extremos y se afianz¨® hace 54 a?os; el 1 de mayo de 1968, el d¨ªa que nacieron sus protagonistas, los gemelos Eduardo y Miguel Portnoy. Desde entonces nunca se han separado. No tienen padres, ni hermanos, tampoco pareja, ni descendencia, ni tan siquiera amigos. Pero no est¨¢n solos. Se tienen el uno al otro. Su perdurable e indestructible v¨ªnculo fraternal da sentido a su existencia.
Eduardo & Miguel es el primer fotolibro de Ignacio Col¨® (Buenos Aires, 1980). Un ¨ªntimo y conmovedor fotoensayo que surge de forma fortuita: al final de una tarde de febrero en Buenos Aires cuando, detenido en un sem¨¢foro, el fot¨®grafo ve pasar por delante de su auto a dos seres id¨¦nticos. Agarrados del brazo se disponen a cruzar la calle. ¡°Una imagen sorprendente, un instante m¨¢gico visualmente¡±, asegura al otro lado del tel¨¦fono el autor, que inmediatamente supo que quer¨ªa retratarlos. Aparc¨® el coche y sali¨® en su b¨²squeda, pero al girar la manzana la pareja ya hab¨ªa desaparecido. El due?o del quiosco m¨¢s cercano le cont¨® que eran hermanos, y pasaban a diario por all¨ª. Col¨® dej¨® su tarjeta al quiosquero. Al d¨ªa siguiente el fot¨®grafo recibi¨® una llamada. Era Miguel, ¡°el hermano gemelo de Eduardo¡±, apuntill¨® el interlocutor.
A lo largo de casi cuatro a?os, el fot¨®grafo fue retratando a los gemelos. Pasaba largas tardes con ellos en su peque?o apartamento del barrio bonaerense de Chacaritas, donde comparten habitaci¨®n ¡ªcomo han hecho toda su vida¡ª y de vez en cuando los acompa?aba en sus salidas. El ¨²nico hermano de los gemelos muri¨® con tan solo doce a?os, fue un duro golpe existencial para toda la familia. M¨¢s tarde falleci¨® su progenitor y en el 2010 lo hizo su madre. Sus t¨ªos y primos tampoco viven. ¡°Se tiene principalmente el uno al otro¡±, recalca Col¨®. ¡°Ese es el coraz¨®n de esta historia; el amor fraternal¡±. Jud¨ªos y muy creyentes, por las ma?anas van a rezar. Los viernes por la tarde se visten con traje y se ponen un mo?o, conservan la misma ropa desde hace d¨¦cadas, pero para celebrar el Sabbat hay que ir bien vestido. Trabajan como administrativos en una empresa de marroquiner¨ªa, los dos en el mismo lugar. ¡°Sus sombras no se pisan; se acompa?an, se necesitan¡±, escribe la psicoanalista Susana Kuras Mauer en un texto que se incluye en el libro. ¡°La ternura que comparten entre ellos es tan fuerte y singular que result¨® ser un pilar sobre el que dar forma al proyecto¡±, se?ala Col¨®. Un fotoensayo que result¨® ganador de la primera edici¨®n del Star Photobook Dummy Award, una iniciativa de la Fundaci¨®n Photographic Social Vision, en colaboraci¨®n con las editoriales Phree, Ediciones Posibles y RM, que ha hecho posible la publicaci¨®n.
Las distintas situaciones que se daban dentro de la rutina de los hermanos iban quedando registradas a trav¨¦s de la c¨¢mara del fot¨®grafo, pero en el interior de la vivienda de los Portnoy, un bajo donde la luz natural escasea, las fotos quedaban oscuras. ¡°No transmit¨ªan lo que yo sent¨ªa, que era algo mucho m¨¢s luminoso¡±, destaca Col¨®. As¨ª, el fot¨®grafo decidi¨® integrar un flash que dio paso al color blanco que envuelve toda la historia y se integra como un componente narrativo m¨¢s. Como un fondo que, hacia la mitad del libro, donde las historias de los dos protagonistas convergen, se apodera de ambas figuras difuminando su identidad. ¡°Desde el principio tuve claro que quer¨ªa huir del naturalismo¡±, destaca el autor. ¡°La historia est¨¢ construida hasta cierto punto por tintes m¨¢gicos, y trabajar sobre el blanco me permit¨ªa hacer m¨¢s hincapi¨¦ en la pureza que me transmit¨ªan los protagonistas. A su vez acompa?aba al sentido narrativo que iba tomando el relato¡±.
El dise?o del libro juega un papel fundamental en la presentaci¨®n de esta historia a dos voces, su formato contribuye ¨¢gilmente a la narraci¨®n y la enriquece. Para ello el fot¨®grafo cont¨® inicialmente con los consejos de las editora y comisaria japonesa Yumi Goto y m¨¢s tarde con la colaboraci¨®n del dise?ador venezolano Ricardo B¨¢ez. Las dos cubiertas dan entrada de un lado a Eduardo y del otro a Miguel, hasta llegar a un punto de encuentro. Los retratos de Eduardo, en un extremo del libro, encuentran su r¨¦plica invertida en el contrario, en Miguel. Cada p¨¢gina est¨¢ compuesta por dos hojas de papel, en ellas los objetos de los hermanos, los detalles de la casa y las fotos familiares se intercalan.
¡°Me parece que es Miguel, no estoy seguro¡±, escribe el mism¨ªsimo Eduardo sobre una de la im¨¢genes que proceden del ¨¢lbum familiar. Ambos tienen un collar con su nombre inscrito en plata. ¡°Con el tiempo fui capaz de distinguirlos y ver sus particularidades¡±, asegura el fot¨®grafo. ¡°Las diferencias entre ellos son muy sobrias y todav¨ªa en el primer momento dudo un poco, pero ya los voy identificando incluso en su tono de voz a trav¨¦s del tel¨¦fono. Eduardo es el mayor, naci¨® diez minutos antes. ¡°Es el m¨¢s responsable, el m¨¢s atento a las normas y el que va marcando el camino¡±, apunta el fot¨®grafo. ¡°Miguel, como buen hermano menor, es m¨¢s transgresor¡±.
Al pasar las p¨¢ginas del libro uno no pude evitar pensar en Gemelas id¨¦nticas (1967), una de la fotograf¨ªas m¨¢s ic¨®nicas de Diane Arbus, en cuya obra asoma de forma recurrente el tema de la alteridad. Unas gemelas tan id¨¦nticas como distintas que la fot¨®grafa quiso mostrar juntas en su b¨²squeda de lo diferencial. Destacando sus similitudes en los detalles ornamentales y en la forma en que las ni?as posaban frente a la c¨¢mara la artista revelaba tanto sus similitudes como exaltaba sus diferencias. De igual forma a medida que el lector se sumerge en Eduardo & Miguel confirma que la fotograf¨ªa ense?a m¨¢s de aquello que uno percibe, y muestra diferencias all¨ª donde nosotros solo vemos similitudes. A trav¨¦s de su naturaleza caprichosa nos adentra en ese mundo entre la realidad y la ficci¨®n que constituye el arte.
Eduardo & Miguel. Ignacio Col¨®. Phree. Ediciones Posibles. RM. 112 p¨¢ginas. 35 euros.
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