¡®La casa en llamas¡¯: los misterios de la cotidianidad
Las claves de los relatos de Ann Beattie son la fatalidad y el amor que ha fingido acabarse pero solo ha cambiado de forma
La confortablemente adictiva, jugosa y sensual y sensorialmente documental ¡ªcasi videogr¨¢fica¡ª literatura de Ann Beattie (Washington DC, 74 a?os) abre mundos dentro del mundo con aspecto de escenas sin importancia que resultan, en realidad, trascendentales en las vidas de sus m¨²ltiples personajes. Tiende a haber en todos sus relatos ¡ªy, en especial, en todos los reunidos en la colecci¨®n que nos ocupa, en la que se puede viajar en el tiempo a trav¨¦s de su obra, desde 1979 hasta 2006¡ª parejas qu...
La confortablemente adictiva, jugosa y sensual y sensorialmente documental ¡ªcasi videogr¨¢fica¡ª literatura de Ann Beattie (Washington DC, 74 a?os) abre mundos dentro del mundo con aspecto de escenas sin importancia que resultan, en realidad, trascendentales en las vidas de sus m¨²ltiples personajes. Tiende a haber en todos sus relatos ¡ªy, en especial, en todos los reunidos en la colecci¨®n que nos ocupa, en la que se puede viajar en el tiempo a trav¨¦s de su obra, desde 1979 hasta 2006¡ª parejas que han dejado de serlo y se re¨²nen en casa de amigos comunes, o simplemente, en casa del otro, cuando ese otro ya tiene una nueva pareja, y charlan y se miran y se interrumpen y se recuerdan y destruyen y reconstruyen lo que son y lo que fueron en un juego de espejos rotos en el que el yo muta por dentro y por fuera, a golpe de l¨ªneas de di¨¢logo brillantes.
Porque s¨ª, en cada relato de Beattie late el esp¨ªritu de su can¨®nica Postales de invierno (1976), aquella primera novela que invent¨® la conversaci¨®n telef¨®nica ¡ªdolorosa y existencial¡ª para la literatura cult¨ªsimamente cool. Tao Lin confes¨® que su alt lit no habr¨ªa existido sin ella, y tampoco lo habr¨ªa hecho ning¨²n cl¨¢sico emo encantadoramente autodestructivo de los noventa, empezando por los que firm¨® Douglas Coupland. Aqu¨ª, hay llamadas telef¨®nicas ¡ªun peque?o fest¨ªn tras otro¡ª y encuentros en la cocina, en el jard¨ªn trasero, por la noche, con una copa en la mano, o demasiadas encima, y se atan cabos sueltos con el dibujo de una intimidad aparentemente casual que se abisma en esas casas que parecen existir fuera del tiempo y en las que los relojes est¨¢n dos minutos atrasados o cinco adelantados (como ocurre en Hora de Greenwich).
Como Joy Williams, Lorrie Moore y Lydia Davis, la no menos celebrada Beattie ¡ªque tiene un Pen Award a la Excelencia de sus Relatos, y a la que comparan, con raz¨®n, con J. D. Salinger, por su apabullante minimalismo de c¨¢mara¡ª se sit¨²a en alg¨²n lugar a los m¨¢rgenes de aquello que se ten¨ªa por epicentro en los setenta ¡ªcierta reinvenci¨®n de un nuevo costumbrismo, un hiperrealismo pop con ra¨ªces en universos propios y salvajes¡ª, y completa el rompecabezas con lo que hace ¨²nica su narrativa: el punto de vista que observa, no como lo har¨ªa una videoc¨¢mara, sino como lo har¨ªa la cinta resultante de la grabaci¨®n en cuesti¨®n. ¡°No soy una c¨¢mara, sino un reproductor de cintas de v¨ªdeo¡±, ha dicho en alguna ocasi¨®n la propia Beattie respecto a lo que hace, y da en el clavo al incluir el pasado ¡ªla reproducci¨®n de lo que fue¡ª en el vibrante presente de sus personajes.
Beattie dice de sus personajes que son peque?os misterios que van creciendo y convirti¨¦ndose en verdaderos acertijos, acertijos irresolubles, a medida que avanza la acci¨®n
Toda una maestra en construir momentos que se desplazan hacia el pasado y que no pueden evitar fantasear con un futuro que nunca ser¨¢ ¡ªla fatalidad es la clave de toda relaci¨®n sentimental en cualquiera de sus historias, pero tambi¨¦n el amor que ha fingido acabarse pero solo ha cambiado de forma¡ª, Beattie dice de sus personajes ¡ªcasi siempre artistas, despreocupados boomers, profesionales liberales de vida solucionada en lo material¡ª que son peque?os misterios que van creciendo y convirti¨¦ndose en verdaderos acertijos, acertijos irresolubles, a medida que avanza la acci¨®n. Y as¨ª es.
Dice Beattie que le gusta pensar que todos somos cajas de sorpresas. Que siempre podemos sorprender con las respuestas que damos a cualquier cosa que nos pregunten. Y que as¨ª es como construye a sus personajes. Dejando que la sorprendan. Por eso cada relato de esta antolog¨ªa es una peque?a aventura, un laberinto de peculiares y aparentemente banales (y profund¨ªsimas, en realidad) batallas dial¨¦cticas.
La casa en llamas
Autora: Ann Beattie.
Traducci¨®n: Virginia Higa.
Editorial: Chai Editora, 2022.
Formato: tapa blanda (248 p¨¢ginas, 19,50 euros) y e-book (euros).
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