¡®Elogio de la estupidez¡¯: una divertida ¡®sitcom¡¯ en directo
El dramaturgo y director Dar¨ªo Facal bebe de las mejores fuentes de la comedia de situaci¨®n televisiva para re¨ªrse de los estereotipos contempor¨¢neos
Di¨¢logos ¨¢giles, ritmo, buenos actores y un punto de fuga algo m¨¢s all¨¢ de la realidad. Son ingredientes fundamentales para que una comedia funcione. Los tiene Elogio de la estupidez, la nueva obra del dramaturgo Dar¨ªo Facal, que tambi¨¦n figura como director de la producci¨®n estrenada la semana pasada en el Matadero de Madrid. Ambas facetas se complementan: la puesta en escena potencia la guasa del texto. En contra hay que decir que se alarga demasiado. Como si el autor hubiera temido que la comedia se quedara en la superficie y hubiera a?adido escenas para darle enjundia. Acaban resultando redundantes. Se nota hasta en la reacci¨®n del p¨²blico: se parte de risa durante la funci¨®n, pero las carcajadas flojean en la ¨²ltima media hora de las dos que dura la funci¨®n.
Antes de empezar, la actriz B¨¢rbara Santa-Cruz advierte a los espectadores de que van a presenciar escenas pol¨ªticamente incorrectas. Acto seguido comienza la acci¨®n. Dos aficionados del Atl¨¦tico de Madrid se conocen a la salida de un partido, suben a casa de uno de ellos (Mario Alonso) para continuar la juerga y eso deriva en que el otro (Agus Ruiz) se convierte en su compa?ero de piso. Los personajes, que toman el nombre de los actores que los interpretan, son premeditadamente protot¨ªpicos. Agus es un guaperas vaguete que chorrea testosterona y palabrer¨ªa barata, lee libros de autoayuda y filosof¨ªa para emprendedores, se declara ¡°antisistema sin ideolog¨ªa¡± y conf¨ªa en hacerse rico con las criptomonedas. Mario no se come un rosco y adopta a Agus para ver si se le pega algo. B¨¢rbara Santa-Cruz es una periodista vegetariana, feminista y concienciada que sin embargo sucumbe a los encantos de Agus y se tortura por ello. El cuarto personaje es una chica frivolona a la que Mario conoce en Tinder y que trabaja en una agencia de sexo telef¨®nico mientras hace un cursillo para ser influencer, interpretada por Ana Janer con formidable vis c¨®mica.
A Facal le bastan cinco minutos para presentar a los personajes y poner al p¨²blico en situaci¨®n. Es una de las cualidades de este montaje. Las escenas se suceden de manera vertiginosa, con estructura de comedia televisiva, hasta el punto de que en muchos momentos parece una sitcom generacional. Otra buena baza es la complicidad que establece con los espectadores rompiendo a menudo la cuarta pared. Parece decirnos: ri¨¢monos juntos de nuestras estupideces. Es sanador, aparte de divertido. Aunque a veces el cuerpo pide m¨¢s ca?a, sobre todo despu¨¦s de las expectativas que genera la advertencia inicial. Hab¨ªa margen para profundizar m¨¢s.
Y sin duda lo que engrasa todo esto es el excelente trabajo de los actores. Se les ve compenetrados, c¨®modos en sus papeles, llev¨¢ndolos al extremo pero sin forzarlos: son estereotipos, pero los llenan de humanidad y no los juzgan. Por eso el p¨²blico acaba cogi¨¦ndoles cari?o a pesar de su ¡°estupidez¡±. Como la vida misma.
Elogio de la estupidez
Texto y dirección: Darío Facal. Reparto: Agus Ruiz, Bárbara Santa-Cruz, Mario Alonso y Ana Janer. Naves del Español en Matadero. Madrid. Hasta el 27 de noviembre.
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