No hay (ni ha habido nunca) dos Espa?as

La binaridad es un vicio intelectual destinado a proteger la pereza de pensamiento y la agilidad de la respuesta presuntamente definitiva. La toxicidad del m¨¦todo est¨¢ ampliamente contrastada y sirve fundamentalmente para armar ciscos tr¨¢gicos tanto en la vida emp¨ªrica como en el mundo de las ideas. Cuando Santos Juli¨¢ ten¨ªa terminado un gran libro sobre historia de las ideas y las mentalidades de los dos ¨²ltimos siglos en Espa?a cometi¨® el error de darle el manuscrito a ...

La binaridad es un vicio intelectual destinado a proteger la pereza de pensamiento y la agilidad de la respuesta presuntamente definitiva. La toxicidad del m¨¦todo est¨¢ ampliamente contrastada y sirve fundamentalmente para armar ciscos tr¨¢gicos tanto en la vida emp¨ªrica como en el mundo de las ideas. Cuando Santos Juli¨¢ ten¨ªa terminado un gran libro sobre historia de las ideas y las mentalidades de los dos ¨²ltimos siglos en Espa?a cometi¨® el error de darle el manuscrito a Javier Pradera, adem¨¢s de a su editora, Mar¨ªa Cifuentes. Y Pradera hizo de Pradera editor: si quieres vender m¨¢s de 500 ejemplares, el t¨ªtulo ha de ser Historias de las dos Espa?as. Y ah¨ª la pifi¨® Santos Juli¨¢ porque cedi¨® al t¨ªtulo mitigado con el plural de historia al frente de un libro cuyo eje central era precisamente el desmentido de esa simpleza de pa¨ªs perpetuamente partido en dos. Mis ¨²ltimas cifras verificadas rondaban los 20.000 ejemplares (deben de ser ya muchos m¨¢s).

No les espera (presumiblemente) ese destino a ninguno de los dos tomos que Libros de la Catarata ha tenido la valent¨ªa y la temeridad de encargar a dos catedr¨¢ticos de solvencia recontracontrastada: Juan Sisinio P¨¦rez Garz¨®n y Antonio Rivera (muy reciente su art¨ªculo en estas p¨¢ginas sobre las limitaciones de la derecha espa?ola, ni republicana, ni federal, ni laica, pese a que puedan ser las tres cosas en el resto de Europa y hasta ganar elecciones con ellas). La tostada se la lleva Sisinio P¨¦rez Garz¨®n porque el relato de las izquierdas en Espa?a es una historia de ¨¦xito mientras la trayectoria en el ¨²ltimo medio siglo de las derechas es una sucesi¨®n de derrotas resignadamente metabolizadas: pudieron estar contra el sufragio universal, contra el feminismo en cualquiera de sus formatos, el aborto, el divorcio o los derechos de las minor¨ªas, pero acabaron transigiendo hist¨®ricamente (y hasta hoy) con todas o casi todas las conquistas que el pensamiento ilustrado puso en marcha desde mediados del siglo XVIII y hasta hoy. La camale¨®nica virtud de la derecha aqu¨ª y fuera de aqu¨ª consiste en perseverar en la continuidad de sus valores sin que deje de progresar el mundo en favor de la ampliaci¨®n de los derechos de las personas y la p¨¦rdida de derechos de las ¨¦lites que regulaban ¡ªcon la obediencia al trono, al altar y a la supercher¨ªa de la naci¨®n¡ª la vida p¨²blica de las sociedades.

El total de m¨¢s de 1.000 p¨¢ginas se hace corto. Las 500 del uno y las 500 del otro bastan sin duda para contar sus historias, pero son historias interminables en la catarata de matices, intersecciones y pasarelas invisibles que comparten uno y otro libro, como si hubieran nacido de una coordinaci¨®n pactada o al menos intuitiva que permite recorrer m¨¢s de 200 a?os de historia con la mira puesta en la progresiva emancipaci¨®n civil y social de los pueblos y la sucesiva cadena de derrotas que ha vivido el conservadurismo en sus m¨²ltiples variantes desde que el mundo moderno es mundo moderno y contempor¨¢neo. El de las izquierdas, de P¨¦rez Garz¨®n, acude con m¨¢s seguridad y soltura a las fuentes intelectuales y literarias (con una bibliograf¨ªa de amplio espectro y cronol¨®gicamente muy generosa) para dotar de materiales a su relato pol¨ªtico-intelectual, y Rivera tiende a ser m¨¢s parco en esa informaci¨®n, pero es a cambio m¨¢s minucioso en la peripecia pol¨ªtica y gubernamental de cada etapa, a sabiendas de que ambos ofrecen una periodizaci¨®n original y provocadora. Por ejemplo, y de forma destacada, al obligarse a narrar el siglo XX sin el parteaguas de la Guerra Civil y anclar as¨ª el relato en una franja de autoritarismo dictatorial y fascistizado que va de los a?os veinte a los cincuenta.

Cada lector tendr¨¢ su l¨¢piz a punto para discutir sesgos o contradecir visiones, pero esa es otra virtud de los dos libros: no los hacen m¨¢quinas de inteligencia artificial que se saben los datos y las idas y venidas de unos y de otros, sino autores con sello propio capaces de defender con argumentos y con prosa sus visiones de dos procesos complejos que son uno solo. A P¨¦rez Garz¨®n le delata la querencia por la historia del feminismo (ese fue el t¨ªtulo de un libro suyo de 2018, estupendo) y esparce por el libro multitud de referencias pertinentes, mientras Rivera tiene el pundonor de sacar de la incompetencia rutinaria a Carrero Blanco a la vez que recuerda cosas que olvidamos, como que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar perdi¨® sus primeras elecciones generales con Felipe Gonz¨¢lez en 1989, pero le gan¨® en Madrid, cuando MAR era mecan¨®grafo de Aznar (p. 415). Eran los tiempos de una ¡°pinza¡± entre Anguita y Aznar, que encontr¨® ¡ª?f¨ªjense en la delicadeza de Rivera¡ª un respaldo ¡°un tanto conspirador¡± de Pedro J. al frente de El Mundo.

Salvo la cuesti¨®n nacional y nacionalista, los 40 a?os de democracia han culminado la agenda que impuls¨® a la II Rep¨²blica

Es verdad que Rivera calla la ubicaci¨®n originaria de este mismo peri¨®dico (EL PA?S) en el reformismo liberal de ra¨ªces plenamente franquistas, pero quiz¨¢ quien asienta tesis m¨¢s desafiantes a la buena conciencia de la izquierda alternativa es Sisinio P¨¦rez Garz¨®n, con al menos dos tesis fuertes que valen para la derecha y para la izquierda. Excepto la cuesti¨®n nacional y nacionalista, los 40 a?os de democracia han culminado la agenda pol¨ªtica y social que impuls¨® a la II Rep¨²blica. Tampoco la desmemoria hist¨®rica que suele atribuirse a la democracia es demasiado cierta (el resarcimiento econ¨®mico de las v¨ªctimas republicanas alcanza desde 1978 a 600.000 personas y asciende a 22.000 millones de euros de dinero p¨²blico) mientras la evaporaci¨®n de la ¡°gimnasia revolucionaria¡± como horizonte pol¨ªtico est¨¢ entre las mejores noticias que es posible dar. Menos reconfortante es compartir con P¨¦rez Garz¨®n la perplejidad de que la dial¨¦ctica amigo/enemigo de Carl Schmitt haya sido ¡°incomprensiblemente recuperada¡± por las izquierdas, y menos todav¨ªa la distancia que separa a los pobres del vocabulario y las formas de las izquierdas.

Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.