¡®Mira a esa chica¡¯, una excepcional y corrosiva historia sobre una violaci¨®n grupal
La primera novela de Cristina Ara¨²jo G¨¢mir, ganadora del Premio Tusquets, es una narraci¨®n corrosiva, pero dotada de gran empat¨ªa emocional, sobre la v¨ªctima de una terrible agresi¨®n
Lo tiene todo esta novela para desconfiar de ella y recelar que ser¨¢ un puro fraude m¨¢s del ecosistema literario. Tiene el oportunismo morboso de un tema medi¨¢tico y atroz (violaci¨®n en manada) y el de ser su autora mujer, debutante y ¨®ptima pieza para alimentar la industria de la nueva literatura femenina. Para colmo, alimenta ya la rueda de la industria de los premios al haber obtenido el Tusquets Editores de Novela por unanimidad y, sin duda, pasteleado, a pesar de presidir el jurado un novelista c¨¢ustico de la casa como Antonio Orejudo, junto a la tambi¨¦n novelista Sara Mesa, la cr¨ªtica literaria y exlibrera Eva Cosculluela y la ganadora de la edici¨®n anterior, Marta Barrio, con una sutil y valiente novela, Le?a menuda, adem¨¢s del editor, Juan Cerezo.
Pero la cultura de la sospecha rencorosa por mandato divino va a tener que plegar velas y rendirse. Esta primera novela de Cristina Ara¨²jo G¨¢mir es excepcional como primera novela y como novela sin m¨¢s. Apenas cuenta nada de su autora la solapa: se gan¨® la vida durante un tiempo como revisora de doblaje de documentales para canales de televisi¨®n, vive en Fr¨¢ncfort desde 2011¡ y nada m¨¢s, salvo que mantuvo desde entonces el h¨¢bito de la escritura. Todav¨ªa es mejor saber solo eso ante la calidad de la prosa de esta mujer de 42 a?os, la calculad¨ªsima estructura de su relato, la distancia anal¨ªtica y la empat¨ªa emocional que gasta para comprender una tragedia humana. Lo es en el sentido exacto de la expresi¨®n, pero jam¨¢s apela la novela al melodrama o a la grandilocuencia, aunque s¨ª a la inmersi¨®n ¨ªntima y plenamente convincente en los corazones y las cabezas de sus personajes ¡ªsobre todo de ella, la gorda, puta y mentirosa¡ª cuando piensan a solas, cuando hablan con otros, cuando se temen a s¨ª mismos, cuando temen a los dem¨¢s.
La violaci¨®n en grupo de una muchacha en un portal pone en marcha un dispositivo de averiguaci¨®n ¨ªntima que Cristina Ara¨²jo G¨¢mir despliega con una delicadeza y una veracidad ins¨®litas para atrapar los matices, las grisuras de lo evidente y sus repliegues para que el lector siga imantado al descarte de cada una de sus conjeturas, enganchado a la protagonista, a las elipsis sin ¨¦nfasis, a los cambios de ritmo y a los cambios de narradores de una novelista hipersensible, muy inteligente y sabiamente compasiva. No hay alegato vulgar y previsible contra los violadores, no hay arenga banal del drama, no hay ribetes en forma de eslogan que conecten con el d¨ªa a d¨ªa de las noticias, aunque inevitablemente al lector espa?ol la trama le recordar¨¢ el caso de los b¨¢rbaros de Pamplona y la Manada (si no me he despistado, la palabra sale una sola vez, y en min¨²sculas). Es todo lo contrario. De esa matriz dram¨¢tica obtiene un novel¨®n corrosivo precisamente por su punto exacto de distancia: hay valent¨ªa en denunciar la morbosa sobreexposici¨®n p¨²blica y medi¨¢tica de estos dramas reales, hay una m¨¢gica capacidad para enunciar la superaci¨®n del trauma de una violaci¨®n m¨²ltiple a trav¨¦s del lenguaje oral de la muchacha, hay una fin¨ªsima sensibilidad para identificar las reacciones turbias, recelosas, contradictorias, agazapadas en su entorno humano y social. La credibilidad instant¨¢nea de los di¨¢logos, la brillante causticidad de la protagonista ¡ªy la recuperaci¨®n de esa causticidad cuando ?todo? termina¡ª, la autoexculpaci¨®n de los j¨®venes agresores y la coherencia de sus razones de machos machotes y machirulos sin nada de particular pero incapaces de empatizar con la mujer ¡ªpara ellos no ha sido nada m¨¢s que una prueba de iniciaci¨®n¡ª conducen el relato sin piedad y sin aspaviento, con habilidad nada exhibicionista, sino con la mansedumbre de quien narra una tragedia sin blandir el papel de novelista justiciera y acogi¨¦ndose al de la exploradora del desamparo y la autoinculpaci¨®n, la incomprensi¨®n ajena y hasta la duda radical de una misma y su relato, y su memoria, y sus malicias envenenadas en manos ajenas ¡ªpor qu¨¦ lo bes¨¦, por qu¨¦ chule¨¦, por qu¨¦ me dej¨¦ besar, por qu¨¦ no dije no¡ª.
El aplomo de la escritora para inventar cada vez el mejor recurso para matar el riesgo del sentimentalismo y la compasi¨®n desbordada delatan una potente inteligencia literaria
El efecto que obtiene Ara¨²jo G¨¢mir es m¨¢s corrosivo gracias en gran medida al punto de vista que adopta como narradora en una segunda persona de inmediatez, a veces insoportable, combinada con la distancia larga de secuencias narrativas, textos judiciales, cr¨®nicas medi¨¢ticas, transcripciones de conversaciones de wasaps o charlas de personajes. El aplomo de la escritora para inventar cada vez el mejor recurso para matar el riesgo del sentimentalismo y la compasi¨®n desbordada delatan una potente inteligencia literaria que blinda a la autora y a la novela contra el papel de intelectual de guardia frente a las agresiones sexuales a las mujeres. La protagonista solo fue al principio la gorda inteligente, de clase modesta, sarc¨¢stica y brillante pero necesariamente a distancia de la tribu adolescente. Ni el final del juicio, ni la comprensi¨®n de los dem¨¢s le entregan una paz dif¨ªcil un a?o y pico despu¨¦s: lo hace la inteligencia emocional y el instinto de entender hasta el fondo el drama vivido como antesala, todav¨ªa en penumbra, del regreso a la vida sin miedo, sin ansiedad, sin verg¨¹enza, sin temblores, sin ansiol¨ªticos y por fin sentada en el jard¨ªn de abetos y cedros de una facultad con un bol¨ªgrafo en las manos apoyado en los labios y un cuaderno abierto sobre las piernas: empieza una gran historia.
Mira a esa chica?
Autora: Cristina Ara¨²jo G¨¢mir.
Editorial: Tusquets, 2022.
Formato: tapa blanda (371 p¨¢ginas. 19,50 euros) y e-book (9,99 euros).
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.