¡®El coraz¨®n del da?o¡¯, una obra magistral

Pensemos en una imagen de El coraz¨®n del da?o. La narradora, ni?a a¨²n, escucha el asma de su madre. El asma es ¡°una tortura que nubla los sentidos¡±, pero tambi¨¦n, y sobre todo, la met¨¢fora que se carga los atributos de la madre: una agon¨ªa que la a¨ªsla y la muestra severa y jadeante. Es el sentido de la inadecuaci¨®n de la madre, el ego¨ªsmo de su dolor. La ni?a, desde su habitaci¨®n: ¡°Esperaba en vano que ella me cantara un arrorr¨®, que dejara el pasillo p...

Pensemos en una imagen de El coraz¨®n del da?o. La narradora, ni?a a¨²n, escucha el asma de su madre. El asma es ¡°una tortura que nubla los sentidos¡±, pero tambi¨¦n, y sobre todo, la met¨¢fora que se carga los atributos de la madre: una agon¨ªa que la a¨ªsla y la muestra severa y jadeante. Es el sentido de la inadecuaci¨®n de la madre, el ego¨ªsmo de su dolor. La ni?a, desde su habitaci¨®n: ¡°Esperaba en vano que ella me cantara un arrorr¨®, que dejara el pasillo para venir a sentarse a mi lado¡±. Pero la madre no acude y la ni?a permanece ¡°en alg¨²n fin que el mundo contuviese¡±. ¡°Cosa rara crecer¡±, escribe, ¡°una se rodea como puede, si no de afecto, al menos de presencia, de caparaz¨®n¡±. Y un poco m¨¢s adelante la narradora dice: ¡°Muchas veces pens¨¦ que el pasillo ¡ªla interminable sustracci¨®n del amor que ese pasillo instauraba¡ª me hab¨ªa bendecido¡±.

Es decir: ante la ausencia de la madre, la ni?a desarrolla una capacidad de ¡°metonimia¡± (referirse a una cosa con el nombre de otra con la que est¨¢ relacionada por contig¨¹idad). Es el pasillo, aquello que la separa de su madre, precisamente lo que se carga de una materia maternal. Pero tambi¨¦n es su ausencia. Y, m¨¢s a¨²n, es esa ausencia (esa desposesi¨®n) aquello que la bendice: es un umbral. Porque si la resta que somos se apropia de las posibilidades de ser cualquier cosa mediante la imaginaci¨®n, entonces estamos bendecidos, todo lo poseemos.

Disculpen que haya empezado tan al grano, pero no se me ocurre un ejemplo mejor de las posibilidades m¨¢s extremas de la escritura para crear realidad, para mostrar a la vez c¨®mo opera la literatura (por contig¨¹idad antes que por m¨ªmesis) y aquello que hemos dado en llamar poes¨ªa: ese lenguaje que es siempre m¨¢s que lo que nombra, porque incluye la palabra y su imposibilidad.

No obstante, sugerir que El coraz¨®n del da?o es poes¨ªa ser¨ªa quedarse corto. Mar¨ªa Negroni (Rosario, 1951) es una de las grandes poetas argentinas de estas d¨¦cadas, pero de una manera extra?a sus libros de poemas pueden parecer siempre otra cosa: ensayos, por ejemplo. ?Y qu¨¦ es El coraz¨®n del da?o? Una obra narrativa hermanada (por acoso y exactitud) con las de Clarice Lispector, la Nathalie Sarraute de Infancia o Marguerite Duras. Una lecci¨®n de escritura.

Entre madre e hija existe ese indudable amor que hoy llamar¨ªamos t¨®xico

La relaci¨®n de la autora con su madre centra el material autobiogr¨¢fico del que se nutre este libro. Estas ¡°vidas da?adas¡± (en expresi¨®n de Adorno, un referente de esta escritura) se orbitan y, para existir, no pueden dejar de mirarse. Entre madre e hija existe ese indudable amor que hoy llamar¨ªamos t¨®xico. Pero El coraz¨®n del da?o, con su ajuste de cuentas (¡°la virulencia es la lujuria del d¨®cil¡±), tambi¨¦n es una autobiograf¨ªa en un sentido m¨¢s amplio. Surge del esfuerzo de habitar con escritura la propia vida, qui¨¦n sabe si para darle un sentido o quit¨¢rselo: las primeras lecturas formativas, el compromiso pol¨ªtico en los a?os de la dictadura militar, el exilio voluntario en Nueva York, el regreso y los cuidados de la madre anciana.

La madre como motor de la escritura en su dureza y en su ausencia. La escritura como lengua materna inhabitable. Una obra magistral.

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