¡®Las guerras de nuestros antepasados¡¯: una gozosa interpretaci¨®n de Carmelo G¨®mez
El actor brilla en la nueva adaptaci¨®n teatral de la novela de Miguel Delibes
Una de las razones por las que las novelas de Miguel Delibes se adaptan tan bien al teatro es la densidad de los seres que las pueblan. Son individuos perfectamente definidos, pero a la vez representan una tragedia colectiva. Ya sea la miseria, la guerra o la tiran¨ªa. De ah¨ª que brillen especialmente en los escenarios. Es el territorio natural de la tragedia. Un buen ejemplo es el protagonista de Las guerras de nuestros antepasados. Un hombre que no puede escapar a su desti...
Una de las razones por las que las novelas de Miguel Delibes se adaptan tan bien al teatro es la densidad de los seres que las pueblan. Son individuos perfectamente definidos, pero a la vez representan una tragedia colectiva. Ya sea la miseria, la guerra o la tiran¨ªa. De ah¨ª que brillen especialmente en los escenarios. Es el territorio natural de la tragedia. Un buen ejemplo es el protagonista de Las guerras de nuestros antepasados. Un hombre que no puede escapar a su destino. Es incapaz de matar una mosca, pero es engullido por la violencia sist¨¦mica que impera a su alrededor y acaba asesinando a otro hombre. Pac¨ªfico: su propio nombre encierra la maldici¨®n.
Por eso para trasladar esta novela al teatro es fundamental contar un actor capaz de encarnar no solo un personaje, sino una tragedia entera. Se atrevi¨® por primera vez con ¨¦xito Jos¨¦ Sacrist¨¢n en 1989 y el propio escritor firm¨® la adaptaci¨®n. Volvi¨® a hacerlo Manuel Galiana en 2002 utilizando el mismo libreto. Y esta temporada la obra ha vuelto a las tablas en un montaje que no aporta novedades significativas respecto a la versi¨®n del autor pero que da un nuevo br¨ªo al texto gracias a la magn¨ªfica interpretaci¨®n de Carmelo G¨®mez. Se disfruta vi¨¦ndolo. Parece que Delibes hubiera pensado en ¨¦l cuando invent¨® a Pac¨ªfico. El cuerpo, la voz, la mirada, los movimientos, las pausas. Y sobre todo, el torrente de sensibilidad que le corre por debajo. No es dolor. Tampoco es drama. Es tragedia.
El actor sostiene el personaje con naturalidad durante toda la funci¨®n. Lo cual es admirable teniendo en cuenta que la manera de hablar del personaje resulta hoy ajena porque se refiere a muchas cosas que ya no existen o nadie recuerda. Aquel lenguaje rural castellano que Delibes quiso preservar con su escritura. Carmelo G¨®mez lo enriquece con silencios, intensidades, ritmos y tonos diversos.
Conocemos la historia del personaje por sus conversaciones con el doctor del sanatorio penitenciario donde fue internado tras su crimen, interpretado por Miguel Hermoso. Es un papel discreto, pero importante. En el fondo, encarna tambi¨¦n un colectivo: el del coro de la tragedia. El pueblo que escucha y se sobrecoge ante el destino fatal del protagonista.
Claudio Tolcachir dirige el espect¨¢culo con sutileza y sin pretensiones de acaparar la atenci¨®n del p¨²blico. Deja que brillen los personajes de Delibes y les da todo el protagonismo que merecen.
Las guerras de nuestros antepasados
Texto: Miguel Delibes. Dirección: Claudio Tolcachir. Reparto: Carmelo Gómez y Miguel Hermoso. Teatro Bellas Artes de Madrid. Hasta el 2 de abril. Gira nacional a partir de esa fecha.
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