Violencia y sensibilidad
Este hombre, que se llama con un nombre demasiado alusivo, Pac¨ªfico, ha o¨ªdo contar desde ni?o las guerras de sus antepasados: de su abuelo, el de la bayoneta, y de su padre, el de la ametralladora. Todos le hablan de "cuando llegue la suya". Escrita esta novela en tiempo de censura, parece encontrar en la violencia atribuida al personaje, preso que terminar¨¢ en el garrote vil, esa formaci¨®n familiar; y en la crueldad de la vida en la aldea, en la muerte del perro que ¨¦l mismo perpetr¨®, en la clandestinidad del amor y el sexo. ?sta quiz¨¢ sea una de sus claves. Tiene m¨¢s, como la oposici¨®n entre la verdad y la justicia. Los seres de la vida real suelen escapar a definiciones sencillas o a juegos de causalidades: son as¨ª porque son ellos. Somos cada uno de nosotros una ampl¨ªsima colecci¨®n de situaciones prenatales y culturales, que escapan a toda sencillez. La virtud de esta adaptaci¨®n teatral es que precisamente el personaje no obedece solamente a las tesis del autor, sino que ese mismo autor le deja una supuesta libertad para que se maneje, en las p¨¢ginas o en el escenario, en el que Manuel Galiana colabora muy valientemente con la creaci¨®n. Es, digo de paso, un mon¨®logo, aunque de esos mon¨®logos apoyados en que otro personaje les pregunte o les incite (en este caso el actor Juan Jes¨²s Valverde hace m¨¢s que servir de pared de front¨®n). Este personaje, tal como lo vi yo, es de una sencillez complej¨ªsima, si se me permite una burda paradoja: un hombre de aldea, primitivo, directo, pero con una sensibilidad que se revela desde la infancia hasta la forma en que se juega la vida por no decir su verdad contra otras.
Las guerras de nuestros antepasados
De Miguel Delibes (1977). Adaptaci¨®n de Delibes y Ram¨®n Garc¨ªa. Int¨¦rpretes: Manuel Galiana y Juan Jes¨²s Valverde. Escenograf¨ªa: Rafael Palmero. Direcci¨®n: Jos¨¦ S¨¢mano. Teatro Real Cinema.
No me creo con derecho a contar totalmente la an¨¦cdota, aunque la novela es muy conocida en sus varias ediciones, porque en esta versi¨®n teatral, y muy teatral, hay una gradaci¨®n de tiempos y de revelaciones que sin duda a los autores y al director, S¨¢mano, les haya parecido necesario. Yo creo que el teatro ya no es de sorpresas y revelaciones, como fue en otros tiempos, ni en las puntas de los fines de acto o el ¨²ltimo tel¨®n inesperado, pero hay un desarrollo como policiaco, en torno a los cr¨ªmenes, que conviene respetar. Creo m¨¢s en la literatura dram¨¢tica, y esta obra la ofrece: el protagonista y su entorno, su biograf¨ªa y sus momentos culminantes, el ambiente de Espa?a y su pasado inmediato, el fondo rural, aparecen como en tantas obras de Delibes con toda claridad de intenci¨®n y logro.
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