¡®Una m¨²sica¡¯, otros arraigos de amor

Al acabar esta novela de Hern¨¢n Ronsino, he tenido la impresi¨®n de leer dos libros diferentes, estupendos y complementarios. Por una parte, leo la historia, elegante y quiz¨¢ no tan repetida, sobre un hijo que, al perder a su padre, lo redescubre y se redescubre. Hay un reproche: el pianista Juan Sebasti¨¢n Lebont¨¦ cumple el sue?o art¨ªstico de su progenitor, pero su vocaci¨®n impostada ha hecho de ¨¦l un sujeto triste y desubicado. Anita Labaronie, profesora de piano de un...

Al acabar esta novela de Hern¨¢n Ronsino, he tenido la impresi¨®n de leer dos libros diferentes, estupendos y complementarios. Por una parte, leo la historia, elegante y quiz¨¢ no tan repetida, sobre un hijo que, al perder a su padre, lo redescubre y se redescubre. Hay un reproche: el pianista Juan Sebasti¨¢n Lebont¨¦ cumple el sue?o art¨ªstico de su progenitor, pero su vocaci¨®n impostada ha hecho de ¨¦l un sujeto triste y desubicado. Anita Labaronie, profesora de piano de un joven Lebont¨¦ no muy dotado para la m¨²sica y mujer atenta al canto de la calandria, le cuenta que los p¨¢jaros solo pueden improvisar. ¡°No hay plan, hay atrevimiento¡±. Cuando los planes vienen de otros, la capacidad de perderse y experimentar disminuye. Los mel¨®manos que no han cumplido con su propia vocaci¨®n pueden resultar especialmente subyugantes.

En este ¨¢mbito, la novela de Ronsino aborda una relaci¨®n paternofilial y un interesante tratado sobre la educaci¨®n, la identidad y la construcci¨®n de la mirada: ¡°Me quedan las im¨¢genes, las sensaciones de un lugar y, en general, pierdo el marco de referencia, los nombres, las precisiones geogr¨¢ficas¡±. Sin embargo, dos top¨®nimos se solapan en la narraci¨®n: el Ostende belga y el Ostende argentino. Y aqu¨ª comienza una segunda novela en la que Lebont¨¦ vuelve a la casita de campo en la que quiz¨¢ fue feliz ¡ªse basa en una fotograf¨ªa¡ª y reinterpreta sus v¨ªnculos en una clave que no es la de sol, que no tiene que ver con la mitoman¨ªa de su padre por la figura del pianista Bill Turner, en una clave de lucha por el territorio.

Dentro del cosmopolitismo de cierta novela argentina anida una novela de la tierra y dentro de la novela psicol¨®gica y de formaci¨®n se larva la novela pol¨ªtica. Los dos lados del espejo son inseparables. El paisajismo brumoso del Ostende belga se convierte en el barro concreto de unas tierras ocupadas por una comunidad en Paso del Rey, una f¨¢brica, una ni?a con los dientes picados, un luchador m¨ªtico que ahora no puede valerse. Los afinados pianos de cola mutan en criaturas de madera podrida y el insatisfactorio arte del int¨¦rprete evoluciona hacia una habilidad org¨¢nica para la carpinter¨ªa. Lo universal nebuloso ¡ªla relaci¨®n con el padre, el peso del relato fundacional, el secreto¡ª se transforma en local universal por esa cualidad del narrador para ¡°perder los bordes, tambi¨¦n me empiezo a confundir con el paisaje¡±.

Las dos novelas en una activan la met¨¢fora del espejo y la herencia: el relato del pianista Turner se refleja en la imagen del padre que busca proyectarse en la vida del hijo a trav¨¦s de un ideal cultural

A Lebont¨¦, El Franc¨¦s, calco gen¨¦tico del padre, los bordes se los hab¨ªa dibujado otro. Entonces, las dos novelas en una activan la met¨¢fora del espejo y la herencia: el relato del pianista Turner se refleja en la imagen del padre que busca proyectarse en la vida del hijo a trav¨¦s de un ideal cultural. Pero es una proyecci¨®n de violencia educativa, territorial e hist¨®rica, frente a la que existe la posibilidad de romper los cristales. Cortarse con los filos. Reconocerse. La complejidad de la construcci¨®n narrativa es sutil y oportuna. Igual que la m¨²sica de la prosa y el trazado de los personajes: sus voces y sus relatos se entrelazan e iluminan el de Lebont¨¦ para ense?arle que afecto y compromiso no siempre son una cuesti¨®n gen¨¦tica. Existen otros arraigos de amor. Podemos escapar de la marca de nacimiento para redibujarnos en un espacio de periferia geogr¨¢fica y cultural: justo lo que hace Ronsino sofisticando y sintetizando hermosamente su tradici¨®n literaria.

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