Cuando Jane Birkin se confesaba a un mono de peluche: ¡°Estoy cansada de sentirme ¡®sexy¡¯. Me siento f¨¢cil¡±
Los diarios de la cantante y actriz, que se acaban de editar en espa?ol, muestran sus inseguridades, su soledad y su amor tormentoso con Serge Gainsbourg
Por inveros¨ªmil que parezca, Serge Gainsbourg y Jane Birkin, los protagonistas de Je t¡¯aime... moi non plus, considerada la canci¨®n m¨¢s sensual y excitante de la historia, no tuvieron sexo en su primera cita. Borracho y cansado, Gainsbourg se qued¨® dormido en la cama mientras ella se encontraba en el ba?o de la habitaci¨®n de hotel al que fueron a parar, ya de d¨ªa, despu¨¦s de una noche de juerga desenfrenada por Par¨ªs, en la que ¨¦l ...
Por inveros¨ªmil que parezca, Serge Gainsbourg y Jane Birkin, los protagonistas de Je t¡¯aime... moi non plus, considerada la canci¨®n m¨¢s sensual y excitante de la historia, no tuvieron sexo en su primera cita. Borracho y cansado, Gainsbourg se qued¨® dormido en la cama mientras ella se encontraba en el ba?o de la habitaci¨®n de hotel al que fueron a parar, ya de d¨ªa, despu¨¦s de una noche de juerga desenfrenada por Par¨ªs, en la que ¨¦l la llev¨® por todo tipo de bares, salas de fiesta y discotecas. Bailaron, hicieron tocar a una orquesta en su honor, ¨¦l se puso a tocar la guitarra con m¨²sicos mexicanos en una cantina y despu¨¦s el piano con uno de jazz, cantaron en un bar de travestis en el que ¨¦l hab¨ªa sido pianista y brindaron al amanecer con champ¨¢n con los carniceros de Les Halles, el antiguo gran mercado de mayoristas de la capital francesa. Aquella primera noche ilustra a la perfecci¨®n la vida fren¨¦tica de Jane Birkin en compa?¨ªa de su gran amor, pero tambi¨¦n un mundo ¨ªntimo muy poco conocido que descubre a una mujer que, fuera de los focos y la fama exacerbada, se encontr¨® muchas veces sola, insegura, temerosa, triste, necesitada y bajo la influencia de Gainsbourg, el gran enfant terrible de la cultura francesa.
Fallecida el pasado domingo, Jane Birkin fue una mujer mucho m¨¢s valiosa e interesante que su belleza incuestionable, rostro dulce y de mirada penetrante que, por s¨ª mismo, remite a una ¨¦poca, como el de Rita Hayworth, Lauren Bacall, Charles Chaplin, Elvis Presley, Marlon Brando, Marilyn Monroe y otros iconos del siglo XX que escenifican la grandeza de la cultura popular. Birkin, nacida en el seno de la alta burgues¨ªa brit¨¢nica, representa la Francia glamurosa y divina de los setenta. Y sus diarios, recientemente publicados por la editorial Monstruo Bic¨¦falo, son el mejor testimonio para acercarse a ella y a una vida jalonada de fiestas, viajes, discos y pel¨ªculas. Traducidos por el periodista Felipe Cabrerizo, quien ya despunt¨® como experto en materia por sus biograf¨ªas sobre Serge Gainsbourg y Johnny Halliday, Munkey Diaries recoge las reflexiones que la cantante y actriz iba vertiendo sobre el papel desde 1957 hasta 1982, es decir, desde sus a?os adolescentes en Londres hasta su separaci¨®n de Gainsbourg, al que am¨® incondicionalmente y por el que sufri¨® tanto que pens¨® en el suicidio.
Como la propia Birkin explica, los diarios est¨¢n destinados a Munkey, su confidente, un mono de peluche vestido de jockey que le regal¨® su t¨ªo tras ganarlo en una t¨®mbola. A partir de ah¨ª, aparecen no solamente sus inquietudes espont¨¢neas y a vuelapluma, sino apuntes que, muchos a?os despu¨¦s, la propia autora decidi¨® incluir para contextualizar mejor sus l¨ªneas apresuradas con motivo de la publicaci¨®n del libro. Por tanto, Munkey Diaries sumerge al lector en la psicolog¨ªa de Birkin, en sus anhelos y sus miedos, en sus alegr¨ªas y sus tristezas. Se hacen esclarecedores de lo bien posicionada que estaba en la sociedad brit¨¢nica al ser hija de un capit¨¢n de fragata y de la actriz Judy Campbell y empiezan a ser verdaderamente importantes y jugosos cuando llegan a su matrimonio con John Barry, uno de los grandes compositores del cine brit¨¢nico, autor de la m¨²sica de la saga de James Bond y al que conoci¨® en una fiesta organizada por Roman Polanski. A¨²n menor de edad, Birkin hab¨ªa entrado en el cine a trav¨¦s de Carol Reed y cuando conoci¨® a Barry, ¡°un gran seductor¡±, era el compositor m¨¢s importante de bandas sonoras del momento. El sufrimiento pronto se apoder¨® de ella: se cas¨® con 19 a?os con un hombre 13 a?os mayor y que la enga?aba por sistema. ¡°Tengo 19 a?os y me siento vieja. Lloro todas las noches¡±, escribe en 1965, a?o de su boda. ¡°Busco un poco de amor. Hacer el amor una sola vez me hace tan feliz, pero ¨¦l nunca tiene tiempo¡±. El matrimonio representaba toda la pompa del Swinging London code¨¢ndose en fiestas con Charles Chaplin, Warren Beatty, Michael Caine o Tony Curtis, pero Birkin sufr¨ªa en soledad. ¡°Nunca pens¨¦ que mi vida ser¨ªa tan solitaria¡±, reconoce en 1966. Barry apenas la tocaba ni la hac¨ªa caso y ella llegaba a reconocer celos de Nancy Sinatra, con la que ¨¦l grab¨®. ¡°Es el cari?o lo que te hace sentir mujer y yo quiero sentirme mujer¡±. Se separaron en 1968, justo cuando ella se convierte en una estrella al protagonizar Blow-Up, la pel¨ªcula de Antonioni que fue un esc¨¢ndalo porque hizo un desnudo integral.
Aqu¨ª conviene detenerse. Las confidencias de Birkin hablan mucho m¨¢s de ella que su propia figura p¨²blica. La mujer que rompi¨® todos los tab¨²es en la gran pantalla con su desnudo y se convirti¨® en sex-symbol de la ¨¦poca contracultural apenas hac¨ªa el amor con su marido y apagaba siempre la luz para practicarlo. Exist¨ªa la Birkin que ve¨ªan todos y la que se ve¨ªa a s¨ª misma: ¡°Estoy cansada de sentirme sexy. Me siento culpable. Me siento f¨¢cil¡±. De esta forma, sus diarios revelan una mujer mucho m¨¢s insegura y solitaria que el rostro imbatible con voz que enamoraba. Y llegan al punto ¨¢lgido cuando aparece Gainsbourg, cuya arrogancia y desprecio ¡°eran su manera de ocultar una personalidad extraordinariamente t¨ªmida y pudorosa¡±.
El Mayo del 68 trajo una revoluci¨®n cultural y la pareja de novios m¨¢s c¨¦lebre de la historia popular de Francia, s¨ªmbolo de una ¨¦poca. Birkin y Gainsbourg o Gainsbourg y Birkin, casados durante 12 a?os. Ella hab¨ªa ido a un casting para una pel¨ªcula en Par¨ªs y las revueltas acabaron reteni¨¦ndola sin poder regresar a Londres. Entonces, conoci¨® a Gainsbourg, que ya hab¨ªa destacado como un cantante y compositor poderoso. En aquella primera cita, con esa noche que acab¨® con ¨¦l dormido ya de d¨ªa en el hotel, ella ya qued¨® prendada de ¨¦l. ¡°Tiene un aspecto extra?o, pero lo amo, es diferente de todo lo que conozco, puro y degenerado al mismo tiempo¡±, escribe un lunes de agosto de 1968. Fue el comienzo de una relaci¨®n que dejar¨ªa una hija, Charlotte Gainsbourg, y mucha intensidad, fiesta, lujos y canciones, como Je t¡¯aime... moi non plus. Porque s¨ª, Birkin, fue el desnudo de Blow-Up y tambi¨¦n la voz org¨¢smica de esta canci¨®n que fue censurada en Reino Unido y Espa?a y que llev¨® al Vaticano a prohibirla para sus fieles. Dio igual. Lleg¨® al n¨²mero 1 y ha atravesado a generaciones.
Birkin cant¨® esta composici¨®n porque Brigitte Bardot, que hab¨ªa sido amante de Gainsbourg, se ech¨® para atr¨¢s. Cuenta en su diario que se la puso a sus padres en casa y que les encant¨® y que para ella ya era suficiente. Tambi¨¦n cuenta que Bardot era ¡°un sue?o¡±. Se conocieron rodando Si Don Juan fuera mujer. ¡°Ten¨ªa una amabilidad extrema conmigo, sin la m¨¢s m¨ªnima ambici¨®n [con respecto a acostarse con Gainsbourg], no como las otras actrices¡±.
La insegura Birkin no dejar¨ªa de serlo por mucho que con Gainsbourg su existencia cambiase por completo y viviese repleta de momentos estelares en la crema de la cultura europea. Su relaci¨®n acabar¨ªa convirti¨¦ndose en autodestructiva. ?l era un alcoh¨®lico, vividor y derrochador, que compraba Rolls-Royce que no pod¨ªa conducir. Y ella le segu¨ªa. Las broncas eran monumentales, en privado y en p¨²blico. Celos, gritos, insultos y hasta tartazos. Y ella desesperada, reconoce que siempre buscaba su atenci¨®n hasta el punto de que una noche tras una discusi¨®n se tir¨® al r¨ªo Sena para que ¨¦l la rescatase, pero ¨¦l iba tan borracho que al final lo hicieron los bomberos. Intentaban buscar la paz en el campo, pero, en cuanto Gainsbourg se aburr¨ªa, alquilaban habitaciones en hoteles de lujo. Y ella confiesa que le lleg¨® a regalar una mu?eca hinchable al mismo tiempo que dudaba de sus habilidades como madre.
De los diarios se desprende que Birkin amaba hasta el tu¨¦tano a Gainsbourg y que fue parte del problema para romper con ¨¦l, que se mostraba excesivamente celoso cuando ella daba por hecho que ¨¦l se acostaba con otras y adem¨¢s la ignoraba a menudo. ¡°No pido follarme en un fin de semana a todo Par¨ªs. No me gusta follar. Solo quiero ser deseada, no sentir verg¨¹enza, no sentirme vieja, no tener responsabilidades¡±, escribe en noviembre de 1974, a los seis a?os de matrimonio. El problema lo ten¨ªa ella porque necesitaba la aprobaci¨®n de ¨¦l para todo. ¡°No puedo hacer nada sin su mirada, sea a favor o en contra. Necesito su mirada. Su fuerza. Tiene que estar siempre ah¨ª¡±, reconoce en 1978. Cuando ella le preguntaba si la quer¨ªa, ¨¦l contestaba: ¡°Evidentemente, si no ya te habr¨ªa echado a la calle¡±. La culpabilidad marca a fuego la ¨²ltima parte de su matrimonio con Gainsbourg y, por tanto, de sus diarios, m¨¢s cuando se siente comprendida y querida por Jacques Doillon, director de cine que es capaz de esperarla durante los ¨²ltimos a?os y con el que tendr¨¢ una relaci¨®n paralela mientras no sabe c¨®mo romper con Gainsbourg. Incluso llega a plantearse un tr¨ªo amoroso porque no puede vivir ¡°sin Serge¡±.
Al final lo hizo: rompi¨® con Gainsbourg, al que, al principio, le cost¨® encajarlo, y ella, por tanto, busc¨® desesperadamente su perd¨®n. Lo consigui¨® y pudieron ser amigos hasta el punto de que ¨¦l iba a visitarla pasada la medianoche a su casa donde ya viv¨ªa con Jaques Doillon y su nueva hija Lou. ¡°Pon¨ªa dos cenas, una para Jacques, las ni?as y para m¨ª; la otra a cualquier hora para Serge¡±.
Diarios 1957-1982. Munkey Diaries
Traducci¨®n de Felipe Cabrerizo P¨¦rez
Monstruo Bic¨¦falo, 2023
351 p¨¢ginas, 25 euros
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